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Escudo de armas burgués de Albrecht Dürer, en español Alberto Durero, (Núremberg, 21 de mayo de 1471 - id. 6 de abril de 1528), es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte. |
Jakob Heller (c. 1460 - 28 de enero de 1522) fue un patricio , político y comerciante alemán. Nació y murió en Frankfurt am Main , y se desempeñó como Senior Bürgermeister de la Ciudad Libre de Frankfurt en 1501 y 1513. Heller es mejor recordado hoy como mecenas de las artes, ya que encargó el Retablo de Heller a Alberto Durero y Matthias Grünewald. y una gran escultura de la crucifixión de Hans Backoffen . |
Heráldica en Chile. A América trajeron los españoles no sólo sus armas de familia, sino que además ganaron nuevas en premio de servicios prestados en el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo. Son conocidos los blasones con que el Rey de España honró a Cristóbal Colón, a Hernán Cortés y a Francisco Pizarro. Merecieron igual distinción por sus actuaciones en el descubrimiento y conquista de Chile, Pedro Barroso y Diego Plaras, en 1540; Antón Cerrada, en 1541, Alonso de Córdova, en 1552 y Luis de Toledo, en 1561. Gobernadores, veedores y castellanos solían usar el escudo de familia en los despachos oficiales. Ya en 1574, Rodrigo de Quiroga autorizaba su firma con el sello de sus armas, como siguieron haciéndolo los gobernadores que le sucedieron. De esos sellos hay una muy hermosa colección facsimilar en el Museo Histórico, correspondiente o los gobernadores, obispos y veedores que hubo en Chile durante el período colonial. Les ciudades y villas fundadas en América, a imitación de las españolas, también solicitaron del rey escudos de armas y así los obtuvieron Santiago, La Serena y Concepción, en 1552; Imperial Villa Rica y Valdivia, en 1554; Illapel, en 1797 y Valparaíso, en 1802, entre otros. El escudo de La Serena se mantuvo en pie en las puertas de la Ciudad hasta principios del siglo XX. También era costumbre usar los blasones tallados en piedra en las fachadas de las casas y en las losas de los sepulcros, así como igualmente esculpidos en los muebles y pintados en los retratos de familia. Ejemplares muy hermosos de armas talladas en piedra son los del gobernador D. Melchor Bravo de Saravia y los de la familia Cañas Espejo que lucieron en su casa de la plaza de armas de Santiago en el sitio que ocupa el Pasaje Bulnes y que se guarda en el Museo Histórico. Hay constancia de otros escudos ya desaparecidos: el del conde de la Conquista, de su palacio, calle de la Merced y el de los Marqueses de Villapalma de Encalada en su casa de la calle de las Agustinas, ya demolida. Entre los blasones de familia tallados en losas sepulcrales merecen citarse el del gobernador D. Antonio Guill y Gonzaga, escondido en un pilar del templo de la Merced de Santiago y el de D. Juan Antonio Díaz de la Puente que se exhibo en el Museo Histórico de la Capital. No son tampoco menos dignos de recordación los del presidente D. Luis Muñoz de Guzmán y de D. José Santiago Portales, que aparecen en las hermosas pilas que adornan el palacio de la Moneda. Muy frecuente fué también el uso de escudos y armas pintados para ornamentar retratos de familia y esta costumbre ha dado un buen aporte o los estudios de heráldica. Entre los linajes chilenos cuyas insignias han sido conservadas en esto forma, podemos citar los siguientes: Aguila, Alday, Aldunate, Araoz, Balmaceda, Campino, Encalada, Flórez do León, Garcia Huidobro, Izquierdo, Jaraquemada, León de la Barra, Moxó, Olivos, Reyes, Rodríguez, Rojas, Romero, Salcedo, Solo de Zaldivar, Trucíos, Uztariz. No obstante, los más bellos ejemplares de escudos de armas que existen en Chile, son los de las ejecutorias de nobleza y de los reales despachos confirmatorios de blasones que, por lo general, se hallan en poder de particulares.
Dibujados en pergaminos por expertos pintores y calígrafos son, muchas veces, verdaderas obras de arte en su género, que ponen de manifiesto el alto grado de perfección al que había llegado la heráldica en los siglos XVII y XVIII. Deben citarse entre estos escudos de armas los correspondientes a las familias Alcalde, Aragón, Bezanilla, Cavareda, Escobar, Florez de León, Iñiguez, Lastra, Urriola, Urrutia, Zañarrtu, todos ellos en poder de los descendientes. Las muestras que aún existen ponen de manifiesto que hubo tallistas de heráldico durante la Colonia: de finales del siglo XVII son los diversos escudos del gobernador D. José de Garro que adornaban el pórtico del castillo de Arauco y que hoy se encuentran en el Museo Provincial de Concepción y algunos otros en poder de particulares. Se sabe con certeza que a fines del siglo XVIII D. José Ignacio de Andís Varela, gran conocedor de la genealogía chilena, se especializó en la tallo de la piedra y a él se debe el magnifico escudo español que corona una de las portados del Cerro Santa Lucia. Poco más tarde, con motivo de lo emancipación de España el Director Supremo da Chile, D. Bernardo O'Higgins abolió los títulos y los emblemas de la nobleza y los escudos de armas fueron sacados de los frentes de las casas y de otros Lugares públicos. La heráldica quedó entonces muchos años en el olvido, hasta que D. Benjamín Vicuña Mackenna organizó y llevó a efecto la Exposición Retrospectiva llamada del Coloniaje, en 1873, en la cual salieron a relucir de nuevo los antiguos blasones de las familias chilenas, en los cuadros, en los muebles, en las ejecutorias. A partir de esta época y siempre junto a los estudios genealógicos, comenzó a despertarse el interés por el arte del blasón y los insignias heráldicas de familia. En el Apéndice de La Revolución Chilena de D. Ambrosio Valdés Carrera, obra publicada en 1890, ya se describen los escudos de armas de los linajes relacionados con el de D. José Miguel Carrera de que trata dicho Apéndice. Cuatro años más tarde, en 1894, D. Luis Torras Saldamando, en su libro Los Títulos de Castilla en las familias de Chile, enumero sistemáticamente los blasones y hasta acompaña algunos grabados de ellos. Sin embargo, las obras fundamentos sobre la materia sólo vinieron o aparecer posteriormente: el Nobiliario de la Antigua Capitanía Genral de Chile de D. Juan Luis Tepejo y la Arqueología Nobiliaria de D. Fernando Máquez de la Plata. En la primera de esas obras se acompaña el dibujo de 337 escudos y se describen 180 otros corresponden o familias establecidas en Chile desde la Conquista y colonización, o gobernadores, obispos, funcionarios administrativos y del ejército y aún de la ciudades y villas que merecieron asta distinción de la corona y todo ello a base de prolija documentación. La Arqueología del señor Márques de la Plata consigna los blasones de las familias chilenas tal como el autor los encontró en España, esculpidos en las primitivas torres y casas solariegas y en las capillas de las antiguas iglesias conventuales; presenta fotografías, dibujos y descripciones que dan a la obra gran originalidad e interés. |
Office of the Chief Herald of Ireland (Irlandés: Príomh Aralt na hÉireann) La Oficina Genealógica es una oficina del Gobierno de Irlanda que contiene registros genealógicos. Incluye la Oficina del Heraldo Jefe de Irlanda (en irlandés : Príomh Aralt na hÉireann ), la autoridad en Irlanda para la heráldica . El Chief Herald autoriza la concesión de escudo de armas a los organismos irlandeses y al pueblo irlandés , incluidos los descendientes de emigrantes . La oficina se constituyó el 1 de abril de 1943 como sucesor del Rey de Armas del Ulster , establecido durante el período Tudor del Reino de Irlanda en 1552. Los deberes del Rey de Armas del Ulster fueron asumidos por Norroy y el Rey de Armas del Ulster . La Oficina Genealógica tenía su sede en el Castillo de Dublín. Se hizo parte del Departamento de Educación en 1943. La oficina se trasladó más tarde a la Biblioteca Nacional de Irlanda (NLI), y fue reconocida formalmente como parte de la NLI en 1997. En 2002, fue transferido de Educación al Departamento de Artes, Deporte y Turismo . -Diplomas de armas irlandeses.
HERÁLDICA IRLANDESA.
Las primeras manifestaciones preheráldicas en Irlanda las encontramos en los estandartes (Meirgí ) que los clanes gaélicos llevaban a la batalla, en forma de insignias (Suaithentas) identificativas. En ella aparecían representados sus animales y símbolos totémicos, aunque con un diseño muy estilizado. Encontramos así al jabalí, considerado alimento de los dioses celtas; al ciervo, simbolizando al dios celta Cernunnos, intermediario entre los hombres y los dioses; al galgo, animal emblemático del clan O’Farrell, que representa a la deidad lunar Curoi; la Mano Roja, símbolo del dios sol; el lagarto, asociado con el destierro de San Patricio; el roble, símbolo asociado con la realeza; el león azul, en los condados de Roscommon y Sligo; y el trébol, símbolo por antonomasia de Irlanda. Estos emblemas pertenecían colectivamente al Clan, pero con la singularidad que solo era a los miembros de éste que formaran un mismo Sept, entendido por tal que habitaran en una misma localidad geográfica. Ya que aquellos que vivían en otro Sept podían tener otros emblemas distintos, aunque genealógicamente pertenecieran al mismo Clan.Si bien no existe constancia alguna de que estos símbolos se hubieran usado como adornos personales, ni de la existencia de escudos heráldicos con anterioridad a los normandos. Especialmente porque los guerreros irlandeses siempre habían combatido sin protegerse con un escudo. Los normandos, provistos de un armamento superior, trajeron a Irlanda el uso de la heráldica con la que adornaban sus escudos de guerra, pero tanto el uso del escudo como de los blasones sería inicialmente rechazado por la nobleza gaélica. Solo aquellas familias gaélicas que adoptaron las costumbres normandas, sometiéndose al dominio inglés, utilizaron escudos adornados con motivos sencillos tomados del folklore gaelico, como emblema distintivo, aunque sin una estancia superior que los regulara. Habría que esperar aún tres siglos hasta la introducción del feudalismo por los Tudor, mediante la ley Surrender & Regrant , que para reafirmar su dominio de Irlanda crearon en 1552 la Oficina del Ulster King of Arms, con sede en el Castillo de Dublin, con autoridad sobre todos las blasones en Irlanda e independiente del College of Arms de Londres. Se impuso la idea que solo la Corona británica podía otorgar el derecho a portar armas, basada en el concepto feudal de que el Rey Inglés era la fuente de toda autoridad y honor. En consecuencia el hecho de tener registrado su blasón servía tanto para confirmar tanto la nobleza como la fidelidad al monarca inglés. Es por ello que para los nuevos colonos ingleses y escoceses tener blasón se convirtió en un apreciado bien. También serviría de acicate para aquellas familias gaélicas que colaboraron con los invasores e incluso mezclaron su sangre con ellos.Mientras que la aristocracia irlandesa no sometida desdeñaría el uso de blasones, pues para ellos la nobleza no se debía a un monarca extranjero, ni al hecho de ostentar blasones, sino a la antigüedad de su ascendencia y el rango dentro de su Sept. Aunque algunos movidos por la imitación usaron blasones, confeccionados a partir de los antiguos estandartes clánicos, aunque nunca solicitaron su reconocimiento oficial. En el siglo XVIII, liquidada toda organización gaélica, se fue abriendo camino entre la nobleza la idea que la única forma de parecer noble era el ostentar un escudo, por lo que se extendió la costumbre de conseguir un escudo certificado por el Ulster King of Arms británico. S bien esta moda sería rechazada por muchos nobles irlandeses Tras el Tratado de Limerick, miles de irlandeses siguieron al derrotado pretendiente a la corona, James II Stuart, a su exilio en Francia Con ellos iba James Terry, Athlone Pursuivant , un Oficial de Armas de la Oficina del Ulster King of Arms, quien llevó consigo a la corte del príncipe James Stuart en St. Germain-en-Laye (Paris) el sello de Office y algunos registros heráldicos y genealógicos. Allí fue nombrado por éste Athlone Herald y se le encargó de la concesión y confirmación de las armas a los irlandeses leales de la diáspora. Ya que éstos irlandeses precisaban presentar su blasón y genealogía para poder demostrar su nobleza y así ingresar como oficiales en los ejércitos de España, Francia o Austria. A su fallecimiento no se le nombraría sucesor pero los irlandeses emigrados buscarían en los países europeos quienes les confirmaran sus blasones. Después de la independencia de Irlanda en 1922, durante unos años siguió aún funcionando la oficina del Ulster King of Arms , desde el castillo de Dublín, hasta la muerte en 1940 del último titular nombrado por los ingleses. Tras la que el gobierno irlandés no consideró conveniente nombrar un nuevo Rey de Armas, entregando el archivo heráldico del anterior a la Oficina Genealógica de la Biblioteca Nacional de Irlanda, en cuyo momento fue designado un Chief Herald (Jefe Heraldo) de Irlanda, que asumió las prerrogativas de certificar la sucesión o conceder nuevas armerías para los irlandeses, tanto personas como entidades corporativas, E incluso para los súbditos extranjeros que lleven avecindados en Irlanda más de cinco años. El coste de las concesiones varía entre los 4.400 euros a personas, 8.600 euros a autoridades, corporaciones y diócesis, y los 17.000 euros para las empresas comerciales. Sin embargo, surgió una polémica sobre la validez de estas concesiones que significaban nobleza, dentro de un régimen republicano, en la que todavía no se ha llegado a un acuerdo. Según decíamos anteriormente se reconocieron por el Chief Herald de la República de Irlanda los descendientes de los principales clanes y se les certificó el uso de sus respectivos emblemas clánicos: Igualmente se reconocieron los emblemas de los Rí Cóicid que gobernaron las tierras irlandesas y que hoy en día constituyen los escudos de los condados de la actual República de Irlanda. Asícomo el arpa gaélica o clàirseach , en recuerdo de los bardos que tan importante papel realizaron en la conservación y conocimiento de los mitos celtas, por los que se perpetuaba el alma de Irlanda. Ya desde el siglo VIII se consideró este arpa, el Brian Boru Harp , como el símbolo de Eire y en la actualidad ha recuperado tal función en la moderna República Irlandesa. Es de destacar que los escudos elaborados a partir de la Independencia, no siguen la rebuscada heráldica inglesa, habiendo abandonado las Crest (Crestas), Supporters (Tenantes), Coronets (Coronas),Comportmet (Terraza),Banners (Guiones) y Pennons (Pendones), todos ellos propios de la heráldica inglesa y por lo tanto rechazados por los modernos irlandeses. En cambio se observa una cierta acumulación de figuras, en recuerdo de los antiguos estandartes de los clanes de lo que procedían. Se caracteriza además por emplear su propia terminología en gaélico, en vez de usar la clásica de origen anglonormando. Tampoco utilizan tantos esmaltes como los ingleses, solo los siete clásicos: dos metales: Orga (oro) y Airgead (plata); y cinco colores: Gorm (azur), Dearg (gules), Uaine (sinople),Corcra (purpura) y Dubh(sable); y dos forros: Eirmin(armiños) y Véir (veros). Las particiones más usuales son: Gearrtha (cortado),Deighilte (partido),Cléroinnte (tajado), Ceathair-roinnte (cuartelado). Las líneas de división a menudo no son de trazo recto sino que adoptan caprichosas formas: Camógach (onduladas), Indented (danchadas),Clasach (angreladas), Táibhleach(almenadas), Déadach (trapezoidales), Cathógach (potenzadas) y Néalach (nebuladas). Las pieza heráldicas más usuales son: Balc (faja), Cuaille (palo),Bandán(banda), Clébhandán(barra),Rachtán (cabria), Cros (cruz), Sailtír(sotuer), Barr (jefe),Gabhal (perla),Ding (pila)y Imeallbhord (bordura). De ahí que su heráldica sea más sobria y menos abigarrada que la británica. Muchas veces el dibujo de los escudos se limita al campo del mismo y otras llevan un yelmo adiestrado y cerrado,con sus correspondientes lambrequines. En estos momentos hay un resurgir del interés por conocer su historia, sus clanes y la genealogía de los mismos. Así como de recuperar antiguos blasones familiares o conseguir un nuevo blasón. Han surgido en Irlanda diversas asociaciones heráldicas y genealógicas sin ánimo de lucro que trabajan incansablemente en esta finalidad. Su asesoría, publicaciones y páginas web están abiertas a todos los irlandeses no solo lo que habiten en Irlanda sino también a los de la diáspora residentes en otros países. Es de destacar la existencia de las siguientes asociaciones:The Genealogical Society of Ireland ,The Irish Family History Society, The Irish Genealogical Research Society y The Clans of Ireland HISTORIA En los antiguos mitos históricos irlandeses se destaca la estrecha relación existente entre Eire (Irlanda) y España. En la Historiae Britonun, escrita por un monje irlandés llamado Nennius hacia el año (930), se afirma que los Brigantios, habitantes del sur de Irlanda, proceden de los tres hijos de Breogan, un guerrero llegado de España (filii militis Hispaniae) denominado Mil Spàine, versión gaélica de una frase latina que significa soldado español (militis hispaniae) y del que proceden los Milesios, origen de las genealogías de las casas nobles irlandesas. Los romanos la denominaban Hibernia, palabra que el historiador latino Orosio utiliza por primera vez al referirse a ella, en su Historiarum adversum Paganos (418 d.C), por considerar que se encontraba situada entre Inglaterra e Hiberia. Consideraron que si bien su conquista sería muy fácil, ante la falta de unión existente entre sus gentes y su rudimentario armamento, se desinteresaron de ella por considerar que se encontraba en los confines de Europa y rodeada de peligrosos mares, sin que lo que pudiera obtenerse compensare del coste de la ocupación. En el siglo XII apareció en Leinster un manuscrito titulado Leabhar Gabhala Eirean (Libro de la Conquista de Irlanda), más conocido como El Libro de las Invasiones. En él se relatan las diversas colonizaciones que desde los tiempos del Diluvio recibió Eire (Irlanda), destacando la sexta y última de ellas, la de los Gaels (Celtas) llegados desde Brigantia (Betanzos) en la vecina Iberia. (España). Allí existía una mítica torre construida por Breogan, desde la que podía divisarse las tierras irlandesas y que algunos historiadores identifican con el Faro de la Coruña que es del tiempo de los romanos. Los tres hijos de Breogan que marcharon a Hibernia, Eber, Eremon y Aberghin, fueron los primeros reyes de Irlanda conocidos como los Milesios, a los que antes nos hemos referido. Los descendientes de éstos dividieron la isla en cinco partes o cúiges (quintos), regidos cada uno por un grupo dinástico, Laighin (actual Leinster), Ulaidh (Ulster), Mumhan (Munster), Connachta (Connacht) y Mide (Meath), cuyos Tainister (jefes) ejercían funciones jurisdiccionales de Rícóicid (Reyes del Quinto). Alrededor de ellos se agrupaba una aristocracia guerrera, orgullosa de poseer tierras y ganados. Su territorio se encontraba subdividido en contae (condados), gobernados por un Ruiri (rey comarcal), y éstos a su vez volvían a fragmentarse en diversos septs que constituían el patrimonio de los Thuath (clanes). Sociedades patrilineales de los que había más de un centenar de tamaño e importancia muy diversa, estratificados por categorías y regidos por Tainister que ejercía Ritúaithe (reyezuelo local). Las frecuentes guerras entre ellos hacían que siempre existiera un clan predominante y otros sometidos a él que compartían un mismo sept (territorio). Las contiendas, por lo general, se dirimían en combates individuales entre los campeones de los grupos enfrentados, por lo que no existieron ejércitos propiamente dichos. Si bien todos los guerreros eran muy belicosos, su armamento era muy rudimentario, limitado a lanzas y espadas, con un escudo de madera como única defensa. A fin de poder hacer frente a los invasores vikingos, decidieron nombrar un Ard Ri o rey supremo de Irlanda que los rigiera a todos, eligiendo al rey Ui Neil del Ulster, en cuya extirpe se continuaría. Su poder era más bien simbólico que real, aunque con el tiempo hubiera llegado a consolidarse, si no hubiera sido por la invasión de los normandos en 1169, que regían la vecina Inglaterra. Su superior armamento les permitió asentarse en la isla. Su rey Enrique II se proclamó Lord of Ireland (Señor de Irlanda), tras imponer un acuerdo del reparto de la isla por el Tratado de Windsor de 1175, con el derrotado Ard Ri irlandés que fallecería pocos años más tarde sin que a su muerte se le eligiera nuevo sucesor. En los siglos posteriores los irlandeses fueron recuperando el terreno perdido y asimilando culturalmente a los anglonormandos. Hasta que el 1540 el rey Enrique VIII de Inglaterra decidió someter Irlanda por completo a su dominio, lo que lograría tras seis décadas de guerras. Al fin se logró vencer a los clanes irlandeses y imponerlos la ley Surrender & Regrant (Rendición y Redención). En dicha ley se destituía a todos los Ri (reyes) irlandeses y se les exigía por la fuerza de las armas a todos los Tainister (jefes de los clanes) jurar fidelidad al rey inglés, rendirle homenaje y entregarle sus tierras. Éste se las devolvería después como si fueran feudos en vasallaje, por los deberían jurarle fidelidad y pagar un tributo. Así en el año 1542 Enrique VIII se convirtió en el King of Ireland, concediendo a su nuevo reino una cierta autonomía. Estaba regido al modo inglés por dos Cámaras que se reunían en Dublin. La House of Lords, en la que tendrían asiento los jefes de los principales clanes leales y a los que convirtió en Peers (Pares) al modo inglés, con la concesión de títulos de Conde y Baron. Y la House of Commons, en la que tenían asiento los Knights of the shire (caballeros de la Comarca) que eran los principales propietarios de tierras. Sin embargo para acceder a ambas cámaras se les exigía adoptar la lengua y costumbres inglesas, además de abandonar la confesión católica y aceptar el anglicanismo como religión oficial. Años después, hartos de las constantes exacciones inglesas, el Conde de Tyrone, Hugh O'Neill, junto con Hugh Roe O'Donnell, se sublevaron contra el dominio inglés. Se inició la Guerra de los Nueve años (1593/1601), en la que los rebeldes mal armados hubieron de enfrentarse al ejército inglés. Solicitaron ayuda al Rey de España, Felipe III que envió al Tercio del Maestre de Campo Juan del Águila. Tras diversas vicisitudes se dio la batalla final en Kinsale en 1601, en la que los rebeldes se desbandaron quedando solo las tropas españolas que mantuvieron sus posiciones. Hasta que los ingleses lograron convencerlos que, una vez la sublevación vencida, su presencia era innecesaria ofreciéndoles repatriarlos con armas y bagajes, incluyendo a los irlandeses que lo desearan. Así sucedió y los principales jefes de la rebelión abandonaron Irlanda, en lo que se llamó Flight of the Earls (la Fuga de los Condes) al exiliarse unos 90 jefes descendientes de las dinastías de clanes gaélicos que habían gobernado Eire durante siglos. Gran parte de ellos se establecieron en La Coruña, de donde procedían sus ancestros gaélicos. Otros ingresaron en los ejércitos españoles, en los que llegó a existir un Tercio de Irlandeses. La huida de los líderes facilitaría la colonización inglesa mediante la Ireland Plantation. En ella se imponía una organizada y ambiciosa expropiación de tierras, que se entregaron a colonos ingleses y escoceses. Muchas veces tras haber ahorcado a su propietario si es que se resistía, de forma que el nuevo colono no solo se apropiaba de su casa y tierras, sino también de su esposa e hijos para que le cultivaran la tierra como sus siervos. De esta expeditiva forma los nuevos propietarios, todos ellos de religión anglicana, se apropiaron de todas las tierras fértiles, reduciendo prácticamente a la servidumbre a las familias de sus antiguos dueños. Tal arbitraria medida afectaría incluso a los clanes que antes habían colaborado con los ingleses y que también vieron sus tierras confiscadas, sus líderes deportados y su población masacrada, incluidas mujeres y niños. Los colonos británicos recién llegados no se casaban ni se mezclaban con la empobrecida población nativa de irlandeses católicos, a la que consideraban muy inferior y de la que incluso se ridiculizaba en las comedias de la época. Décadas más tarde, la rebelión volvería a estallar en 1641, protagonizando un sangriento conflicto que daría lugar a una brutal represión contra toda la población civil, conocida como Cromwellian Settlement. Dirigida por Oliver Cromwell, dispuesto a dar un escarmiento definitivo a los irlandeses rebeldes, que dejaría un rastro de muerte y destrucción que todavía no ha sido olvidado, pues mantener sujetos a los padres se cebaron contra los niños, masacrándolos masivamente ya que por su corta edad no podían explotarlos como esclavos. Seguidamente, por el Adventurers Act (Acta de Aventureros) de 1642, Cromwell a todos los soldados de su ejército, en substitución de las soldadas que debían percibir por sus servicios, los premió con tierras en Irlanda, para que tras masacrar a sus habitantes se asentasen allí como colonos. Incluso a los no combatientes ingleses que contribuyeran con 200 libras les concedía 1.000 acres en Irlanda (4 km2 ). Para ello se confiscaron 10.000 Km2 a los rebeldes irlandeses. Años más tarde los irlandeses adoptarían la causa de los Stuart en su enfrentamiento con los partidarios de Guillermo de Orange, en la sucesión del trono británico. Más el triunfo de éste último y su confirmación como Rey de Inglaterra llevó a una nueva represión que supuso la liquidación plena del sistema de clanes y la pérdida de las últimas tierras que aún conservaba la nobleza irlandesa. Además, no conformándose con expropiárselas, las autoridades británicas de ocupación decidieron deportar a todos los líderes y sus familias a zonas muy alejadas de sus áreas de influencia. Se les entregó allí unas pequeñas granjas para su sustento personal convirtiendo en simples granjeros a los antiguos señores antaño dueños de extensos territorios. Fue un duro golpe al pueblo irlandés al que se privaba no solo de sus tradiciones y religión, sino incluso los posibles líderes que pudieran sacarles de su postración. Pocos años más tarde, en 1705 entraron en vigor nuevas leyes penales contra los católicos, conocidas como Popery Act (Ley Antipapista) que imponían la destrucción de todas las iglesias católicas y la ejecución masiva de los clérigos papistas. Se prohibía a los católicos, vivir en las ciudades, comprar o poseer tierras, criar a sus hijos dentro de su religión y tener acceso a las fuerzas armadas y a la educación, la cultura y la música. Finalmente, en 1719 la Declaration Act privó de todas sus competencias al Parlamento Irlandés al fijar que en adelante sería el Parlamento Británico el que también legislara para Irlanda. Los británicos controlaban las exportaciones e importaciones de Irlanda, gravándolas con fuerte impuestos y solo permitiendo se realizaran con la metrópoli y a los precios fijados por ésta. Lo que impedía cualquier desarrollo agrícola o industrial de la isla. En 1740 se produciría la An Gorta Mór (Gran Hambruna) por la pérdida de la cosecha de la patata que era el alimento básico de la población irlandesa. Ésta fallecería masivamente de hambre, mientras que los propietarios ingleses absentistas exportaban a la metrópoli las escasas cosechas logradas. Así de una población de 2,4 millones unos 0,5 millones murieron de hambre en ese mismo año. Hacia fines del siglo XVIII la mayoría de dichas restricciones fueron retiradas, en parte a través de una campaña dirigida, entre otros, por Henry Grattan. Sin embargo, en 1800 el parlamento irlandés aprobó el Acta de Unión, la cual fusionó el Reino de Irlanda con el Reino de Gran Bretaña (en sí mismo una fusión de Inglaterra y Escocia en 1707) para crear el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Durante el siglo XVIII, la mayoría de los habitantes de Irlanda eran campesinos católicos, que eran muy pobres e inertes políticamente. Muchos de sus líderes se convirtieron al protestantismo para evitar las sanciones económicas y políticas. Sin embargo, hubo un creciente despertar católico; a su vez, había dos grupos de protestantes, los presbiterianos de Úlster, al norte, los cuales vivían con mejores condiciones económicas pero sin poder político, y los anglicanos de la Iglesia de Irlanda, que vivían en Dublín y eran dueños de la mayor parte de las tierras de cultivo, las cuales eran labradas por campesinos católicos. El antagonismo irlandés hacia Inglaterra se vio agravado por la situación económica de Irlanda en el siglo XVIII. Algunos propietarios ausentes gestionan sus fincas de forma ineficiente, y los alimentos tendían a producirse para la exportación y no para el consumo interno. Después de dos inviernos muy fríos, cerca del final de la Pequeña Edad de Hielo, y que la llevaron directamente a una hambruna entre 1740 y 1741, en la cual murieron alrededor de cuatrocientas mil personas por la hambruna y causó que más de ciento cincuenta mil irlandeses tuvieran que abandonar la isla y refugiarse en las Trece Colonias. Además, las exportaciones irlandesas se redujeron debido a las Actas de Navegación de la década de 1660, que colocaban los aranceles sobre los productos irlandeses que entran a Inglaterra en costos exorbitantes, mientras que las mercancías inglesas estaban exentas de los aranceles sobre la importación de productos a Irlanda. A pesar de esto la mayor parte del siglo XVIII fue relativamente pacífica en comparación con los dos siglos anteriores, y la población se duplicó a más de cuatro millones a pesar de la hambruna. En el siglo XVIII la clase dominante anglo-irlandesa había comenzado a ver a Irlanda, no Inglaterra, como su país de origen. Una facción parlamentaria encabezada por Henry Grattan, alegaba una relación comercial más favorable con Gran Bretaña y una mayor independencia legislativa para el Parlamento irlandés. Sin embargo, la reforma en Irlanda se estancó debido a las propuestas más radicales de emancipación propuestas por los católicos irlandeses radicales. La reforma se produjo parcialmente en 1793, pero los católicos no podían ser miembros del Parlamento irlandés o funcionarios de gobierno. Algunos católicos irlandeses comenzaban a sentirse atraídos por los ideales de la Revolución Francesa de 1789. Debido a esto los católicos comenzaron a ser perseguidos. Presbiterianos y disidentes también enfrentaron la persecución, pero en menor escala que los católicos. En 1791 un grupo de protestantes, todos anglicanos disidentes, excepto dos que eran presbiterianos, organizó la primera reunión de lo que se pasaría a ser la Sociedad de los Irlandeses Unidos. Originalmente buscaron reformar el Parlamento irlandés, el cual era controlado por individuos pertenecientes a la Iglesia Anglicana del Estado; buscar la emancipación católica; y ayudar a eliminar la religión de los asuntos de la política. Cuando sus ideales parecían inalcanzables se volvieron más decididos a usar la fuerza para derrocar el dominio británico y fundar una República no sectaria. Su actividad culminó con la rebelión irlandesa de 1798, la cual fue reprimida sangrientamente. Irlanda era un reino independiente gobernado por el rey Jorge III de Inglaterra, quien estableció la política de Irlanda a través de su nombramiento del señor teniente de Irlanda o virrey. En la práctica, los virreyes vivían en Inglaterra y los asuntos de la isla fueron en gran parte controlados por un grupo de élite de los protestantes irlandeses conocidos como "los sepultureros". El sistema cambió en 1767, con el nombramiento de George Townshend, quien ejerció el cargo de 1767-72 y se encontraba en su residencia en el Castillo de Dublín. Townsend tenía el apoyo tanto del Rey como del gabinete británico en Londres, por lo que todas las decisiones importantes se hacían básicamente en Londres. La asamblea se quejó, y obtuvo una serie de leyes nuevas en la década de 1780 que otorgó al Parlamento irlandés independencia y eficacia del Parlamento británico, aunque todavía bajo la supervisión del rey y su Consejo Privado. Esta forma de gobierno se preservó hasta la rebelión de 1798, cuando se tomó la decisión de crear las Actas de Unión, las cuales entraron en vigor en 1800, terminando con la era Parlamentaria y unificando los parlamentos de Inglaterra, Escocia e Irlanda en uno solo. En 1800, los parlamentos de Irlanda y de Gran Bretaña decidieron unirse en lo que se denominó el Acta de Unión. Ese año se eliminó la legislatura irlandesa y emergió el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Después de un fallido intento, la ley que promulgaba la unión fue finalmente sancionada en el parlamento irlandés, si bien tras un soborno masivo a los miembros de ambas cámaras, a quienes les fueron otorgados títulos de nobleza británicos, tierras y otras prebendas. Parte de la atracción de la Unión para los católicos fue que prometía la abolición de las leyes penales que discriminaban en su contra y otorgaba su emancipación civil y participación en el parlamento británico con 100 comunes. Sin embargo, el rey Jorge III bloqueó dicha emancipación con el argumento de que este acto iría en contra de su juramento de defender la Iglesia de Inglaterra. Sin embargo, bajo el liderazgo de Daniel O'Connell dicha emancipación se logró en 1829, lo cual permitió a los católicos formar parte del parlamento. Más tarde, O'Connell trató de restaurar un gobierno irlandés independiente, rechazando el Acta de la Unión, lo cual no logró. La Gran hambruna Durante el siglo XIX Irlanda experimentó alzas y bajas en el plano económico; desde un "boom" durante las Guerras Napoleónicas bajando a severas crisis entre las que se cuentan una serie de hambrunas, de las que la peor, fue la acaecida entre 1846-1848, en la cual un millón de personas murieron, y otro millón se vio obligado a emigrar. Los problemas económicos provenían principalmente de lo pequeño que eran el tamaño de las tierras cultivadas. De hecho, la ley, y la tradición social causaron el problema; al conceder a todos los hijos ser herederos de iguales porciones de tierra, lo cual ocasionaba una continua reducción del tamaño de las huertas. Al punto que una cosecha de patatas era únicamente suficiente para alimentar una familia y solamente podía recogerse una vez al año. Además, existían muchas tierras mal administradas por latifundistas que estaban ausentes la mayor parte del año. Cuando en 1846 se produjo una plaga que arruinó la cosecha de patata, la mayor parte de la población rural se quedó sin alimentos. Lamentablemente, los políticos británicos, como el Primer Ministro Robert Peel, seguían en aquel entonces una estricta política de "laissez-faire", la cual estaba en contra de cualquier intervención del estado en materia económica. Mientras se recaudaban enormes sumas de dinero por individuos para socorrer a las víctimas de esta catástrofe, la Reina Victoria solamente aportó el equivalente de 100.000 dólares. La situación fue tan grave que provocó la desaparición de obreros del campo. La hambruna produjo la primera emigración masiva a los Estados Unidos, y también a Inglaterra, Escocia, Canadá y Australia. Esto, a su vez, ocasionó una larga e influyente diáspora, particularmente en los Estados Unidos, en donde se financió y apoyo el movimiento independentista irlandés. En 1858, se creó el movimiento independentista Hermandad Republicana Irlandesa (IRB) (también conocidos "Fenianos"), una organización secreta dedicada a la rebelión armada en contra de los británicos. Sin embargo, a pesar del apoyo que recibía desde los Estados Unidos, en aquella época, el movimiento separatista tenía poca fuerza. Después de la hambruna, los campesinos iniciaron una lucha para lograr derechos de posesión y distribución de tierras. El origen del conflicto estriba en que desde el siglo XVII, los terratenientes irlandeses eran principalmente protestantes, descendientes de ingleses y con una fuerte identidad británica. Los irlandeses reclamaban que la tierra había sido injustamente robada a sus ancestros y concedida a los ingleses de ascendencia protestante durante la conquista del país por parte de Inglaterra. La Liga Irlandesa de la Tierra se formó para defender los intereses de los agricultores, siendo Michael Davitt y Charles Stewart Parnell unos de sus principales dirigentes. La táctica más efectiva fue el boicot (esta palabra tiene su origen en este conflicto) que los irlandeses aplicaron a los terratenientes de origen inglés, llegando con frecuencia a la violencia. Bajo el gobierno del Primer Ministro británico Benjamin Disraeli, Davitt y Parnell fueron apresados temporalmente, llegando a ser acusados de ser responsables de la violencia desatada. El nuevo gobierno de William Gladstone, sin embargo, logró contener dicha violencia expandiendo los derechos de los agricultores en la posesión de tierras y en la compra de éstas a los terratenientes anglo-irlandeses. Esto ocasionó una gran masa de pequeños terratenientes y disipó el poder que hasta entonces tenían las clases más privilegiadas de anglo-irlandeses. Sin embargo, no disipó los sentimientos nacionalistas de los irlandeses tal y como esperaba el gobierno británico. Hasta la década de los 1870, los irlandeses elegían a los miembros del Parlamento británico entre los miembros de los partidos políticos de Gran Bretaña. Una significante minoría también eligió a los partidarios de la Unión, que resistían ferozmente cualquier cambio en el Acta de la Unión. En esa década un abogado conservador y exmiembro de la Orden de Orange, Isaac Butt, estableció un nuevo movimiento llamado Liga de la Autonomía. Después de su muerte, William Shaw y un joven y radical terrateniente protestante llamado Charles Stewart Parnell convirtieron la Liga en un partido político llamado Partido Parlamentario Irlandés, el cual se convirtió en una dominante fuerza política, dejando al lado a los antiguos partidos Liberales, Conservadores y Unionistas. La fuerza del nuevo partido se hizo evidente en las elecciones de 1880, en las que ganó 63 escaños en el parlamento. En 1885 incrementó esta cifra a 86 escaños. Parnell atrajo diversas corrientes, desde los terratenientes conservadores a los liberales de la Liga de la Autonomía. Estos últimos abogaban por la reforma de la tenencia de las tierras, por cuanto la mayoría eran latifundios de los cuales eran dueños aristócratas quienes arrendaban las tierras a los pequeños agricultores. A pesar de que Parnell abogaba por una Irlanda gobernada autónomamente dentro del Reino Unido, en contraste con la posición de O'Connell —que era rechazar totalmente el Acta de la Unión—, encontró también fuerte oposición de una minoría significativa de unionistas, principalmente, pero no enteramente, residentes en Úlster. Estos temían que un Parlamento en Dublín controlado por los católicos y nacionalistas los discriminara y que impusiera tarifas sobre el comercio con Gran Bretaña. Hay que considerar que si bien la mayor parte de Irlanda era agrícola, en Úlster, al noroeste de Irlanda, se concentraba la industria pesada de la isla y se vería afectada por cualquier restricción sobre el comercio con Gran Bretaña. En 1886 y 1893 el gobierno liberal de William Gladstone introdujo dos proyectos de ley para otorgar autonomía a Irlanda, pero ninguno de ellos fue exitoso. En 1912 otro proyecto similar fue aprobado por la Cámara de los Comunes, pero rechazado por la Cámara de los Lores. Sin embargo, esta Cámara había perdido su poder de vetar leyes y solo podía posponer su aprobación dos años. Durante este periodo la amenaza de guerra civil se cernía sobre Irlanda con la creación de los Voluntarios del Úlster en el norte y los Voluntarios Irlandeses en el sur. Estos dos grupos se armaron fuertemente importando miles de rifles y munición desde la Alemania Imperial. En 1914 la Cámara de los Comunes finalmente adoptó la autonomía, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial significó que el proyecto de ley fue pospuesto por la duración de la guerra. Los Voluntarios del Úlster y gran parte de los Voluntarios Irlandeses se unieron al ejército británico y sufrieron considerables bajas. Ambos bandos pensaban que Londres los favorecería después de la guerra. Hasta 1918, el Partido Parlamentario Irlandés era la fuerza política dominante. Sin embargo, el escándalo que ocasionó la acusación de que Parnell, el dirigente político más popular en Irlanda, había vivido varios años con la esposa de uno de sus correligionarios y miembro del parlamento, dio pie a que el Partido Pro-Unión forzara al primer ministro británico W.E. Gladstone a que abandonara sus esfuerzos en favor de la autonomía mientras el "adúltero" Parnell fuera el líder del IPP. Esto ocasionó también una profunda división entre los partidarios de Parnell y los oponentes. En 1916, una pequeña banda de nacionalistas intentó llevar a cabo una rebelión que se llamó la Rebelión de Pascua bajo el liderazgo de Padraig Pearse y James Connolly. La rebelión no fue bien acogida al principio en los medios nacionalistas del país, considerando que había un número considerable de irlandeses en las tropas británicas que luchaban en Europa. De hecho algunos periódicos pedían la ejecución de Pearse y demás dirigentes de la rebelión. Sin embargo, fue precisamente la ejecución sumaria de dirigentes rebeldes que llevaron a cabo lo que promovió la ola de simpatía por ellos y su causa. El gobierno británico erróneamente acusó a Sinn Féin (en aquel entonces un pequeño partido monárquico con poco respaldo popular) como los promotores de la rebelión. Este error resultó caro, pues los que sobrevivieron a la rebelión, muy notablemente Éamon de Valera, al regresar de su encarcelamiento en Inglaterra, se unieron en gran número al partido y radicalizaron su posición. Hasta 1917 Sinn Féin abogaba por una monarquía en donde Irlanda y Gran Bretaña compartiesen el mismo rey, al estilo del imperio Austrohúngaro. Sin embargo, debido a la disidencia entre monárquicos y republicanos, el partido decidió promover la causa de la independencia, dejando a los irlandeses elegir, una vez obtenida ésta, votar por la república o por la monarquía, entendiéndose que en esta última el rey no pertenecería a la casa real británica. Durante 1917 y 1918, Sinn Féin y el Partido Parlamentario Irlandés se envolvieron en una batalla electoral inconclusa, pues se alternaron en ganar unas elecciones y perder otras. La balanza se inclinó finalmente a favor de Sinn Féin cuando el gobierno británico trató de imponer una ley de reclutamiento militar, sin considerar el aporte voluntario que había hecho Irlanda al ejército británico. Ante esta situación inclusive el PPI se vio obligado a retirar sus legisladores del Parlamento de Westminster. En diciembre de 1918, en una elección general, Sinn Féin obtuvo 73 escaños de los 105 que le correspondían a Irlanda. Sin embargo, los nuevos parlamentarios rehusaron sentarse en el Parlamento británico. En su lugar se reunieron en la Mansion House de Dublín estableciendo el Dáil Éireann o parlamento revolucionario irlandés. A continuación proclamaron la República Irlandesa e intentaron establecer un sistema de gobierno. Guerra de Independencia En el periodo de 1919 a 1921, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) luchó en guerra de guerrillas contra el ejército británico y las unidades paramilitares conocidas como Black and Tans (Negros y Quemados). Ambos bandos desarrollaron una lucha brutal; los Black and Tans quemaban pueblos completos y torturaban a los civiles. El IRA, por su parte, mataba a aquellos civiles que sospechaba que ayudaban o eran informantes de los británicos o destruían lugares históricos en respuesta a los ataques de los británicos contra las casas de los republicanos, reales o sospechosos. Esta lucha se denominó "Guerra de Independencia" o "Guerra Anglo-Irlandesa". En 1920 se publicó una nueva ley que pretendía dividir a Irlanda en dos regiones autónomas: Irlanda del Norte e Irlanda del Sur. La Irlanda del Norte se constituyó sólidamente, pero no así la del Sur, la cual fue boicoteada por los nacionalistas y nunca llegó a tomar la forma de un gobierno real. Finalmente se llamó a un cese del fuego y las negociaciones entre los irlandeses y los británicos produjeron el Tratado anglo-irlandés. Bajo este tratado a Irlanda del Sur y Occidental se le daba un carácter autónomo que excedía las exigencias de Parnell y del Partido Parlamentario Irlandés, adoptando una forma de gobierno y autonomía similar a la del Dominio de Canadá. Irlanda del Norte quedaba formando parte del Reino Unido, con representación en el parlamento de Londres. Se nombró una comisión para establecer las líneas fronterizas entre Irlanda del Norte, también llamada Úlster (aunque en rigor esta región está constituida por solo seis de los nueve condados del Úlster histórico), y el nuevo estado irlandés. Guerra Civil (1922-1923) El parlamento (Dáil) aprobó el Tratado Anglo-Irlandés en diciembre de 1921. Bajo el liderazgo de Michael Collins, se estableció el Estado Libre Irlandés, un nuevo ejército para reemplazar al IRA y un cuerpo nuevo de policía o Guardia Civil (llamada Garda Síochána) que reemplazó a uno de los cuerpos existentes, la Royal Irish Constabulary. La segunda, la Policía Metropolitana de Dublín, se fusionó con la Gardaí algunos años después. Sin embargo, una minoría liderada por Éamon de Valera se oponía al tratado alegando que este no creaba una verdadera república independiente, que imponía un Juramento de Obediencia y Fidelidad a la Corona por parte de los parlamentarios y que contemplaba la partición del país. De Valera y sus partidarios se retiraron del Parlamento y una parte del IRA ocupó algunos edificios públicos en Dublín para denunciar la firma del tratado. Finalmente, después de unas elecciones en las que ganó el Partido pro-tratado, el nuevo Ejército de Irlanda atacó a los republicanos amotinados en Four Courts, en Dublín, el 22 de junio de 1922, lo que dio inicio a la Guerra Civil Irlandesa entre los partidarios del Tratado y los que estaban en contra. Los republicanos (contrarios al tratado), que mantuvieron el nombre de IRA, continuaron luchando en forma de guerrilla durante nueve meses más, hasta mayo de 1923, cuando Frank Aiken, su líder, ordenó entregar las armas declarando una tregua. Esta guerra civil provocó más bajas que la Guerra anglo-irlandesa, incluidos importantes líderes políticos como Michael Collins, Liam Lynch, Cathal Brugha. Además, dividió profundamente al país, al punto de que dicha división todavía persiste. Constitución e independencia de Irlanda (1937) En 1937 se adoptó por referéndum la Constitución de Irlanda, en la que se estableció un estado independiente basado en un sistema de democracia representativa, y garantizaba ciertos derechos fundamentales. La nueva denominación de Irlanda era Éire. A pesar de la aprobación de la constitución, el conflicto por la división de Irlanda del Norte, que permanecía unida a Inglaterra, e Irlanda del Sur independiente sigue sin resolverse. En 1947, se proclamo la república irlandesa. Hoy en día Irlanda (Eire) es una República Parlamentaria, miembro de la Unión Europea, con capital en Dublin y una población de 4,6 millones. Está dividida en cuatro provincias históricas (cuige), con los nombres de los antiguos reinos, subdivididas en condados administrativos. Su religión mayoritaria es el catolicismo y su idioma el irlandés (Gaeilge), aunque de facto predomina el inglés. Se está intentando recuperar las antiguas tradiciones, pues incluso el primer ministro recibe el nombre de Taoiseach o líder en irlandés, mientras que el viceprimer ministro es el Tánaiste o heredero del jefe en irlandés.
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El escudo de Kennedy, que se blasona: De sable, tres yelmos de oro. Bordura componada de cuatro piezas de gules y armiños, llevando por cimera una un brazo armado blandiendo un haz de cuatro flechas, entre dos ramas de olivo. El escudo fue oficializado mediante un pergamino iluminado, emitido por el Heraldo Jefe de Irlanda y entregado por el Embajador de Irlanda en los EEUU, el 17 de marzo de 1961, el día de San Patricio, en una ceremonia sin precedentes que tuvo lugar en la Casa Blanca. Las armas estaban inspiradas en las armerías de las familias irlandesas de Kennedy y Fitzgerald. La cimera, según el heraldo que las diseñó lleva cuatro flechas por los hermanos Kennedy (John, Joseph, Robert y Edward). Así que las armas tal como se han descrito se usan también como emblema del portaaviones USS John F. Kennedy y en algunas banderas que se llevaron a la expedición liderada por Robert Kennedy para coronar el Mount Kennedy en 1965. Es curioso que la dicha garantía de armas se hizo a nombre de todos los descendientes del bisabuelo del Presidente, Patrick Kennedy nacido en 1823 y emigrante irlandés en los EEUU, y por ello estas armas pueden ser utilizadas no solo por el actual y más representativo miembro de la familia, Joseph Patrick Kennedy II, sino también por sus hermanos, hermanas y primos que lleven el apellido, sin que tengan que añadir brisura alguna. Heraldo Jefe de Irlanda.
El escudo de Heraldo Jefe Irlanda representan las provincias, con los escudos del Úlster (inferior izquierdo), Munster (superior izquierdo), Connacht (superior derecho) y Leinster (inferior derecho). Gerard Slevin (1 de noviembre de 1919 - 18 de enero de 1997) nació en Cork , Irlanda . Slevin fue asistente de Edward McLysaght , el Heraldo Jefe de Irlanda, de 1944 a 1954, momento en el que sucedió a McLysaght. Ocupó este cargo durante 27 años hasta que se jubiló en 1981. |
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