La voz tiene un significado especial en la oratoria, es la base de la expresión oral. Una buena voz –natural o cultivada- facilita la labor del orador y le da un apoyo sólido durante su exposición. Por lo general, se descuida o no se toma en cuenta este aspecto de la expresión oral, disminuyendo de esta manera la habilidad de comunicación eficaz. Para hablar en público –como dice el Dr. Loprete -, lo ideal sería tener “una voz expedita, llena, suave, flexible, sana, dulce, amable, clara, limpia, penetrante y que dure en los oídos”. La voz humana –según los especialistas- debe tener las siguientes características: |
Tono: Es la altura musical de la voz. Según el tono, las voces humanas se clasifican en agudas o graves. La escala de registros de altura permite clasificar a las voces masculinas, por lo común, en tres categorías: tenor, barítono y bajo. Existen también tipos de voces intermedias. Desde el punto de vista oratorio, la mejor voz es la del barítono. Timbre: Es el matiz personal de la voz. Es un fenómeno complejo y está determinado por el tono fundamental y los armónicos o tonos secundarios. Por el timbre se reconoce a la persona que habla, aun cuando no se la perciba. Hay voces bien timbradas y agradables, mas las hay también blancas, roncas y chillonas. Cantidad: Es la duración del sonido. Según la cantidad, los sonidos pueden ser largos o breves, con toda la gama intermedia de semilargos, semibreves, etc. La cantidad suele depender, en general, de las características de cada idioma, de los hábitos lingüísticos de las regiones o países, de la psicología del habitante, etc. Intensidad: Es la mayor o menor fuerza con que se produce la voz. Hay voces fuertes y voces débiles. En fonética, se denomina acento al conjunto de los anteriores elementos, cuya combinación especial en cada idioma, en cada región de un mismo idioma y aun en cada individuo, da a ese idioma o habla una característica distintiva. |
La voz de un orador –según los especialistas- debe reunir los siguientes requisitos: calidad, alcance, intensidad, claridad, pureza, resistencia y flexibilidad. Muchos de estos requisitos son innatos, pero otros se pueden adquirir a través de la práctica constante. Calidad: Una voz hermosa, es una gracia de la naturaleza, pero una voz desagradable, puede corregirse en gran parte mediante ejercicios y educación. Una voz de buena calidad estética produce sobre el auditorio efectos cautivadores. Quien no posea esta gracia, deberá esforzarse al máximo para superar los defectos mediante una ejercitación adecuada. Alcance: El orador debe estar en condiciones de hablar a cualquier distancia para superar las contingencias de las salas grandes o la falta de amplificadores. Recordemos que el alcance de una voz no es lo mismo que la sonoridad o la fuerza, son cosas diferentes; Hay voces fuertes que no llegan lejos, mientras que hay débiles que si lo consiguen. En ausencia de condiciones favorables, es una necesidad hacer llegar la voz hasta la última fila del público. Claridad: Una buena voz debe ser clara, esto es perfectamente perceptible. Deben escucharse todas y cada una de las palabras del discurso, aún las de tono bajo y de menor intensidad. Esto requiere que se articulen perfectamente todos los sonidos, con las diferencias naturales que existen entre ellos, para evitar confusiones. Pureza: La claridad tiene relación con la pureza de la voz. Una buena voz debe ser pura, en el sentido de no estar viciada por defectos del aparato vocal o fallas de articulación y fonación. Estos vicios -que deben curarse, corregirse o evitarse- suelen ser: la gangosidad, el tartamudeo, la nasalización, el jadeo, el bisbiseo, el hablar sibilante y el tartajeo. Resistencia: El orador tiene que hacer grandes esfuerzos para hablar durante largo tiempo y esto no podrá realizarlo sin una voz durable y resistente. La condición fundamental reaparece: la impostación. Las voces mal colocadas se fatigan y se agotan, por eso, en nuestras clases de oratoria, solemos entrenar a los alumnos para que estén en condiciones de hablar hasta un mínimo de 45 minutos sin fatigarse. Flexibilidad: La última cualidad de la voz es la flexibilidad o sea la capacidad que debe tener de variar el tono, la intensidad, el alcance, la velocidad, la entonación y las pausas, para darle una fisonomía variable y atrayente. Nada es tan contrario a la oratoria como una voz monótona, siempre igual a sí misma, que no se modifica a lo largo de una disertación. Esto fastidia la atención del público y provoca el desinterés. |
La respiración es un proceso fisiológico por el cual los organismos vivos toman oxígeno del medio circundante y desprenden dióxido de carbono. Asimismo, la respiración es el mecanismo que permite que los seres humanos puedan hablar, es decir, pronunciar vocales y consonantes que unidas forman palabras de un determinado idioma, constituye práctica fundamental para el dominio efectivo de la oratoria. La respiración consta de dos partes: La inspiración (toma de aire) y la expiración (expulsión del aire) con esta última se produce la voz. A decir de los especialistas, existen dos tipos de respiración; una llamada “clavicular” y la otra “diafragmática” o “abdominal”. La primera es la que realizamos cuando levantamos los hombros e hinchamos la caja toráxica para inhalar la mayor cantidad posible de aire, esta respiración es buena para practicar deportes, más no así para la oratoria. En cambio, la segunda, si es apta para la oratoria pues permite inspirar más aire y utilizar el diafragma al momento de hablar, en líneas posteriores explicaremos brevemente sus características más saltantes. LA RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA. La respiración diafragmática es la que consiste en tomar aire sin levantar los hombros y llevarlo a la parte inferior de los pulmones; ahí se encuentran las costillas flotantes que por ser movibles permiten el ingreso de mayor cantidad de aire y por consiguiente poder hablar más. A continuación brindamos un método sencillo para aprender a respirar diafragmáticamente: 1. Con los dedos índice y pulgar toque las últimas costillas de ambos lados de su cuerpo. 2. Inspire lenta y profundamente sin levantar los hombros tratando de llevar el aire a la parte inferior de los pulmones. 3. En la parte inferior se halla un músculo llamado “diafragma” el cual actuará como pistón cuando usted comience a hablar. 4. Su voz debe salir al compás del aire expirado; si habla fuerte, hará presión en el diafragma; si habla despacio, distenderá el diafragma. 5. Recuerde, mientras más aire inspire mas tiempo y fuerza tendrá para hablar. Este tipo de respiración permite hablar con claridad y facilidad sin fatigar el aparato de fonación y sin el peligro de quedar afónicos. Inicialmente, este ejercicio de respiración diafragmática puede hacerse también acostado sobre la cama, practíquelo de la siguiente manera: • “Antes de levantarse por la mañana, quite la almohada y recostado a lo largo de su espalda coloque una mano en las costillas bajas y la otra ligeramente sobre el abdomen. Relájese. Descanse todo su cuerpo en la cama. Ahora, inhale a través de las ventanas de la nariz; lenta, pausada y profundamente, mientras cuenta mentalmente: uno, dos, tres, cuatro, etc. ESQUEMA DE LA RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA: DIAFRAGMA Y RESPIRACIÓN: Cuando el diafragma se contrae y se mueve hacia abajo, los músculos pectorales menores y los intercostales presionan las costillas hacia fuera. La cavidad toráxica se expande y el aire entra muy deprisa en los pulmones a través de la tráquea para llenar el vacío resultante. Cuando el diafragma se relaja, adopta su posición normal, curvado hacia arriba; entonces los pulmones se contraen y el aire se expele. |
La mala pronunciación de consonantes o vocales, o una pronunciación a medias, dan como resultado una pobre expresión oral. A continuación un ejemplo de mala articulación: _ Oe, ontá Pedro _ ¿Pa’qué lo buscas? _ Pa’ darle un candao que me dejó su cuñao. _ El tá en cama, tá enfermo. _ ¿Oe, pero ta’ bien o ta’ mal? Aquí vemos, como muchas consonantes son omitidas y como muchas vocales al unirse producen un sonido cacofónico que muchas veces no son entendidas con facilidad por los oyentes. Esta expresión es pobre y desagradable. Por ello, tengamos presente que articular bien, es pronunciar distintamente todas las consonantes y vocales; articular bien nos permite, entre otras cosas, hacernos comprender con claridad, incluso cuando hablamos en voz baja. Una buena articulación proporciona la debida comprensión de lo que se diga, lo cual constituye la mejor manera de mantener y desarrollar el interés de los oyentes hacía nuestro mensaje. EJERCICIOS PRÁCTICOS DE ARTICULACIÓN: A continuación presentamos una serie de ejercicios, cuya práctica y dominio nos permiten lograr una correcta pronunciación de las vocales y consonantes. • Lleve los labios hacia atrás pronunciando mentalmente la vocal “i” y luego llévelos hacia delante pronunciando la vocal “u”, hacerlo rápidamente durante treinta segundos, ayuda a fortalecer los músculos de la boca para una correcta vocalización. • Realice movimientos circulares con la lengua por la paredes internas de la boca, como sacando chocolate alojado en las encías. Hágalo durante 30 segundos. • Parado delante de un espejo -para observar el juego de los labios- comience por vocalizar primero las cinco vocales (a, e, i, o, u) esmerándose para que suenen claras, sin levantar, ni forzar el tono de voz. A intervalos descanse. • Realice la siguiente gimnasia vocálica. AA - AE - AI - AO - AU • Siempre delante del espejo, vocalice las silabas as, es, is, os, us, hasta conseguir que la “s” suene clara, pero no silbante. • Vocalice palabras con consonantes liquidas (l y r) tales como: clamor, clero, clima, clon, club, práctica, precoz, privado, producto, prusiano, etc. • Muerda un lápiz a modo de freno para caballos, para obstaculizar la articulación de las palabras y lea, con una sola respiración, un texto cualquiera esforzándose por pronunciar lo mejor posible a pesar de la traba. • Lea libros cuya temas salgan de lo común, sin pronunciar sonidos, pero usando los labios y la lengua para modular palabras. • Vocalice palabras terminadas en “do” (asado, cansado, pelado), etc. Para evitar decir: asao, cansao, pelao. • Lea en voz alta, primero pronunciando clara y correctamente el texto y luego dándole expresividad. • Juegue con el sonido de las letras m, n, ñ produciendo resonancia en su pecho, sintiendo profundidad. Ejemplo:
• Habitúese a cantar todos lo días para conocer su voz y cultivarla. También es importante cantar con los labios cerrados, haciendo uso de los resonadores (expulsando las notas musicales por las fosas nasales) EL SONIDO ARTICULADO: El sonido articulado se origina en los pulmones; el aire expulsado por los órganos sale a través de los bronquios y la traquea. Al llegar a la laringe, se encuentra con las cuerdas vocales, dos tendones que al paso del aire se aproximan entre sí, o bien comienzan a vibrar, dando lugar al sonido. El sonido se modifica por último, al llegar a los órganos situados fundamentalmente en la cavidad bucal: lengua, labios, dientes y paladar, originando como resultado final el sonido articulado, base del lenguaje verbal humano. El estudio de la articulación indica el lugar exacto donde se producen las vocales y las consonantes y los órganos que intervienen, o sea, la producción misma de esas vocales y consonantes, solas o combinadas; en sílabas, en palabras o en frases. Estos procesos son estudiados, principalmente por la fonética. Conviene, sin embargo, tener presente que deben ser consideradas como aceptables, la articulación y pronunciación del hombre culto medio, conforme a las modalidades idiomáticas del país. En nuestro país se ha de tomar por modelo el habla de la gente de cultura general media, también sin vulgarismo ni pedantismo. A propósito, estas recomendaciones nos traen de jalón el asunto de los regionalismos, forma peculiar de hablar de una determinada población ubicada en un espacio geográfico determinado LOS REGIONALISMOS: En las diferentes regiones del Perú se utilizan y se entonan en el habla popular, una serie de palabras que por ser privativas de una determinada zona devienen en regionalismos; dándole una peculiar característica a nuestro idioma español. Citemos algunas oraciones que utilizan vocablos, modismos y giros propios de una región para confirmar nuestro planteamiento. En Tarapoto: _ ¿Qué ya vuelta estás haciendo Fan?, mira tu cara, esta toda posheca, parece que te hubiera dado manchari, chó. _ ¿Que estas haciendo Juan?, mira tu cara, está toda pálida, parece que te hubiera dado “susto”. En Piura: _ Wa, antes yo te he visto llevando acucho a un churre feicisísimo. _ Oye, yo te he visto llevando sobre tus hombros a un niño muy feo. En Cajamarca: _ Llasque, si yo te he visto ashuturado comiendo tu chane de cecinas shilpidas. _ ¡Que va a ser!, si yo te he visto en cuclillas comiendo tu fiambre de cecinas deshilachadas Esta forma peculiar de expresarse y al conjunto de palabras utilizadas en su expresión verbal –ajenas a la norma estándar del español- es lo que podríamos llamar regionalismo. Como utilizar los regionalismos en las comunicaciones formales: Que hacer si soy selvático y tengo que dar un discurso en Lima, ¿tendré que hablar como lo hacen los limeños? o, simplemente hablar como hablan en mi tierra y punto. Ante esta situación hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones: • De acuerdo a las nuevas corrientes lingüísticas, uno debe de hablar como se habla en su tierra; la lengua no es algo inmutable, está en constante cambio de ahí que no podamos afirmar arbitrariamente cual forma de hablar es la buena y cual es la mala. Por consiguiente no debemos, necesariamente, ceñirnos a una norma estándar establecida. • Para efectos de una mejor emisión y recepción del discurso, nosotros sugerimos que uno tiene que hablar adecuándose a las características idiomáticas del público al que se dirige, es decir según su nivel cultural, según su forma peculiar de hablar y con las palabras que éste entienda. Si nos vemos precisados a utilizar nuestros regionalismos, hagámoslo precisando sus equivalentes en la lengua general. |
Toda persona que haga uso profesional de la palabra, debe tener su voz impostada, es decir, colocada correctamente. Impostar es fijar la voz en las cuerdas vocales para emitir el sonido en su plenitud sin vacilación, ni temblor. Cuando no lo está, se habla con esfuerzo y se producen trastornos que el orador debe evitar. Hablar con la voz impostada es hablar sin esfuerzo, con naturalidad, aprovechando al máximo las condiciones fisiológicas del aparato de fonación. La impostación de la voz consiste en apoyarla en la base de la caja toráxica, respirando de manera que descienda la tráquea, el aire salga con libertad y produzca los sonidos con amplitud y en su mejor calidad. Esto requiere una educación especial que suele estar a cargo de médicos foniatras, profesores de canto u otros especialistas. Sólo así conseguirá el orador colocar su voz en un tono natural para mantener la palabra, por mas tiempo sin fatigarse y matizarla con amplitud, en su grado óptimo. IMPOSTACION VOCAL La impostación vocal se utiliza tanto en el canto como en la oratoria, ella permite fijar la voz en las cuerdas vocales para emitir el sonido en su plenitud sin vacilación ni temblor. El Dr. Loprete, a quien pertenece la mayoría de ideas vertidas en el presente capítulo, manifiesta que hay tres elementos determinantes de la voz humana: el organismo, el ambiente y la personalidad. La parte orgánica condiciona la voz, pues esta depende en gran parte de la conformación del aparato vocal y del estado físico general. El ambiente tiene también su importancia, pues muchos hábitos elocutivos provienen de la imitación o del contagio, como por ejemplo, la típica tonada o acento regional. Por último, la personalidad también influye, pues revela indudablemente el temperamento, el carácter y el yo del hablante. Impostar la voz es colocar nuestro timbre (matiz personal de la voz) de acuerdo a los requerimientos del auditorio. Nos permite adoptar nuestro propio timbre de voz y hablar sin fatiga durante un largo período. Es necesario conocer la amplitud de nuestra voz en tres niveles: agudo, medio y grave a través del siguiente método: 1. Realizar una profunda respiración abdominal. 2. Expresar el sonido de la vocal “a” de diferentes maneras posibles, sin apretar o forzar la garganta. 3. De esas emisiones, escoger la que resulte más fácil de expresar y la que es más vibrante. 4. Tome ese sonido como nota media y lea un escrito, tratando de que su voz gravite alrededor de esa nota. 5. Trate de evitar las desviaciones, que, a causa de su amplia escala, generan riesgos más extremos. OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LA ELOCUENCIA: LA VELOCIDAD: Se llama rapidez o tiempo, a la velocidad ordinaria de la conversación o discurso. La rapidez del discurso varía según la personalidad del orador, las circunstancias y principalmente, según las emociones o ideas que se expresan. Habitualmente las personas se expresan con distinta rapidez y lo que en unas es natural y agradable, en otras es falsa y desagradable. En ese sentido podemos recomendar que al dirigirnos a un público numeroso, la velocidad deberá ser menor que cuando nos dirigimos a un público pequeño. Asimismo, la exposición de ideas abstractas, de estadísticas, de razonamientos difíciles o complicados, debe ser lenta; mientras que las ideas sencillas puedan decirse con mayor rapidez. En cuanto a las emociones; las de alegría, gozo, etc., son más rápidas que las de dolor, pena y tristeza. Los discursos solemnes exigen también un ritmo majestuoso, lento, mientras que las arengas militares o la polémica permiten más rapidez. LAS PAUSAS Y SILENCIOS: En íntima relación con la rapidez y duración de un discurso –según Loprete- están las pausas. Estas se anuncian en lo escrito por los signos de puntuación y en el discurso oral, por la duración relativa del silencio. En el discurso leído, las pausas se hacen normalmente en mayor número que los signos escritos. Deben aprovecharse en todos los casos para aspirar aire. Las pausas no deben ser largas, deben guardar relación con los signos que normalmente se respetarían en una lectura. Las pausas se utilizan para separar los grupos naturales de ideas de un párrafo, para anticipar palabras, frases o ideas que deseamos destacar y para meditar lo que se va a decir a continuación en el último caso, el oyente no deberá notar esta estratagema. Existe por ejemplo la formula 7 – 7 que consiste en pronunciar siete palabras y hacer una pausa, otras siete palabras y otra pausa. Pero existen oradores que hacen pausas largas con cada dos o tres palabras pronunciadas, convirtiendo su discurso en un monumento a la desesperación y al aburrimiento. |
La voz, es un valioso aliado que debemos utilizar con propiedad para que nuestras alocuciones resulten exitosas y satisfactorias, en ese sentido debemos tener presente las siguientes recomendaciones: • Evitar fumar cigarrillos y todo tipo de tabaco. • No abusar de las bebidas alcohólicas. • Evitar la ingesta de líquidos muy calientes. • Evitar la ingesta de líquidos muy fríos. • No exponerse a bajas temperaturas de frío. • No “hablar” con la garganta y mucho menos gritar. • Realizar ejercicios de inspiración y expiración. • Ejercitar el diafragma con una correcta respiración abdominal. • Ejercitar los músculos cercanos a la boca. • Realizar ejercicios de articulación y vocalización. • Y finalmente, ejercite su voz a través del canto o de las lecturas a viva voz |
El fin de la Oratoria es hablar bien en público, y el abogado/graduado social, en cualquiera de sus funciones, ya sea en reuniones de trabajo, exponiendo sus conclusiones a un cliente, realizando un dictamen, un asesoramiento laboral o defendiendo sus intereses ante los Tribunales, tiene que informar, convencer y persuadir. Aquí os explicamos cómo conseguirlo. 1. Imagen personal La imagen que vamos a dar a nuestros oyentes es básica. Debemos ir vestidos correctamente, con un aspecto agradable y cuidado. 2. Expresividad Debemos ser expresivos, a veces incluso vehementes; gesticulemos, generemos sensaciones positivas en nuestro público. 3. Seguridad Mostremos seguridad con nuestra voz (y también con nuestros gestos no verbales). 4. Improvisación con una buena preparación El Orador Jurídico es aquel que maneja un Discurso Improvisado previamente esquematizado y sustentado en una profunda preparación y conocimiento del caso, en lo fáctico y en lo jurídico. 5. Planificación Para planificar nuestra disertación, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:Búsqueda de información: Ley- Doctrina y JurisprudenciaOrdenar ideas e información. 6. Estructuración de la información Estructurar y planificar esa información. Esquematizarla y desarrollarla mentalmente para fomentar la improvisación controlada que hemos de transmitir en estrados. Ayuda, una vez esbozadas las ideas básicas que vamos a transmitir, leer en voz alta nuestro escrito, ampliándolo con los puntos que conocemos y controlamos, pero no vamos a memorizar; de este modo, modularemos la voz y seremos conscientes del énfasis y de las pausas que tendremos que realizar durante nuestra exposición. No memorizar preguntas ni conclusiones. Conocimiento exhaustivo no es igual a memorizar, de ahí el desarrollo de un Discurso Improvisado. Estructuremos coherentemente nuestras alegaciones: exposición, argumentación y conclusión. Cuando valoremos documentos, remitámonos al número del mismo. Ayudaremos al Juzgador y a nosotros mismos. 7. Modulación de la voz Modulemos la voz para generar sensaciones en el auditorio. 8. No se puede leer. Genera una impresión nefasta e impide que generemos emociones en el interlocutor y modulemos el tono. 9. Evitemos la monotonía en la voz. Si queremos enfatizar algo concreto, elevemos ligeramente el tono, de este modo lograremos que el Juez preste atención a nuestro discurso. 10. Enfaticemos palabras clave para nuestra defensa. No olvidemos vocalizar correctamente. |
CONCEPTO El informe oral implica una exposición detallada de las conclusiones definitivas, es una pieza importante de los juicios que conlleva preparación, estudio y finalmente su exposición en sala. Para preparar un buen informe final es necesario conocer una serie de técnicas que normalmente no se enseñan en la universidad, como tantas otras habilidades que requiere el ejercicio de la abogacía, sino que se adquieren con la experiencia y la práctica profesional. Su objeto es convencer y persuadir al juez y se centra en las alegaciones orales que realizamos los letrados según las conclusiones alcanzadas sobre los hechos probados. Me parece muy gráfica la definición que da Arturo Majada en su obra “Técnica del informe ante juzgados y tribunales: oratoria forense”, según la cual es la “alegación oral de fiscales y abogados, con la finalidad de persuadir al órgano jurisdiccional en interés a la parte a quien dirigen o representan, realizada en derecho con carácter total o parcial sobre un determinado asunto, ante el Tribunal competente para fallarlo u otro distinto, en audiencia pública o sin ella”. ESTRUCTURA Es importante que el informe tenga una estructura que permita transmitir las ideas principales con orden y coherencia y cuyas partes estén perfectamente interrelacionadas: Exordio. Es una introducción con la que se pretende captar el interés del juez. No constituye una parte esencial y, en la actualidad y principalmente por razones de tiempo, o se suprime o queda reducido a un par de frases sacramentales. Únicamente se utiliza en asuntos de cierta importancia. Proposición. Se trata del anuncio de la tesis que pretendemos probar los letrados, se hace a modo de petición inicial para que el juez emita una sentencia en un sentido determinado. Tampoco constituye una parte esencial y específica del informe, pero facilita el inicio del mismo y permite introducir de forma sencilla el siguiente apartado, la división. La división. En esta parte se nombran los fundamentos en los que se basa la petición realizada en la proposición. La división contendrá únicamente las partes principales del informe procurando reducir al máximo sus términos, que deberán ser precisos y seguir un orden lógico. La narración. Consiste en la exposición de los hechos sobre los que se pronunciará el juez. En el caso de que los hechos sean notorios, indubitados o aceptados por las partes no es estrictamente necesario que se incluya. Debe ser concisa y completa e incluir la información necesaria para fundamentar los argumentos. Ha de ser ordenada y clara exponiendo los hechos en orden cronológico y con un estilo sencillo. Argumentación y refutación. En esta parte, los letrados exponemos las pruebas de las que nos valemos y los argumentos jurídicos conducentes a la calificación jurídica de los mismos. Además de probar lo que alegamos, debemos refutar las pruebas y alegaciones de la parte contraria. El epílogo o peroración como cierre del mismo. Con carácter general, este apartado puede dividirse en dos partes: a) la recapitulación sumaria, en la cual se recuerdan las ideas esenciales de la prueba y la refutación y b) la conclusión, en forma de petición inicial (suplico) en la cual se “solicita”, “interesa”, o se afirma que procede la condena/libre absolución, etc. CARACTERÍSTICAS DEL INFORME ORAL Para conseguir la finalidad de persuadir al juez, el informe oral debe tener una serie de características que permitan fijar la atención de quienes nos escuchan durante la exposición: Concisión, cuando exponemos el informe debemos limitarnos a los hechos que han quedado probados, la prueba y la argumentación jurídica en la que fundamos nuestra pretensión. Sobran los juicios de valor, las opiniones, afirmaciones y puntos de escaso interés para el asunto. Brevedad, ello significa que se han de abordar todos los problemas fundamentales en el menor tiempo posible, los jueces nos lo agradecerán. Así, en su obra “El alma de la toga”, Ángel Ossorio dice “la brevedad es el manjar predilecto de los jueces. Si hablas poco te darán la razón aunque no la tengas… y a veces aunque la tengas”. Claridad, de manera que sea perfectamente entendido por el juez. Para ello es necesario que los letrados tengamos un profundo conocimiento de la causa y de las cuestiones en ella planteadas. Orden y coherencia, ello se consigue a través de unas pautas técnicas que permiten exponer las ideas con coherencia y siguiendo un orden lógico que permita continuar el hilo argumental iniciado con los hechos y que concluye con los argumentos. Flexibilidad que nos permita realizar las modificaciones oportunas en función de las circunstancias y de los imprevistos que nos encontremos en el desarrollo de la vista (capacidad de improvisación, lo que Majada conoce con el nombre de improvisación preparada). Solidez en la argumentación jurídica, es decir, el informe ha de tener un contenido sustancial. Los letrados partiendo de unos hechos, debemos probarlos y calificarlos jurídicamente, convenciendo y persuadiendo al juez de nuestras pretensiones. La falta de solidez tiene, casi siempre, un mismo origen: la falta de preparación. Cuando el informe no se prepara dedicándole el tiempo debido, lo que suele ocurrir es que se habla sin orden, con repeticiones y confusiones. Por lo tanto, al juicio oral tenemos que ir con los casos estudiados y preparados. Como señala Calamandrei en su obra “Elogio de los jueces escrito por un abogado”: óptimo es el abogado de quien el juez, tras el juicio, no recuerda su cara, su nombre o sus gestos, pero recuerda sus argumentos. CONCLUSIONES Un buen informe requiere preparación que nos permita tener un conocimiento profundo de la causa para después elaborar de manera sistemática y ordenada las notas que constituyen el extracto. Conviene tener un buen resumen de la causa, breve, completo y claro, de modo que con una mirada podamos localizar la frase de un testigo o el contenido de una prueba pericial, es decir, todo lo que podemos necesitar en un momento del informe. A continuación, completaremos el examen de la cuestión jurídica con el estudio de la jurisprudencia y doctrina y una vez que conocemos a fondo el asunto y hemos profundizado sobre él, es cuando podemos exponerlo oralmente en forma clara, concisa, elegante y coherente. Es importante la capacidad de comunicación verbal complementada con el lenguaje no verbal (la entonación, el volumen de la voz, la mirada, el movimiento de brazos y manos) ya que todo ello proporciona información que nos puede favorecer o no a la hora de conseguir nuestro objetivo. Para exponer el informe nos podemos ayudar de un guión escrito que recoja las principales ideas, ya que ello que favorece la naturalidad de la exposición sin la rigidez del discurso memorizado. No es conveniente la lectura íntegra del texto porque con ello se pierde espontaneidad; además suele estar mal considerada por los jueces que lo interpretan como una falta de confianza y seguridad del abogado que dificulta seguirlo con atención. En mi opinión, son fundamentales dos cualidades: solidez en el contenido y concisión en la expresión. Lo primero requiere un perfecto conocimiento del asunto, tanto en el aspecto fáctico como jurídico; lo segundo, se puede conseguir mediante técnicas de oratoria junto con la experiencia que nos da la práctica profesional. En definitiva, se trata de convencer y de persuadir, de ahí la importancia del estilo, es decir, del modo en que se dicen las cosas. |
La palabra es un don, que muchos aun no hemos aprendido a utilizar; al mismo tiempo puede ser un arma, ya que si no la utilizamos correctamente tanto otras personas como nosotros podemos salir heridos. Es cuestión de darle el uso correcto y también del mérito respectivo, pues de no ser por ella muchos de nosotros seriamos salvajes, ateos sin motivo de existencia alguna, ya que gracias a la palabra es que al pasar de los años se fueron difundiendo todas nuestras creencias, explicaciones de existencia, se concretan negociaciones, etc. Ha como el autor se expresa sobre el uso de la palabra en la abogacía, me da a entender, por muy tosco que suene, que sobre todo debemos utilizarla correctamente para la comodidad del juez. Puesto que nos dice que debemos ser breves, para que no se aburra porque ya ha escuchado tantos argumentos a lo largo de subida que si es corto hay más posibilidades que falle a t favor; que hay que ser claros para que hasta el portero nos entienda, además de que el juez esta fatigado y no quiere oír tantos adornos en las historias; y así pues, no es que no esté de acuerdo con esto que acabo de mencionar, solo que me parece que no era necesario decir que es para facilitarle la vida al juez, aunque así sea. Y de igual forma me parece que Ángel Osorio acierta mucho a la hora de explicarnos por decirlo de algún modo la clave para el buen uso de la palabra. Porque si bien es cierto que tanto la cordialidad hacia las otras personas, ya sea el otro abogado, o el juez; el uso correcto del léxico, mas no tan rebuscado pues lo que se intenta es que se entienda lo que queremos transmitir; y la amenidad, pues es muchísimo más agradable escuchar a es apersona que nos habla con calidez y sencillez a la que nos habla de manera tosca. Abogados aprenden a manejar la oratoria para captar la atención de los jueces Los jueces, como el resto de los trabajadores, acumulan cansancio durante el día y a lo largo de la semana, por lo que la capacidad oratoria de los letrados es fundamental para captar su atención, algo en lo que se están formando estudiantes de quinto de Derecho de Granada. En un curso pionero, impulsado por la Delegación de Justicia de la Junta y la Facultad de Derecho, los futuros abogados aprenden técnicas para enfatizar sus voces y darles la entonación adecuada, para ser convincentes con la comunicación no verbal y para aprovechar todos los beneficios de una buena oratoria. El profesor de Oratoria, Julio García Ramírez, explicó hoy que el buen abogado debe saber entender, para lograr una comunicación eficaz "el estado de ánimo del cliente y de su interlocutor", por lo que debe tener en cuenta "el día y la hora del juicio, porque la actitud de un juez sufre el cansancio igual que la de los demás". "Es cierto que los lunes estamos distraídos, los martes más activos y los viernes cansados, y que sobre mediodía sufrimos una bajada de azúcar que afecta a nuestra atención y nervios", añadió el experto. |
Entre las cualidades de la oratoria forense se encuentra la brevedad, una virtud fácil de destacar como adorno del buen orador pero verdaderamente difícil de practicar en el foro. Con todo, en los tiempos que corren, la brevedad es más necesaria que nunca, especialmente a la hora de interrogar e informar ante los juzgados y tribunales. En su obra más célebre El Alma de la Toga, don Ángel Ossorio, citando a un magistrado viejo que aconsejaba a un abogado joven nos dice “que la brevedad es el manjar predilecto de los jueces. Si hablas poco te darán la razón aunque no la tengas… y a veces, aunque la tengas”, sentencia ésta que se complementa a las mil maravillas con la frase de Mirabeu “la brevedad es la pasión de los jueces”. Ciertamente, los jueces y magistrados, por razón de los endémicos problemas de nuestra Administración de Justicia se ven en la necesidad de prestar atención a interrogatorios e informes orales ininterrumpidamente durante horas, escuchando historias, argumentaciones y, como dice Ossorio, divagaciones en algunos casos idénticas, situación ésta que conduce en muchos casos a un cansancio y agotamiento,que se antojan contrarios a lo que la reflexión forense aconseja. ¿Es lógico pues pensar que si los letrados sabemos dominar y aprovechar esta cualidad oratoria no se prestará una mayor atención a nuestras intervenciones? La respuesta a esta cuestión es lógicamente afirmativa, pues si la finalidad del interrogatorio e informe es enteramente persuasiva, para que nuestro mensaje llegue al auditorio será necesario mantener la atención del juez y esto sólo se consigue de forma que nuestra exposición sea clara, concreta y concisa, o lo que es lo mismo, que sea breve. Pero con independencia de las razones de saturación que merma la atención de los jueces, la brevedad es siempre recomendable para el abogado pues su intervención siguiendo las reglas de la concisión va a suponer, como señala Ossorio, condensar, achicar y extractar antecedentes y argumentos, escatimando palabras y vivificando la oración a expensas de sus dimensiones, acción que si bien requerirá un extraordinario esfuerzo y trabajo al abogado, éste tendrá su recompensa en la potenciación y mejora de una habilidad esencial no sólo en estrados, sino en el ejercicio de cualquiera de las múltiples tareas que desarrolla el abogado fuera de los juzgados. ¿Y cómo podemos conseguir ser breves? En mi opinión, durante el interrogatorio, dominando el empleo de las diversas modalidades de preguntas en función del tipo de interrogatorio y testigo, y siguiendo una estrategia clara en la que los objetivos, organización y secuenciación del interrogatorio estén previamente determinados, sin olvidar prescindir de la tan perjudicial lectura de las preguntas. Sólo de esta forma, se evitarán rodeos, repeticiones y disquisiciones inútiles para alcanzar los objetivos del mismo. Respecto del informe oral, llegaremos a la brevedad siguiendo las siguientes reglas: – Trasladando al juez los problemas de hecho y los problemas jurídicos debatidos; – Evitando tratar puntos superfluos o de escaso interés para el asunto – Evitando de reproducir documentos o argumentos que constan en autos y que el juez puede constatar fácilmente; – Resumiendo la valoración de la prueba practicada en varias ideas y, – Si es posible, no agotando al máximo el tiempo preestablecido (por nosotros), siendo incluso más conveniente para la eficacia del informe parar cuando el juez se encuentre interesado por el alegato antes que cuando haya perdido interés. Ahora bien, la brevedad no puede identificarse con una limitación temporal de nuestra intervención (tan de moda en estos tiempos), pues el abogado debe disponer de libertad paraexponer su informe, ya que toda restricción puede suponer una verdadera merma al derecho de defensa. Ahora bien, para ello tendremos que exponerlo con la máxima concisión, siempre con una duración proporcional a la complejidad del asunto, tratando de aplicar todas y cada una de las reglas que harán que aquél sea objeto de verdadera atención por el juez. Concluyo con otra cita muy apropiada del maestro Ossorio: Recuérdese la diferencia de cubicación entre una viña y el vino que se obtiene de ella. Proporción semejante debe haber entre el contenido de un pleito y su defensa oral.
|
El pasado.
![]() |
EDITH HAYLLAR A Summer Shower. |
Edith Hayllar (Wallingford, 1860 – Sutton Courteny, 1948) fue una pintora especializada en pintura de género de la época victoriana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario