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"Fabbri" "Fabbri" es una de las marcas más famosa y costosa del mundo, que tiene su fábrica en Italia.No son muchos los fabricantes famosos de escopetas que se encuentran fuera de Londres, pero Fabbri es uno de ellos. Armas hechas a mano con una técnica,mezcla de la artesanía tradicional y moderna,y el empleo de materiales únicos como el titanio, el grabado laser, la madera de nogal negro o los cañones en acero inoxidable,sin olvidar las incrustaciones en oro o metales preciosos,dan como resultado unas de las mejores escopetas que el aficionado puede encontrar en el mercado. Esta marca italiana hace las mejores escopetas superpuestas. Con un stock de 25 piezas al año, se ha convertido en un referente en la fabricación artesanal de armas de caza. |
Esta notable escopeta fue un regalo que recibió el Mariscal del Reich Hermann Göring (1893-1946) en su famoso pabellón de caza de Carinhall, en 1937. Göring fue un piloto de combate estrella en la Primera Guerra Mundial. Habiendo volado con el Circo Volador de von Richthofen, recibió la Pour le Merite (Max Azul). Fue uno de los primeros partidarios del Partido Nazi de Adolfo Hitler y, con el tiempo, se convirtió en jefe de la Luftwaffe y en el sucesor designado de Hitler. Capturado en Baviera en mayo de 1945, fue condenado por crímenes de guerra en los juicios de Núremberg, pero se suicidó antes de poder ser ejecutado. Esta excepcional escopeta incluye accesorios en su funda, como las charreteras del Mariscal de Campo de Göring y una funda para puros en relieve. Esta impresionante Merkel, una de las cientos de armas de fuego "liberadas" de varias propiedades de Göring, fue un regalo del general del ejército Dwight D. Eisenhower al general del ejército John J. Pershing en junio de 1945.
El arma estriada de Europa central de finales del siglo XVII se conoce en Estados Unidos como el fusil Jaeger (Jaeger significa "cazador" en alemán). Era un arma corta, con un cañón octogonal de aproximadamente 71 cm de largo y un calibre grande (normalmente de calibre 60 a 70, con un promedio de siete estrías). |
Entre la colección de rifles de caza del Rey de España, destaca uno que tiene un escudo de la corona española y está decorado con incrustaciones de oro de 24 quilates, platino y la mira telescópica fabricada por la casa Swarovski. Fue un encargo “muy especial” realizado por el grabador de armas de fuego norteamericano Mike Dubber, uno de los más cotizados del mundo. El preciado rifle de caza del Rey de España fue encargado a principios del año 2006 con la intención de llevárselo a la famosa cacería de Botsuana. El rifle del rey ha sido hecho de forma artesanal por John Bolliger, fundador de Mountain Riflery, Inc., que desde el año 1966 se ha dedicado a la creación de armas personalizadas y cuyas piezas de coleccionista (firmadas y numeradas) son codiciadas por todos los cazadores del mundo. Este modelo del que estamos hablando es del que más orgulloso está, pues hasta corona con él su página web de venta al público, donde el más barato de sus artículos no baja de los 10.000 €, aunque fácilmente se pueden ir a los 20.000 € en función del modelo, como ocurre en el caso de la versión desnuda de este rifle bautizado, como no podía ser de otra forma, “Rey de España”.
Michael W. Dubber ha grabado armas de fuego desde 1969. Recibió una licenciatura y una maestría en Bellas Artes de la Universidad Estatal de Indiana y sus áreas profesionales han incluido la enseñanza, la fabricación y venta de joyas, la publicidad y las relaciones públicas. Su carrera comenzó como profesor de bellas artes. Posteriormente, pasó seis años en el negocio de la joyería como engastador de piedra, grabador y joyero fabricante. Obtuvo su conocimiento del grabado y la armería de armas de fuego a través de la experiencia práctica y trabajando con maestros armeros. Es ex presidente de FEGA, ha sido miembro de la junta directiva y fue editor de la revista The Engraver durante diez años. Michael es un Master Engraver de Colt y un Master FEGA. En 2019 fue seleccionado como Instructor del curso GRS Grand Masters en Grabado Colt. Completó 6 Colt Collectors Association (CCA) "Show Guns" y ganó el premio CCA Howard Dove al mejor potro grabado en sus espectáculos regionales anuales en siete ocasiones. Su trabajo aparece en las cubiertas antipolvo delantera y trasera de American Engravers III de C. Roger Bleile. |
Master Engraver Rex Pedersen En 1938, CR Pedersen inició un negocio en Chicago con su hijo, fabricando bastones giratorios y de dirección e instrumentos musicales. Tras su baja del servicio militar, su hijo Rich abrió una tienda de armas en Ludington, Michigan. Ofrecía muchos servicios personalizados a muchos clientes, así como a otros distribuidores. Muchos armeros y fabricantes utilizaban los famosos accesorios de ajuste de motores, plantillas de perforación y miras delanteras de la marca REX. Creciendo en el negocio de las armas, el hijo de Rich, Rex, realizó muchas operaciones de armería. |
The 2025 FEGA Auction Colt Python .357 Magnum 7 1/2 Barrel
Subasta FEGA 2025 Colt Python .357 Magnum cañón 7 1/2
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La huida de los malditos. El exilio de los colaboracionistas | Crítica |
Fórcola publica el excelente estudio narrativo, galardonado con el premio Jules Michelet 2023, en el que Yves Pourcher sigue el rastro de los franceses que colaboraron con los nazis 26 de enero 2025 El exilio de los colaboracionistas, 1944-1989. Yves Pourcher. Trad. Ester Quirós Damiá. Fórcola. Madrid, 2024. 292 páginas. 26,50 euros Desde hace tiempo es sabido que en la Francia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, sobre la que De Gaulle proyectó restrospectivamente el mito de la Resistencia, hubo numerosos ciudadanos que apoyaron a las nuevas autoridades y en muchos casos fueron cómplices de sus crímenes, los llamados collabos, que junto a los que se limitaron a contemporizar con los ocupantes representaban una parte importante de la población tanto en la zona sometida al Reich como en la denominada libre, donde el gobierno títere de Vichy apenas podía ocultar su irrelevancia. Presidido por un Pétain envejecido y maniatado y gobernado de facto por el infame Laval, más nazi que los propios nazis, el Estado que abanderaba la Revolución Nacional no rebasó en la práctica la condición de provincia vasalla en la Europa del Nuevo Orden. Al margen de la clase funcionarial pero alineados con ella, e igualmente sujetos a las directrices de los jerarcas hitlerianos, estaban los oscuros miembros de la Carlingue o Gestapo francesa, los integrantes de la Milice de Darnand o los comerciantes y gánsteres que prosperaron gracias al mercado negro y la incautación de los bienes expoliados, con la cobertura de una amplia red de informantes y delatores. A ellos se les sumaron políticos, ideólogos, periodistas e intelectuales que sirvieron en distintos grados a los alemanes y serían después, tras el hundimiento, juzgados y condenados durante la depuración, bajo los cargos de traición y connivencia con el enemigo. Los ‘collabos’ se convirtieron, casi de la noche a la mañana, en “náufragos de la historia”. En El exilio de los colaboracionistas, galardonado en Francia con el premio Jules Michelet 2023 y traducido por Ester Quirós Damiá para Fórcola, el historiador y antropólogo Yves Pourcher, que ya demostró su familiaridad con el periodo en varios libros dedicados a la figura de Laval, sigue el rastro de los que escaparon a tiempo, favorecidos a la larga por el interés de la República en no airear demasiado –pasada una primera fase de condenas y ejecuciones ejemplarizantes como la del propio exprimer ministro, entregado por las autoridades franquistas, o la sonada y controvertida del escritor Brasillach, fusilado en Montrouge– la magnitud del colaboracionismo y especialmente su contribución, después silenciada, a las deportaciones de la comunidad judía. Eran fascistas y antisemitas, fanáticos intoxicados por la ideología, pero también hubo esnobs e inmoralistas exquisitos o aprovechados que se habían introducido en los circuitos de poder por ambición y oportunismo. Tuvieron su momento de gloria en los aciagos années noires y se convirtieron, casi de la noche a la mañana, en “náufragos de la historia”. Céline, escritor de primer orden y odioso panfletista, fue uno de los más relevantes y narró la vivencia del destierro en su novela autobiográfica De un castillo a otro, pero abundan los nombres menos conocidos: el aviador miliciano Max Knipping, los antiguos izquierdistas Marcel Déat y Paul Marion, el propagandista Jean Luchaire y su familia, la mujer y la hija de Laval, la condesa Lisette de Brinon, el locutor Jean Loustau, el guardaespaldas Jacques Bourin, el comisario Louis Darquier de Pellepoix, el ministro y académico Abel Bonnard o el actor Robert Le Vigan son sólo algunos de los muchos que comparecen en el itinerario, donde los principales conviven con los ínfimos. La brillante prosa de Pourcher les da a las semblanzas un doble valor histórico y literario. Fueron vidas excesivas que culminaron en el deshonor, la ignominia y el ostracismo, mientras sus protagonistas oscilaban entre la negación de la realidad, la autocompasión y la nostalgia, arrostrando el estigma no de la culpa, pues pocos arrepentimientos constan, sino del desprecio que inspiraba la mera mención de sus nombres, aunque no todos fueron penalizados por igual y los hubo que lograron eludir sus responsabilidades u ocultarlas con invenciones e identidades falsas. La conocida como “huida de los malditos”, donde el calificativo, aplicado a personajes de muy baja catadura moral, no tiene las connotaciones románticas que suelen acompañarlo en otros contextos, fue un episodio novelesco con momentos trágicos y ribetes de farsa. Pero es imposible simpatizar con el batallón de los derrotados si recordamos el destino de las gentes a las que persiguieron, torturaron y asesinaron, ellos mismos o los sicarios en los que delegaron su despiadada guerra sucia. “Cómo contar el caos, el miedo, la distancia, la soledad y el odio, sí, siempre el odio”, se pregunta el autor al comienzo, y el propio libro responde a la cuestión con una verdadera lección de estilo. Sin dejar de estar rigurosamente documentada, como podemos ver en la relación de fuentes y referencias bibliográficas, incluidas las cartas, los registros orales y el testimonio de familiares y descendientes, la prosa de Pourcher destaca por la combinación de brillantez, frescura y pulso narrativo, que le da a la colección de semblanzas y trayectorias, agrupadas en lo que podríamos llamar una biografía coral, un doble valor histórico y literario. Itinerarios del exilio. Tras el desalojo de la decadente corte de Vichy, “teatro de sombras”, como se define en el título de otro de los libros de Pourcher, y una breve estancia en la fronteriza Belfort, demasiado próxima al frente, la residencia se estableció en Sigmaringa, en Baden-Wurtemberg, cuyo impresionante castillo neogótico pasó a ser la sede del fantasmal gobierno en el exilio. La antigua capital del Principado de Hohenzollern-Sigmaringen, una ciudad pequeña pero pintoresca, situada a orillas del Danubio, se convirtió en el centro de una sociedad corroída por las intrigas donde confluyeron miles de fugitivos, cada vez más desesperados ante el avance de las tropas aliadas. Con la desbandada final, la siniestra troupe se dispersó de regreso a Francia o con rumbo a Suiza, Italia –donde algunos contaron con la complicidad de la Iglesia para ser alojados en conventos o monasterios– y la península ibérica. La España de Franco, viejo conocido del maréchal, les ofrecía una vía de escape a América –países como Brasil, Uruguay o la Argentina de Perón, y al norte el Quebec, no tuvieron inconveniente en acoger a los prófugos– o una discreta residencia que aprovecharon otros nazis y fascistas de todo el continente. Entre las conexiones españolas, puede mencionarse el caso de Adalbert Laffon, excombatiente en las filas requetés durante nuestra Guerra Civil, miembro del Gobierno petainista, introductor del cultivo de la ostra en la ría de Arousa y suegro del escritor y psiquiatra Luis Martín-Santos. |