Introducción
La Unificación italiana fue el proceso histórico que, a lo largo del siglo XIX, llevó a la unión de los diversos Estados en los que la península itálica estaba dividida, en su mayor parte vinculados a dinastías consideradas «no italianas», como los Habsburgo o los Borbones.
Ese proceso ha de entenderse en el contexto cultural del Romanticismo y la aplicación de la ideología nacionalista, que pretendía la identificación de nación y Estado, en un sentido centrípeto y, en el caso de Italia, también irredentista. En Italia se le conoce sobre todo como el Resurgimiento (Risorgimento en it.), e incluso como la Reunificación italiana, debido a que Italia fue unificada por Roma en el siglo III a.C. y durante setecientos años constituyó, de iure, la prolongación territorial de la misma capital del Imperio, gozando, durante largo tiempo, de un estatus único y privilegiado (por esa razón nunca fue una provincia,3 a diferencia de todos los demás territorios conquistados).
El proceso de unificación italiana es resumido así: a comienzos del siglo XIX la península itálica estaba compuesta por varios Estados (el Reino Lombardo-Véneto, bajo el dominio austríaco; los Estados Pontificios; el Reino de Piamonte; el Reino de las Dos Sicilias, entre otros), lo que respondía más a una concepción feudal del territorio que a un proyecto de Estado liberal burgués. Después de varios intentos de unificación entre 1821 y 1849, que fueron aplastados principalmente por el gobierno austríaco y sus aliados, la hábil política del Conde de Cavour, ministro del Reino de Cerdeña, logró interesar al emperador francés Napoleón III en la unificación territorial de la península, que consistía en expulsar a los austríacos del norte y crear una confederación italiana.
A pesar de la derrota del Imperio austríaco por el ejército francés y sardo-piamontés, el acuerdo no se cumplió integralmente por temor de Napoleón a la desaprobación de los católicos franceses. Solo la Lombardía, conquistada por los franceses y sardo-piamonteses, fue anexionada al Reino de Cerdeña. Además, durante la guerra estallaron insurrecciones en los ducados del norte, que pidieron y obtuvieron la anexión a Piamonte-Cerdeña, con lo cual se cumplió la primera fase de la unificación.
En la segunda fase se logró la unión del sur cuando, Garibaldi, inconforme con el tratado entre Cavour y Napoleón, se dirigió a Sicilia con las camisas rojas, conquistándola y negándose a entregarla a los piamonteses; desde allí ocupó Calabria y conquistó Nápoles. En 1860 las tropas piamontesas llegaron a la frontera napolitana. Garibaldi, que buscaba la unidad italiana, entregó los territorios conquistados a Víctor Manuel II. Mediante plebiscitos, Nápoles, Sicilia y la mayor parte de los Estados Pontificios se unieron al Reino de Cerdeña, gobernado por Víctor Manuel II, que se convirtió, en 1861, con la proclamación del Reino de Italia, en soberano del nuevo estado.
Cerdeña – Piamonte, Lombardía y Venecia. Parma, Módena, Toscana y los Estados Pontificios; el Reino de las Dos Sicilias.
Parma-Piacenza
La ciudad de Parma, comprada por Milán en 1346, fue cedida a la Santa Sede en 1511. El ducado de Parma fue creado en 1545 por un hijo natural del papa Pablo III, Pier-Luigi Farnese.
En 1545 fue nombrado gonfalonier de la Iglesia. En 1556, su hijo Ottavio se casó con Marguerite de Parma, una hija natural de Carlos V de España. Su hijo Alessandro se casó con la hija de un pretendiente al trono de Portugal (en ese momento parte de España). En 1641 Odoardo perdió el cargo de gonfalonier (que fue abolido).
Odoardo fue sucedido por Ranuccio II (1646-94), Francesco (1694-1727) y Antonio (1727-31), con quienes terminó la línea masculina Farnese. En 1720, se acordó entre las potencias europeas dejar pasar Parma al hijo mayor de Isabel Farnesio, sobrina de los dos últimos duques, de su matrimonio con Felipe V de España, a saber, Don Carlos de Borbón y Farnesio. Carlos se apoderó del reino de las Dos Sicilias en 1734, pero perdió Parma ante los austriacos al año siguiente. Por el tratado de Aquisgrán de 1748, Parma fue entregada a su hermano menor Felipe, cuya descendencia reinó desde entonces el Borbón-Parma.
Parma-Piacenza fue anexada a Francia en 1802 y concedida en 1806 a Cambacérès (Parma) y Lebrun (Piacenza), antiguos compañeros de Bonaparte como cónsules de Francia. Los Borbones-Parma recibieron Etruria (Toscana) a cambio de 1801 a 1807. En 1814, Parma, Piacenza y Guastalla fueron entregados de por vida a la esposa de Napoleón, María Luisa de Austria, mientras que los Borbones-Parma se trasladaron a Lucca.
A su muerte el 17 de diciembre de 1847, Lucca y Parma se unieron. Se hicieron algunos ajustes territoriales en ejecución del tratado de Florencia del 28 de noviembre de 1844: Guastalla y l'Oltrenza (parte de Parma) fueron cedidas a Módena, y la Lunigiana fue adquirida a Módena y Toscana.
El Reino lombardo-véneto (en italiano: Regno Lombardo-Veneto; en alemán: Lombardo-Venezianisches Königreich) o Lombardia-Venecia es el nombre que recibieron las posesiones adjudicadas de acuerdo con las disposiciones del Congreso de Viena (9 de junio de 1815) al Imperio de Austria, después de la derrota de Napoleón y que constaban del Milanesado y de la parte italiana de la República de Venecia. El reino fue anexado en 1866 al Reino de Italia.
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El congreso de Viena combinó los territorios de Lombardía (dominado por Austria desde 1713) y Venecia (bajo dominio austriaco desde 1797) bajo la monarquía de los Habsburgo, en compensación también por la pérdida de los Países Bajos austriacos. Por medio de la Imperial y Real patente de 7 de abril de 1815 que hacía de los estados austríacos en Italia, el Reino lombardo-véneto.
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Los sucesivos emperadores de Austria fueron dotando al reino de instituciones propias adaptadas a las características del mismo. En 1816 se crean las diversas provincias del reino, consolidándose la dicotomía entre Lombardía y el Véneto, al estar cada provincia sujeta a uno de los dos gobiernos, en los cuales habría un gobernador. La frontera entre Lombardía y el Véneto fue establecida en el río Mincio.
El 1 de enero de 1816, como parte de esta política, Francisco I crea la Orden imperial de la Corona de Hierro con objeto de premiar de forma especial a los súbditos destacados en el ámbito del reino lombardo-véneto. Los idiomas oficiales eran el italiano y el alemán. El reino estaba en unión personal con Austria, por lo tanto el rey titular era el emperador austriaco, que estuvo representado entre 1815-1848 por un virrey y luego por un gobernador general.
El Reino de las Dos Sicilias
(en italiano; Regno delle Due Sicilie; en napolitano: Regno d"e Ddoje Sicilie; en siciliano: Regnu dî Dui Sicili) fue un estado soberano de la Italia meridional, creado en 1816, que comprendió los territorios de los reinos de Nápoles y Sicilia.3 Sus gobernantes fueron miembros de una rama menor de los Borbones españoles, fundada por Fernando IV de Nápoles y III de Sicilia.
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Los antiguos reinos de Sicilia y Nápoles llevaban ligados a la Corona de Aragón desde los siglos XIII y XV, respectivamente. Con el desmembramiento de la Monarquía hispánica en el tratado de Utrecht (1713), esos territorios pasaron a dominio austriaco, pero casi inmediatamente los españoles trataron de recuperarlos, dando lugar a la Guerra de la Cuádruple Alianza. Aprovechando la Guerra de Sucesión polaca, en 1734, Carlos, el entonces duque de Parma y futuro soberano, derrotó a los austriacos con las tropas de su padre el rey Felipe V de España, recuperó estos reinos para su dinastía, y fue reconocido de inmediato por Francia en virtud del Primer Pacto de Familia y en 1737 por los Estados Pontificios y, a continuación, por el resto de los estados italianos.
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Dos sicilias
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A la muerte de su hermano Fernando VI de España, Carlos cedió el trono de Nápoles-Sicilia a su hijo Fernando I de Borbón (IV de Nápoles y III de Sicilia) en 1759 para poder ceñirse la corona española. Fernando IV de Nápoles, tras el periplo causado por la Revolución francesa y las Guerras Napoleónicas, regresó al trono napolitano y cambió la denominación Nápoles-Sicilia por la de Reino de las Dos Sicilias en 1816.
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Dos sicilias |
Su nieto, Francisco II de las Dos Sicilias, perdió el trono en 1860, conquistado por Giuseppe Garibaldi tras la denominada Expedición de los Mil. Con esta conquista, el Reino de las Dos Sicilias dejó de existir como estado independiente.
Reino de Cerdeña |
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El Reino de Cerdeña fue el nombre de las posesiones de la casa de Saboya en 1720, cuando la isla de Cerdeña le fue obsequiada al rey Víctor Amadeo II de Saboya para compensar la pérdida de Sicilia a manos del Imperio austríaco en virtud del tratado de La Haya. Aparte de Cerdeña, el reino incluía Saboya, Piamonte y Niza; tras el Congreso de Viena en 1815 fue incluida Liguria, con su capital, la ciudad de Génova. Oficialmente su nombre completo era: Reino de Cerdeña, Chipre y Jerusalén, Ducado de Saboya y Monferrato, Principado del Piamonte.
Durante la mayor parte de los siglos XVIII y XIX, bajo el gobierno de la Casa de Saboya, su capital política y económica fue Turín. En 1860 Saboya y Niza fueron "cedidas" a Francia como pago por el apoyo francés en la guerra mantenida con Austria, dentro de la campaña de unificación italiana. En 1860, se convirtió en el principal de los reinos fundadores del Reino de Italia, después de lo cual convirtió sus territorios en provincias de este.
Lira Italiana
La lira, que fue moneda oficial de Italia desde su unificación, data desde antes de Carlomagno. Al igual que la libra esterlina, representaba una libra peso de plata, y era equivalente a 20 soldi o 240 denari. Antes de la unificación, muchos de los estados italianos utilizaban la lira como su moneda oficial.
En 1807, el Reino Napoleónico de Italia, que ocupaba el noreste del actual territorio italiano, presentó la lira como su moneda. Igual al franco francés, estaba dividido en 20 soldi o 100 centesimi. Esta lira circuló hasta 1814 cuando el reino se desmembró.
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5 liras italianas |
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5 liras italianas |
Tras la creación del Reino de Italia bajo el gobierno de Víctor Manuel II en 1861, una lira se estableció, en 4,5 g de plata o 290,322 miligramos de oro. Esto fue una continuación directa de la liras utilizadas en el Reino de Cerdeña. Otras monedas que sustituyeron a la lira italiana fueron el florín de Lombardía, el piastra de Dos Sicilias, el fiorino de Toscana, el escudo pontificio y las liras de Parma.
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