Apuntes Personales y de Derecho de las Universidades Bernardo O Higgins y Santo Tomas.


1).-APUNTES SOBRE NUMISMÁTICA.

2).- ORDEN DEL TOISÓN DE ORO.

3).-LA ORATORIA.

4).-APUNTES DE DERECHO POLÍTICO.

5).-HERÁLDICA.

6).-LA VEXILOLOGÍA.

7).-EDUCACIÓN SUPERIOR.

8).-DEMÁS MATERIAS DE DERECHO.

9).-MISCELÁNEO


viernes, 16 de noviembre de 2018

362.-Reina María Cristina de Austria. a

 
ana karina gonzalez huenchuñir

María Cristina de Habsburgo-Lorena. Gross Seelowitz, Moravia (República Checa), 21.VII.1858 – Madrid, 6.II.1929. Archiduquesa de Austria, reina de España por su matrimonio con Alfonso XII, regente durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII.

Erzherzogin Maria Christina Désirée Henriette Felicitas Rainiera von Habsburg-Lothringen.

Hija del archiduque Carlos Fernando de Austria-Teschen (1818-1874) y de la archiduquesa Isabel de Austria-Este-Módena ( 1831-1903), recibió en la pila bautismal los nombres de María Cristina, Enriqueta, Felicidad, Deseada, Raniero. Recibió esmerada educación: ya a los doce años dominaba varios idiomas, era una pianista excepcional y cultivaba las Ciencias Políticas y Económicas.
Archduchess Maria Theresia (late Queen of Bavaria) with her half-siblings: Friedrich, Maria Christina (future Queen of Spain) and Charles Stephen.


Títulos

kaiserliche und königliche Prinzessin, Erzherzogin von Österreich (princesa imperial y real , archiduquesa de Austria)
Archduchess Maria Theresia of Austria-Este with her half-siblings: Friedrich, Maria Christina (future Queen of Spain), Charles Stephen and Eugen.


Biografía.

Siendo muy joven, el Emperador la nombró abadesa del Noble Capítulo de Nobles Damas Canonesas de Praga (institución que acogía como una digna residencia a las grandes damas sin familia ni recursos, pero que nada tenía que ver con la profesión religiosa), lugar en el que puso ya de manifiesto sus dotes de discreción y prudencia.

Al quedar viudo Alfonso XII de su prima María de las Mercedes de Orleans, Cánovas aconsejó el segundo matrimonio del Rey con una Habsburgo, respondiendo a la gran diplomacia de don Antonio. Se trató, pues, de un típico matrimonio de Estado, concertado tras las entrevistas de Arcachon, pero para la joven archiduquesa se convirtió en un matrimonio de amor, que se vería afectado por las infidelidades del Rey. Las bodas se celebraron con gran pompa en la basílica de Atocha, de Madrid, el 29 de noviembre de 1879. Pronto aseguraron la sucesión dos infantitas, María de las Mercedes (nacida el 11 de septiembre de 1880) y María Teresa (nacida el 12 de noviembre de 1882). 
La prematura muerte de Alfonso XII (25 de noviembre de 1885) convirtió a su viuda en regente, y como tal juró la Constitución ante las Cortes el día 27 de diciembre, pero de momento no se precisó el nombre del sucesor, ya que la Reina estaba embarazada de tres meses. El 17 de mayo de 1886 nació el que desde ese momento sería Rey con el nombre de Alfonso XIII: la regencia de doña María Cristina fue, pues, excepcionalmente larga, ya que se inició antes de que comenzara el reinado del titular.

La Regente apenas era conocida del gran público, y no la rodeaba el calor popular que había acompañado a su predecesora en el trono, María de las Mercedes.

Pero muy pronto su intachable conducta privada y la estricta pulcritud con que asumió sus deberes constitucionales la hicieron merecedora de un creciente respeto y una generalizada afección por parte del pueblo y de los políticos. En vísperas de la muerte de Alfonso XII, los dos grandes partidos de la Restauración (capitaneados, respectivamente, por Cánovas y por Sagasta) habían llegado a un acuerdo para alternarse pacíficamente en el poder, acuerdo que se conocería luego como Pacto de El Pardo. De hecho, se trataba de un compromiso de solidaridad que, al margen del libre despliegue de sus respectivos programas políticos, les uniría, en la fidelidad al trono, para hacer causa común en caso de que el Régimen se viese amenazado abruptamente, bien desde la extrema derecha monárquica, bien desde la extrema izquierda republicana. Este “sistema centro” funcionó perfectamente durante la Regencia, al margen de que, así como Alfonso XII había mostrado siempre especial afección hacia Cánovas (artífice de la Restauración), que ocupó durante mayor tiempo el poder en los diez años de su reinado, Cristina se sintió siempre más inclinada, personalmente, hacia Sagasta, que había guiado sus primeros pasos al iniciarse la Regencia, y que, a su vez, ocupó mayor tiempo el poder a lo largo de aquélla, sin que ello significase arbitrariedad alguna, en el uso de sus facultades constitucionales, por la Reina. 
Simplemente, si el reinado del Alfonso XII había significado la construcción del edificio, la etapa abierta por la regencia supuso su consolidación, mediante la democratización de la Monarquía, ya durante lo que se llamó el Gobierno Largo de Sagasta —los cinco primeros años de la Regencia—, época en que tuvo lugar la aprobación del Código Civil, el establecimiento del juicio por jurados y, finalmente, la sustitución de la Ley Electoral Censitaria de Cánovas por la de Sufragio Universal Masculino, restablecida por Sagasta (1890).
 La paz social quedó firmemente asentada tras el fracaso de Ruiz Zorrilla en el pronunciamiento de 1886, que llevó a cabo el brigadier Villacampa, y la apertura hacia el régimen por parte del sector republicano más prestigioso (posibilismo de Castelar). Asimismo, aquellos años iniciales de la Regencia registraron un notable auge económico: expansión del mercado vinícola al producirse la crisis de la filoxera en Francia, desarrollo industrial de Cataluña (“febre d’or”). Imagen de esta brillante coyuntura sería la gran Exposición Internacional de Barcelona (1888), ocasión en que el niño Rey y la Regente visitaron la Ciudad Condal y recibieron allí el homenaje de todas las escuadras hispanoamericanas.
Archduchess Maria Theresa of Austria Este, later Queen of Bavaria (middle) with half-siblings, Archduke Friedrich and Archduchess Maria Cristina of Austria-Teschen (later Queen Regent of Spain).


Este alentador panorama sufrió un cambio radical a partir de 1893, en que tuvo lugar la primera guerra de Melilla, superada con dificultad por Martínez Campos; y dos años después rebrotaba el movimiento secesionista cubano, y se iniciaba la guerra de Ultramar, abordada con decisión y energía por Cánovas, y pronto extendida al archipiélago filipino. Si bien en 1897, dominada la situación en Filipinas por Polavieja, y bien encaminada la guerra en Cuba por Weyler, pudieron abrigarse esperanzas de una pacificación condicionada por la promesa de amplias libertades autonómicas para las Antillas —promesa mediante la cual había conjurado Cánovas la amenaza de una intervención armada de los Estados Unidos—, el asesinato del gran político conservador y la llegada de un nuevo Gobierno Sagasta-Moret en noviembre de 1897, que prefirió abandonar la acción militar, relevando a Weyler, y adelantar, como prenda de paz, un amplísimo Estatuto autonómico, sólo sirvió para que la rebelión se hiciera más fuerte, y para que los Estados Unidos, bajo la administración MacKinley, descubrieran su empeño de hacerse con Cuba y Filipinas mediante una alternativa (o la compra de Cuba o la intervención directa en el conflicto).
Archduke Friedrich, Duke of Teschen with his little sister
Maria Christina (future Queen of Spain)


Ningún partido español (salvo el caso de Pí y Margall) se mostró dispuesto a asumir o respaldar la venta de las Antillas —en cuanto se las estimaba, no como colonias, sino como territorio español, y, por consiguiente, no susceptible de ser objeto de transacciones comerciales—; y los norteamericanos buscaron un pretexto para la ruptura —pero ya con la divisa de la libertad para Cuba—, con la famosa voladura de su crucero Maine en aguas de La Habana, que atribuyeron a España.

Al producirse el ultimátum, la Regente acudió a todos los medios a su alcance para evitar la guerra, desde la apelación directa a todos los grandes Estados europeos (especialmente a la reina Victoria de Inglaterra, con la que mantenía muy cordiales relaciones personales), y que se tradujo en una tibia mediación de aquéllos, desestimada por el Gobierno de Washington, hasta la patética —pero enérgica— llamada al honor del presidente MacKinley, a través de una entrevista con el embajador Woodford, entrevista hoy bien conocida y que supone una extraordinaria muestra del alto sentido de la justicia y de la dignidad que caracterizaron siempre a la Reina, según reconocería el propio embajador. Pero todo fue inútil, dado el “clima” creado por la llamada “prensa amarilla” en la sociedad americana, que respaldó el decidido empeño de su presidente para hacerse con Cuba. El desastre de la armada española en Cavite (Filipinas) y en Santiago (Cuba) obligó a solicitar un armisticio que daría paso a la Paz de París, en que se decidió la emancipación de Cuba y Puerto Rico y la conversión de Filipinas en protectorado yanqui: aunque también es cierto que la negativa de España a vender Cuba permitió que ésta fuera independiente (cierto que bajo el control norteamericano).

La gran crisis de fin de siglo ensombreció los últimos años de la Regencia, si bien cabe decir que de esa gran crisis, que dio paso a las duras críticas “regeneracionistas” contra los gobiernos que llevaron a la catástrofe y contra el mismo sistema de la Restauración, quedó a salvo la Monarquía encarnada por la Regente, cuya conducta intachable no podía ser alcanzada por aquella ofensiva.

En 1902 cedió sus poderes a Alfonso XIII, que el 17 de mayo de ese año alcanzó la mayoría de edad requerida por la Constitución, y que prestó el juramento preceptivo en manos del mismo presidente —Sagasta— que lo había recibido de María Cristina en 1885. Pero, contra lo que siempre se ha dicho, la Reina madre no abandonó del todo la política a partir de esa fecha, manteniendo siempre un papel de consejera cerca de su hijo el Rey. Alguna de las crisis registradas al comienzo del reinado personal de Alfonso se debió a su intervención en la sombra; apoyó decididamente a Maura, incluso en 1909, y se mostró adversa a Canalejas —aunque en todo momento Alfonso XIII mantuvo su independencia de criterio y acción como jefe del Estado—. Asimismo —y en este caso con indudable acierto—, María Cristina consideró un error, y un riesgo para la Monarquía, la dictadura de Primo de Rivera. No alcanzó a ver la crisis final de ésta —crisis que arrastraría la del trono—: murió, a consecuencia de una angina de pecho —según la terminología de la época— en el Palacio Real de Madrid (donde había seguido viviendo tras el fin de la Regencia) el 6 de febrero de 1929. El traslado de sus restos al monasterio de El Escorial constituyó un sentido despliegue de fervor popular.

 
ana karina gonzalez huenchuñir


Bibl.: G. Routier, L’Espagne en 1897, Paris, 1897; C. García de Polavieja y del Castillo, marqués de Polavieja, Relación documentada de mi política en Cuba, Madrid, Imprenta Emilio Minuesa, 1898; J. Ortega y Rubio, Historia de la Regencia de Doña María Cristina, Madrid, Felipe González Rojas, 1905, 2 vols.; P. Pirala, España y la Regencia, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1907, 3 vols.; A. Martín Alonso, Diez y seis años de Regencia (María Cristina de Habsburgo-Lorena), Barcelona, Viuda de Luis Tasso, 1914; G. Maura Gamazo, duque de Maura, Historia crítica del reinado de D. Alfonso XIII durante su minoridad bajo la Regencia de Doña María Cristina de Austria, Barcelona, Montaner y Simón, 1920, 2 vols.; F. León y Castillo, marqués del Muni, Mis tiempos, Madrid, Sucesores de Hernando, 1921, 2 vols.; J. Francos Rodríguez, Días de la Regencia: recuerdos de lo que no fue, Madrid, Saturnino Calleja, 1925; J. Becker, Historia de las relaciones exteriores de España durante el siglo XIX, Madrid, Jaime Ratés, 1926, 3 vols.; F. González Doria, “La muerte de la Reina”, en Ensayos (San Lorenzo de El Escorial), 32 (1928-1929); Á. de Figueroa y Torres, conde de Romanones, Notas de una vida, Madrid, Espasa Calpe, 1928, 1930, 1947, 3 vols.; R. González, “La Reina madre Doña María Cristina”, en Religión y Cultura (Madrid), 1929, págs. 321- 332; Á. de Figueroa y Torres, conde de Romanones, María Cristina de Habsburgo-Lorena, la discreta Regente de España, Madrid, Espasa Calpe, 1933; J. Cambón, Correspondance (1870-1899), Paris, 1940; M. Izquierdo, Historia clínica de la Restauración, pról. de G. Marañón, Madrid, Plus Ultra, 1946; P. Rodríguez de Toro y Mesa, conde de los Villares, Estudios del reinado de Alfonso XIII, Madrid, Editorial Jordán, 1947; J. Pabón, El 98, acontecimiento internacional, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1952; Cambó, Barcelona, Alpha, 1952-1969, 3 vols.; E. de Borbón, Memorias, Barcelona, 1954; M. Fernández Almagro, Historia política de la España contemporánea, Madrid, Pegaso, 1956 (2.ª ed); J. Cortés Cavanillas, Alfonso XII: el rey romántico, Barcelona, Juventud, 1961; María Cristina de Austria, Barcelona, Juventud, 1961; J. Pabón, Días de ayer. Historia e historiadores contemporáneos, Barcelona, Alpha, 1963; J. Cortés Cavanillas, Alfonso XIII: vida, confesiones y muerte, pref. de W. S. Churchill, pról. de J. I. Luca de Tena, Barcelona, Juventud, 1966; J. Alarcón Benito, María Cristina de Habsburgo, Madrid, Escelicer, 1966; M. Fernández Almagro, Cánovas, Madrid, Tebas, 1972 (2.ª ed.); R. Fernández de la Reguera y S. March, La boda de Alfonso XIII, Barcelona, Planeta, 1973; J. M.ª García Escudero, Historia política de las dos Españas, Madrid, Editora Nacional, 1975, 4 vols.; J. A. Gallego, La política religiosa en España (1889-1913), Madrid, Editora Nacional, 1975; J. Varela Ortega, Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración (1875-1900), Madrid, Alianza, 1976; C. Seco Serrano, Viñetas históricas, Madrid, Espasa Calpe, 1983; J. A. Vidal Salas, Reinas de España, Barcelona, 1984; C. Fisas, Historia de las Reinas de España, t. II: La Casa de Borbón, Barcelona, 1989; F. González Doria, Las Reinas de España, Madrid, Planeta, 1989; J. Companys, España en 1898: entre la diplomacia y la guerra, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 1991 (Biblioteca Diplomática Española); J. M. González Cremona, Amantes reales: amores de reyes y reinas de España, Madrid, Edaf, 1992; El trono amargo. Austrias. Borbones. Dos dinastías desdichadas, Barcelona, Planeta, 1992; J. Paredes González, “María Cristina de Habsburgo-Lorena: una mujer tres veces Reina”, en VV. AA., D.ª María Cristina de Habsburgo-Lorena. Estudios sobre la Regencia, Madrid, Estudios Superiores de El Escorial 1892-1992, 1992; J. Balansó, La familia real y la familia irreal, Barcelona, Planeta, 1992; M. Ballester y Rocamora, Recordando a María de la Paz, la infanta pacifista, Alicante, M. Ballester, 1996; J. Companys, La prensa amarilla norteamericana, Madrid, Sílex, 1998; C. Seco Serrano, “Valeriano Weyler, modelo de general civilista”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CXCVI, cuad. III (septiembre-diciembre de 1999), págs. 363-420; Alfonso XIII, Madrid, Arlanza, 2001; J. Tusell y G. García Queipo de Llano, Alfonso XIII, el Rey polémico, Madrid, Aguilar, 2001; C. Seco Serrano, La España de Alfonso XIII. El Estado. La política. Los movimientos sociales, Madrid, Espasa Calpe, 2001; R. Mateos Sáinz de Medrano, La reina María Cristina: madre de Alfonso XIII y regente de España, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007.



Fotografía

 

Reina consorte de España. Hija de los archiduques de Austria, Carlos Fernando y María Isabel, y prima del emperador austríaco Francisco José, nacida en Goes-Sadowitz (Moravia) el 21 de junio de 1858.

El 29 de noviembre de 1879 se casó con Alfonso XII, viudo de Mercedes de Orleáns, en la Basílica de Atocha de Madrid. Del matrimonio nacieron dos hijas, María de las Mercedes y María Teresa, y cuando murió el rey, el 26 de noviembre de 1885, esperaba su tercer hijo, motivo por el que se aplazó el nombramiento de sucesor hasta su alumbramiento. Dio a luz un hijo, el futuro rey de España, Alfonso XIII, y hasta su mayoría de edad, ejerció la Regencia su madre.
Si su actitud durante el reinado de su esposo se caracterizó por la discreción, durante el ejerció de la Regencia persistió en ella. Se ajustó a la Constitución vigente y a la legalidad, sin oponerse a las reformas y respetando el turno en el poder de los partidos Liberal y Conservador.
Su más clara intervención en la política activa fue la guerra hispano-norteamericana de 1898, que concluyó con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Por expreso deseo de María Cristina, su hijo asistió a los dos últimos consejos de ministros de la Regencia, que terminó con la proclamación de Alfonso XIII como el rey el 17 de mayo de 1902. Fue la Regencia más larga de la Historia de España, dieciséis años (doce de ellos presididos por el Partido Liberal) durante los cuales la Regente se acreditó por sus discreción y tacto.
En los primeros años del reinado de Alfonso XIII, la influencia de su madre fue grande, dada la estrecha unión que existió entre ambos. Pero, enseguida, María Cristina se consagró a la vida familiar y a las obras de beneficencia y Alfonso XIII, por su parte, procuró mostrarle el profundo respeto y admiración que sentía por ella.
El 8 de febrero de 1929 falleció en Madrid, de muerte repentina. La difícil situación que tuvo que vivir desde el primer momento de su llegada a España, especialmente debida al profundo cariño de que había gozado entre el pueblo la primera esposa del Rey, doña María de las Mercedes de Orleáns, supo afrontarla con inteligencia y gran tacto, ganándose con ello el respeto de un país que veía su destino en manos de una Reina extranjera y con una sucesión indecisa, solucionada por el nacimiento de don Alfonso XIII.

 

Armas de la Reina.



Armas de Reina María Cristina 



1.-Condado de Habsburgo
2.-Archiducado de Austria
3.-Ducado de Lorena

5.-Reino de Hungría.
6.-Reino de Bohenia
7.-Reino de Galitzia/ Lodomeria.

8.-Archiducado de Baja Austria.



El archiduque Eugenio de Austria (Gross-Seelowitz, 21 de mayo de 1863 - Meran, 30 de diciembre de 1954) fue un príncipe y militar austríaco.

La Ducado de Teschen (en alemán, Herzogtum Teschen), también Ducado de Cieszyn (en polaco, Księstwo Cieszyńskie) o Ducado de Těšín (en checo, Těšínské knížectví, en latín, Ducatus Tessinensis), era un ducado de Silesia autónomo centrado en Cieszyn (Teschen) en la Alta Silesia. Durante la división feudal de Polonia fue segregado del Ducado de Racibórz en 1281 y gobernado por los duques silesios de la dinastía de los Piastas a partir de 1290.​
Los territorios ducales inicialmente comprendían los territorios de la Pequeña Polonia al este del río Biała, que en torno a 1315 fueron segregados para formar el Ducado de Oświęcim, mientras que el resto del ducado pasó a ser un feudo de Bohemia en 1327. Después de que el grueso de Silesia fuera conquistado por el rey prusiano Federico el Grande en 1742, Cieszyn/Těšín conjuntamente con los ducados de Troppau (Opava), Krnov y Nysa permaneció en la Silesia Austríaca. 

El matrimonio de Alberto y María Cristina no tuvo hijos, y después de la muerte del enviudado Alberto en 1822 el ducado pasó a su hijo adoptivo, el Archiduque Carlos de Austria, quien se convirtió en Duque de Teschen (Herzog von Teschen) lo que dio inicio a la rama de Teschen de la dinastía Habsburgo-Lorena. El título fue transmitido en su línea dinástica, primero a su hijo mayor Alberto Federico, y después en 1896 al sobrino de Alberto Federico, al Archiduque Federico María.



La Casa de la Ciudad de Barcelona.




La Casa de la Ciudad de Barcelona, que es el edificio y sede del Ayuntamiento de Barcelona, se encuentra en el centro histórico de la ciudad, enfrente del Palacio de la Generalidad de Cataluña. Su construcción se ha realizado a través de diversos siglos. La fachada principal actual, situada en la plaza de San Jaime, data de 1847, aunque su origen es de 1369, cuando se empezó a construir el Salón de Ciento, origen de la historia del ayuntamiento de Barcelona.
ana karina gonzalez huenchuñir

El Salón Carles Pi i Sunyer, hasta septiembre de 2016 Salón de la Reina Regente, (en catalán: Saló de la Reina Regent), es el espacio donde se celebran los plenos municipales, construido en 1860 sobre el lugar que ocupaba el Patio de los Naranjos por el arquitecto Francisco Daniel Molina.

Salón Carles Pi i Sunyer con la pintura de la
 Reina María Cristina y Alfonso XIII.


Es una sala de planta semicircular, cubierta con una bóveda de media cúpula, decorada con pinturas del artista Claudio Lorenzale, y una claraboya de cristal de Pere Falqués. Las galerías se abren al hemiciclo entre columnas jónicas de mármol rojo, cuyas bases están decoradas con motivos florales dorados.


Presiden el salón un retrato de la reina regente María Cristina con su hijo el rey Alfonso XIII, pintado por Francisco Masriera, y un busto del rey Juan Carlos I, situados detrás de la mesa presidencial. El cuadro de Masriera fue realizado en 1888 con motivo de la visita de la reina regente y de Alfonso XIII a la Exposición Universal que se celebró ese año en Barcelona. En unas hornacinas laterales se pueden ver las esculturas realizadas por Josep Viladomat de San Jorge y Santa Eulalia. El hemiciclo se distribuye en dos niveles, para los regidores con cincuenta sitiales y otro para el público y prensa que quiera asistir a los plenos. 

El mobiliario fue renovado en 1891 por el arquitecto Pere Falqués de estilo alfonsino. En el eje de la sala se abre una puerta que conduce al Salón de Ciento enclavado en el centro del edificio.





Monograma real de la reina María Cristina.

Židlochovice (; en alemán, Groß Seelowitz) es un pueblo en la Región de Moravia Meridional de la República Checa. Entre sus varios sitios de interés, se destacan el Palacio de Židlochovice, originalmente construido en el siglo XIV, luego reformado por el arquitecto Joseph Emanuel Fischer von Erlach; y la Iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, de estilo barroco, obra de Johann Lukas von HildebrandtTiene unos 3.700 habitantes.

Castillo de Židlochovice , bajo Friedrich von Žerotín , el fuerte de agua del siglo XIV se convirtió en castillo en 1570, Philipp Ludwig von Sinzendorf hizo rediseñar el castillo en estilo barroco por Joseph Emanuel Fischer von Erlach entre 1722 y 1728, luego fue renovado por el jardinero paisajista Charboniére con un Rodeado por el parque del castillo. Propiedad de los Habsburgo desde 1819 , más tarde la residencia de verano del presidente checoslovaco

El parque del castillo de Židlochovick, con una superficie total de 23 ha, es un importante monumento del arte del jardín, cuyo desarrollo artístico documentado de trescientos años sigue de cerca las reconstrucciones barrocas y clasicistas del castillo local. Este es un parque paisajístico de estilo inglés muy agradable con una gran cantidad de grupos sueltos y árboles maduros solitarios y pintorescos, extensos prados, una vista única del cruce del jardín...

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