Biografía Richard Charles Nicholas Branson (nacido el 18 de julio de 1950), normalmente citado como Richard Branson, es un magnate de negocios británico y famoso orador ) da a conocer cómo fueron sus primeros discursos y entrega algunos consejos para ser un mejor orador. Asegura que “los buenos oradores no son sólo talentosos o afortunados; trabajan duro” Consejos Cuando mi primera empresa, la revista Student, empezó a ganar reconocimiento, en ocasiones me pidieron que hablara en reuniones. El primer acto que pudiera haber sido considerado de alto perfil fue en University College, Londres, para un canal de televisión alemán. Antes de que llegara mi turno de subir al escenario, el líder estudiantil Danny Cohn-Bendit (Se dio a conocer primero por su participación en Mayo del 68 y su tendencia anarquista, que luego cambió por la de ecologista reformista) y el activista Tariq Ali (es un escritor pakistaní, director de cine e historiador) ofrecieron discursos excepcionales sobre los derechos humanos. Fueron apasionados sobre sus temas, rebosaron confianza y tuvieron el potencial intelectual para respaldar su retórica. Mientras la multitud vitoreaba y pateaba el piso, yo combatía la tentación de vomitar. Mi mente quedó en blanco cuando tomé el micrófono. Balbuceé incoherentemente un poco antes de dejar el podio. Fue uno de los momentos más vergonzosos de mi vida, y mi rostro estaba rojo como el logotipo de Virgin. Sir Freddie Laker Unos años después, Sir Freddie Laker, (6 Agosto 1922 – 9 Febrero 2006) uno de mis mentores más importantes y el hombre que me inspiró para entrar en la industria de las aerolíneas, me exhortó a volverme el rostro público de nuestra compañía. Argumentó que en vez de tratar de atraer la atención de la gente con una gran campaña de mercadotecnia, sería mucho más barato y mucho más efectivo que yo mismo ocupara los titulares; especialmente ya que mi pequeña compañía estaba compitiendo contra rivales más grandes. Pero esto significó abordar mi problema al hablar en público. Me di cuenta de que si yo iba a ser el rostro de nuestra marca, iba a tener que hablar. Lo que pronto aprendí fue que la práctica marcaba toda la diferencia. Entre más preparado estaba, menos tartamudeaba y me equivocaba. Los buenos oradores no son sólo talentosos o afortunados; trabajan duro. Empieza a practicar tu discurso con mucha anticipación en casa. Trata de sentirte cómoda con el material y aprender dónde deberías ser contundente y dónde deberías usar un tono más ligero. Sobre todo, deberías prepararte para ser tú misma. A menudo cuando alguien pronuncia un discurso que fue escrito por alguien más -me vienen a la mente los políticos-, suena demasiado elegante y premeditado. La clave es comprender tu mensaje, ponerle tu personalidad y transmitirlo en tus propias palabras. Recuerda, no todos tienen un enorme vocabulario. A menudo una palabra breve funcionará mucho mejor que una larga que quizá incluso pronunciaras mal. Ten en mente que no hay necesidad de apegarse rígidamente a tu guión si se presenta una tangente interesante. Algunos de los mejores momentos en la historia de la oratoria incluyen declaraciones improvisadas. Para ser un orador público impresionante, tienes que creer en lo que estás diciendo. Y si hablas con convicción y eres apasionada sobre tu tema, tu público perdonará más fácilmente tus errores porque tendrán confianza en que estás diciendo la verdad. Mis respuestas no son siempre fluidas e inmediatas, y a menudo incluyo una buena dosis de “este” y “ah”. Pero la mayoría de los públicos se sienten mucho más contentos con una respuesta titubeante y sincera que con una respuesta rápida pero superficial. Prepárate, luego tómate tu tiempo y relájate. Habla desde el corazón. |
ROSTRA DEL FORO ROMANO
En la Antigua Roma, se llamó rostra a una tribuna del Foro que servía de púlpito desde el que los magistrados y oradores arengaban al pueblo. «Rostra» es el plural de la palabra latina rostrum, que literalmente significa «lo que sirve para roer», refiriéndose casi siempre a los picos, boca o cara de los animales. Por extensión se llamó rostrum a todo objeto con forma de pico:
espolón de una nave
reja de un arado
pico de una lámpara
cabeza de un martillo
En su acepción náutica el rostrum era el espolón de bronce que reforzaba la proa de los navíos de guerra, un pico que embestía las naves enemigas para hundirlas, un arma que dio muy buenos resultados.
Los rostra monumentales.
En el año 338 a. C. (época de la República) el cónsul Cayo Menio se vio envuelto en una batalla contra la flota de los volscos en el puerto de Antium, donde obtuvo una gran y definitiva victoria. El cónsul mandó arrancar los rostra (espolones) de los barcos enemigos para trasladarlos a Roma y colocarlos en el muro de la tribuna de oradores del Foro Romano, ante la que se reunían los comitia o asambleas romanas. Desde entonces esta fue conocida como rostra y, por extensión, se acabó por dar el nombre a dichas tribunas. En origen esta tribuna se debía encontrar entre el foro de época republicana y el comitium, que entonces se encontraban diferenciados, por lo que los oradores podían ser escuchados de una y otra parte.
rostra |
En 44 a. C. Julio César la trasladó a su ubicación definitiva en el Foro. Junto a la tribuna se encontraban el miliarium aureum erigido por Augusto, que era el punto de partida supuesto de todas las calzadas romanas, situado del lado que linda con el templo de Saturno y el umbilicus urbis, al extremo norte de la tribuna, algo más tardío.
En el otro extremo del Foro y formando parte del podio del templo de César se encontraba una segunda tribuna, los rostra divi Iuli, decorados con espolones de los barcos egipcios apresados en la batalla de Actium.
ROSTRA DE JULIO CESAR |
Una tercera tribuna se piensa que estaba emplazada frente al templo de Cástor, ya que las fuentes hablan de los Rostra tria.
Locuciones derivadas de este vocablo.
In rostra ascendere, subir a la tribuna.
Aliquem pro rostris laudare, elogiar públicamente a uno.
Rostra movere, agitar al pueblo desde la tribuna de la asamblea popular o desde la del foro.
En el idioma español del siglo XVI la palabra latina rostrum dio origen a la palabra rostro.
Para los romanos la elocuencia era “el arte de hablar bien” y adquirió una enorme importancia. Era el mejor medio para comunicarse con sus conciudadanos buscando siempre la manera idónea de explicar las ideas, convencerles y/o conmover sus espíritus en todo lo referente a la vida social; varios eran los lugares adecuados para el uso de la palabra: la curia y la basílica, eran edificios situados en el foro, el centro de la ciudad y de la vida pública romana, pero se requería ser senador o magistrado para tener acceso a ellos; sin embargo , los ROSTRA eran una tribuna abierta a todo el que quisiera replicar a las leyes que se debatían o, simplemente, un espacio libre desde el que dirigirse y hablar a los vecinos.
Por ello, para este blog, he elegido el nombre de “A Rostra” (desde una tribuna libre), que pretende ser un lugar, un espacio público destinado a la palabra, y, mediante el uso de la misma, como hacían los romanos, explicar las ideas, escribiendo sobre las inquietudes que afectan a nuestra sociedad, comunidad, y mostrándolas a los otros, a todos.
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