Apuntes Personales y de Derecho de las Universidades Bernardo O Higgins y Santo Tomas.


1).-APUNTES SOBRE NUMISMÁTICA.

2).- ORDEN DEL TOISÓN DE ORO.

3).-LA ORATORIA.

4).-APUNTES DE DERECHO POLÍTICO.

5).-HERÁLDICA.

6).-LA VEXILOLOGÍA.

7).-EDUCACIÓN SUPERIOR.

8).-DEMÁS MATERIAS DE DERECHO.

9).-MISCELÁNEO


sábado, 14 de marzo de 2015

179.-El marxismo leninismo.-a


  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farías Picón; Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala; Marcelo Yañez Garin; Maria Francisca Palacio Hermosilla; 

   
Leninismo.



Vladímir Lenin, cuyas políticas pragmáticas permitieron al
partido bolchevique realizar la Revolución de Octubre en Rusia.


Se conoce como leninismo al conjunto de teorías políticas, económicas y filosóficas desarrolladas por el líder bolchevique Vladímir Ilich Lenin dentro del marxismo.

Ideas principales

El leninismo es un conjunto de doctrinas políticas y reflexiones que se inscriben dentro de la tradición del marxismo. El marxismo es un análisis socieconómico crítico del capitalismo del siglo XIX que trataba de promover una estrategia favorable para la clase obrera en el conflicto frente a la clase burguesa. La propuesta marxista pasaba por superar la dinámica propia del capital y sustituir el capitalismo por un nuevo sistema socieconómico denominado socialismo. El leninismo reanaliza algunos aspectos que habían cambiado en el capitalismo desde la época de Karl Marx y propone a la clase obrera una estrategia algo más concreta para instaurar el socialismo. Para ello el leninismo propugna una "asociación" de los trabajadores más conscientes sobre la situación del proletariado, que sería un Partido Comunista, el cual organizaría la lucha de manera coherente y con el objetivo final en mente, ya que Lenin pensaba que los trabajadores menos conscientes podrían perseguir equivocadamente objetivos reformistas a corto plazo, en lugar de objetivos genuinamente revolucionarios.

Uno de los aportes más importantes de Lenin fue la cuestión de la organización comunista. Argumentaba que la lucha económica del proletariado sólo lo llevaría a adquirir una ideología sindicalista-reformista y que la conciencia marxista-revolucionaria debía ser introducida desde fuera. Además, planteaba que la clase obrera, para llevar a cabo su actividad revolucionaria, debería contar con un destacamento de vanguardia que dirigiera su lucha, el Partido Comunista.
Según Lenin, los objetivos del partido sólo podrían ser alcanzados a través de una forma de organización disciplinada conocida como centralismo democrático. El Leninismo mantiene que el imperialismo es el estado más alto del capitalismo, y que el capitalismo sólo puede ser vencido a través de los medios revolucionarios (según él, cualquier intento de reformar el capitalismo está destinado al fracaso). Lenin creía en la destrucción del Estado capitalista a través de la revolución proletaria, y en reemplazar a ese Estado por la dictadura del proletariado (un sistema de democracia de los trabajadores, en el que los trabajadores tendrían el poder político a través de consejos llamados soviets).

La teoría de Lenin sobre el imperialismo tenía como objetivo mejorar la obra de Karl Marx explicando un fenómeno que Marx no había predicho: el Capitalismo que se convierte en un sistema global (Marx había descrito un sistema nacional). En el centro de esta teoría del imperialismo está la idea de que las naciones capitalistas avanzadas están intentando evitar la revolución forzando a que su sobreproducción entre en los mercados coloniales y explotando los recursos de estas colonias. Esto permitía a las naciones capitalistas industrialmente avanzadas el mantener contentos a sus trabajadores, en parte también a través de la creación de una aristocracia obrera. Como resultado el capitalismo sería dirigido por ese sector privilegiado o aristocracia obrera, representada por los partidos socialdemócratas, hasta el punto de que la revolución no ocurriría en las naciones más avanzadas (como Marx había previsto) sino en el Estado imperialista más débil: Rusia.

Si la revolución solo puede llevarse a cabo en un país subdesarrollado esto conlleva un problema serio: ese país no será capaz de desarrollar un sistema socialista (en la teoría marxista el socialismo es el estado que sucede al capitalismo, antes de llegar al comunismo), porque el capitalismo no ha seguido su curso completo todavía en ese país, y porque los poderes extranjeros intentarán acabar con la revolución a cualquier costo. Para solucionar este problema Lenin propone dos posibles soluciones:

1.-La revolución en un país subdesarrollado desata una revolución en un país capitalista desarrollado (por ejemplo, Lenin esperaba que la Revolución Rusa provocaría una revolución en Alemania). El país desarrollado establece el Socialismo y ayuda al subdesarrollado a hacer lo mismo.
2.-La revolución tiene espacio en numerosos países subdesarrollados al mismo tiempo o en una sucesión rápida; los países subdesarrollados se juntan en un estado federal capaz de intimidar a las potencias capitalistas y establecer el Socialismo. Esta era la idea original durante la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El socialismo no puede sobrevivir sólo en un país pobre y subdesarrollado. Por eso, el Leninismo aboga por la revolución mundial en una forma u otra.

Corrientes leninistas

El término leninismo —o, a menudo, marxismo-leninismo— ha sido empleado por ideologías distintas para autodefinirse, cada una de las cuales reconoce sus raíces históricas en el Leninismo: trotskismo, estalinismo y maoísmo.

Las teorías de Lenin han sido una fuente de controversia desde su implementación, teniendo críticos tanto en la izquierda política (socialdemócratas, anarquista, e incluso otros marxistas: véase luxemburguismo o consejismo) como en la derecha (liberales o conservadores).



   
Marxismo-leninismo.



El marxismo-leninismo es el término compuesto que aparece a fines de los años '20 durante el mandato de Iósif Stalin, tras la muerte de Lenin y que pretende en principio el rechazo de cualquier brecha entre el pensamiento de Marx y el de Lenin, poniendo énfasis en el aporte creativo de este último al marxismo.
Usualmente se usa para designar una tradición marxista que reúne elementos originales de los escritos de Marx, así como ideas propuestas por Lenin y otros autores afines.

El término fue acuñado por Iósif Stalin y designa la ideología de la Unión Soviética y de todos los partidos fieles a Stalin y sus sucesores. El concepto se ha utilizado para denominar una cierta interpretación, originalmente favoricida bajo el mandato de Stalin, sobre el leninismo. Durante el período estalinista, este término acabó reemplazando al de leninismo. En lo sucesivo, la expresión «marxista-leninista» generalmente se refiere a la ideología oficial de la URSS, como asimismo a la de los partidos miembros de la Internacional Comunista y, más precisamente, a la interpretación estalinista del pensamiento leninista que estigmatizaba a todos los demás como herejes.
 Después de 1945, el marxismo-leninismo es también la ideología que enarbolaron otros estados aparte de la URSS, de modo que el uso de la expresión se hizo más global y se mantuvo después de la muerte de Stalin en 1953 y después de la desestalinización (oficialmente iniciada en 1956). En su contenido ideológico, el concepto sufrió muchas variaciones para adaptarse a los contextos nacionales - como el maoísmo, el Juche o el titoísmo - y a los imperativos del momento, donde la naturaleza de la ortodoxia varía en función de las necesidades políticas.

Aunque el marxismo-leninismo frecuentemente se considera como sinónimo de marxismo y al comunismo marxista, esto no es riguroso, ya que entre los marxistas y los comunistas del siglo XX existió un amplio espectro de opiniones sobre el marxismo-leninismo. El término "marxismo-leninismo" fue usado para designar la doctrina oficial de los países del Bloque del Este hasta el final de la Guerra Fría y sigue formando parte de las referencias de ciertos regímenes actuales y algunos partidos comunistas lo reivindican hasta hoy como su doctrina.

El objetivo del marxismo-leninismo es la creación de un Estado unipartidista5 que tenga el control total sobre la economía. Según el marxismo-leninismo, este Estado refleja el concepto del socialismo (medios de producción controlados por la sociedad), que eventualmente desarrollara el comunismo.
 Según el marxismo-leninismo, este Estado sería una aplicación de la dictadura del proletariado. En la teoría marxista, en cambio, la dictadura del proletariado es una forma democrática de organización social; el Estado unipartidista (que fue utilizado por los Estados marxistas-leninistas) no puede ser una dictadura del proletariado bajo la definición marxista.

El "marxismo-leninismo" fue fundado como la doctrina propia de Stalin y sus ideólogos, con las palabras de Marx y Lenin utilizadas meramente como justificación, seleccionadas premeditadamente y tomadas fuera de contexto.

 Adicionalmente, el contenido del "marxismo-leninismo" era constantemente cambiado para satisfacer la línea actual del Partido así como esta cambiaba.  El "marxismo-leninismo" contiene desviaciones completas de los principios básicos del marxismo y el leninismo, por ejemplo el concepto del "socialismo en un solo país".

Etimología

Stalin completó su ascenso al poder en la Unión Soviética menos de cinco años después de la muerte de Vladímir Lenin en 1924. Según G. Lisichkin, el marxismo-leninismo como ideología independiente fue compilado por Stalin en su libro «Las cuestiones del leninismo» escrito en la década de 1920. Durante el periodo de gobierno de Stalin en la Unión Soviética, el marxismo-leninismo fue proclamado como la ideología oficial del estado.
Si las prácticas de Stalin en realidad seguían los principios de Karl Marx y de Lenin sigue siendo un tema de debate entre los historiadores y politólogos.

Características ideológicas

Originalmente y por un largo tiempo se había considerado el concepto de una sociedad comunista como idéntico al de una sociedad socialista. Sin embargo, fue Lenin quien definió la diferencia entre "socialismo" y "comunismo", exponiendo una concepción de ambos que se asemejaba a la "fase baja" y "fase alta" del comunismo descritas por Marx. Marx había explicado que en una sociedad inmediatamente después de la revolución la distribución del producto debía corresponder a la contribución del individuo, mientras que en la "fase alta" del comunismo se aplicaría el concepto "De cada cual según sus habilidades, a cada cual según sus necesidades".
 Stalin construyó sus fundamentos ideológicos sobre el socialismo tomando como base la definición de Lenin, pero a la que añadió sus propias modificaciones, algunas de las cuales pasaron a ser consideradas por críticos del marxismo-leninismo como distorsiones que invalidaban completamente cualquier base en el marxismo. Stalin, por ejemplo, inventó el concepto del socialismo en un solo país, que según estos críticos iba en contra de principios básicos del marxismo. Stalin derivó este concepto de una cita de Lenin arbitraria, que en su contexto original era improbable que realmente apoyase su argumento tomada fuera de contexto y, de forma crucial, con sus propias palabras como añadido. Este concepto era clave para declarar que el socialismo realmente estaba siendo construido en la URSS. En 1936, Stalin declaró que la URSS había superado la transición al socialismo y que este había sido establecido.

Para el marxismo-leninismo, la URSS era un Estado obrero y por lo tanto cualquier propiedad bajo este Estado constituía un tipo de propiedad socialista. Sin embargo, el resto de tendencias marxistas expusieron su teoría sobre una URSS no socialista con base en el desacuerdo con esto, amparándose en argumentos como el de la diferencia entre la socialización y la nacionalización.

Estado obrero

Un punto crucial de conflicto entre el marxismo-leninismo y diferentes tendencias ideológicas es que el marxismo-leninismo define a la URSS de Stalin como un Estado obrero, mientras que otros tipos de comunistas y marxistas en general niegan esto, y los trotskistas lo consideran un Estado obrero "deformado" o "degenerado".

Antirrevisionismo

El componente antirrevisionista se desarrolló después de Stalin y pasó a ser parte de ideologías basadas en el marxismo-leninismo como el maoísmo. Critica el distanciamiento de las políticas de la URSS posestalinista a las políticas históricas stalinistas, tachando las primeras de "revisionistas". Por lo tanto, China se distanció de la URSS y adoptó sus propias políticas.


   
Aplicación histórica.


 

Organización política

Todos los partidos y los estados construidos bajo el control de los partidos marxistas-leninistas han creado instituciones similares, organizados bajo la premisa de que cada partido marxista-leninista es una vanguardia del proletariado de cada país y representa sus intereses en tanto clase. La organización política de las naciones gobernadas por el marxismo-leninismo es, generalmente, una república de partido único. Las repúblicas marxistas-leninistas se auto titularon oficialmente como "repúblicas obreras" ya que sólo daban acceso a su control a la clase proletaria, pero finalmente y luego de la Segunda Guerra Mundial pasarían a denominarse como "repúblicas populares" en las cuales la dirección proletaria da acceso al poder a otras "clases populares" como el campesinado. En ambos casos el partido marxista-leninista se encarga de la dirección ideológica del país.

En este sistema, el partido subordina las burocracias del Estado y la legislación a sus objetivos políticos y propagandísticos. A su vez el aparato estatal es utilizado para promover en la sociedad civil sus objetivos de transformación social y cultural hacia una economía planificada. La frecuente imposición coercitiva de estos objetivos a toda la población así como la eventual subordinación de la sociedad civil a la militancia del partido marxista-leninista han sido usualmente caracterizadas como parte de un sistema totalitario, criticado por algunos de sus defensores como una degradación de la política comunista,y por sus detractores como intrínseco a la misma.
La doctrina del centralismo democrático, desarrollada por Vladímir Lenin, es un conjunto de principios para ser utilizado en los asuntos internos de un partido, pero que según el marxismo-leninismo se extiende a la sociedad en general. Según el centralismo democrático, todos los líderes deben ser elegidos por las bases y todas las propuestas deben ser debatidas abiertamente, pero, una vez que se haya alcanzado una decisión, todas las personas tienen el deber de obedecer esa decisión y deben poner fin a todos los debates. Cuando se utiliza dentro de un partido político, el centralismo democrático está destinado a prevenir el surgimiento de facciones. Cuando se aplica a un Estado por entero, el centralismo democrático es el corolario de un sistema político de partido único con el mismo criterio organizativo, y aplicado al resto de la sociedad, implica a su vez una organización colectivista de la vida económica y social centralizada en la dirección de este estado partidario.
Las constituciones establecidas por los partidos marxistas-leninistas para los estados que gobiernan, describen su sistema político como la forma proletaria de participación democrática. Reconocen la soberanía popular plasmada en una serie de instituciones parlamentarias representativas. Tienen derecho a presentar candidatos todas las organizaciones sociales autorizadas: las organizaciones del partido marxista-leninista, los sindicatos, las cooperativas, las organizaciones juveniles, las sociedades culturales, etc. Estos estados no tienen una separación de poderes; en cambio, tienen un cuerpo legislativo nacional (por ejemplo, el Soviet Supremo de la Unión Soviética) que se considera el máximo órgano de poder estatal y que es jurídicamente superior a las ramas ejecutivas y judiciales del gobierno.
 Tal política legislativa nacional en los Estados marxistas-leninistas a menudo tiene una estructura similar a los parlamentos que existen en las repúblicas liberales, con dos diferencias importantes: en primer lugar, los diputados elegidos a los órganos legislativos nacionales no se espera que representen los intereses de cualquier circunscripción especial, sino los intereses a largo plazo de la población en su conjunto; en segundo lugar, contra la opinión de Marx, los órganos legislativos de estos Estados no están en sesión permanente. 
Por el contrario, convocan una vez o varias veces al año en sesiones que duran sólo unos pocos días. Cuando el cuerpo legislativo nacional no está en sesión, sus poderes son transferidos a un consejo más pequeño (a menudo llamado un presidio) que combina el poder legislativo y ejecutivo y, en algunos Estados socialistas (como la Unión Soviética antes de 1990), actúa como un jefe de estado colectivo. En algunos sistemas, el presidium está compuesto por miembros del partido marxista-leninista que votan las resoluciones del partido comunista en la legislación.

 
Crítica



De los comunistas y marxistas en general

Los comunistas y marxistas que no se adhieren al marxismo-leninismo han sido críticos con este. Argumentan que los Estados basados en el modelo marxista-leninista aplicaron el capitalismo de Estado. Establecen el origen de este argumento en los comentarios de los fundadores del marxismo sobre la propiedad estatal siendo una forma de capitalismo excepto bajo ciertas condiciones - condiciones que, según este argumento, no existieron en estos Estados. Concluyen que el marxismo-leninismo no es ni marxismo, ni leninismo, ni la unión de ambos, sino un término artificial creado por Stalin para justificar su distorsión ideológica

De los trotskistas


La crítica trotskista al marxismo-leninismo surge al ser León Trotski el líder de la oposición a Stalin en la URSS. Ideológicamente, los trotskistas critican el socialismo en un solo país del marxismo-leninismo. Consideran que la URSS pasó a ser un Estado obrero "deformado" o "degenerado" 
 Trotski rechazó la posibilidad de que la URSS tuviese base en el capitalismo de Estado.
 Esto se debe a que Trotski creía que el capitalismo de Estado no puede ser resultado de una revolución proletaria, y la insistencia de Trotski en la naturaleza de la URSS como Estado obrero de algún tipo, incluso después de su degeneración. Sin embargo, las diferentes tendencias, grupos e individuos trotskistas han pasado a tomar varias posiciones sobre la URSS y el resto de los Estados marxistas-leninistas: algunos argumentan que fue capitalista, otros que fue socialista, y otros que ni capitalista ni socialista.


 
Marxismo-leninismo en el Diccionario soviético de filosofía.


  
 Marxismo-leninismo.

El marxismo-leninismo es la teoría del movimiento de emancipación del proletariado, la teoría y la táctica de la revolución socialista proletaria y de la dictadura del proletariado, la teoría de la construcción de la sociedad comunista.

«La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social enseñan con toda claridad que en el marxismo no hay nada que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de una doctrina tímida, anquilosada, que ha surgido al margen de la gran ruta del desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, el genio de Marx está precisamente en haber dado soluciones a los problemas planteados antes de él por el pensamiento avanzado de la humanidad. Su doctrina surge como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo» (Lenin). 

La filosofía del marxismo –el materialismo dialéctico y el materialismo histórico– constituye el fundamento teórico del comunismo, la base técnica del partido marxista. Defendiendo del modo más resuelto el materialismo filosófico contra todas las tentativas de desvirtuarlo, combatiendo contra las diversas formas del idealismo filosófico, Marx y Engels no se detuvieron en el materialismo de sus predecesores, sino que imprimieron nuevo impulso a la filosofía, enriqueciéndola con las adquisiciones de la filosofía clásica alemana, especialmente de la filosofía de Hegel. La más importante de estas adquisiciones es la dialéctica. El alma del marxismo es la dialéctica materialista, “la teoría del desarrollo en su forma más completa, más profunda y más libre de unilateralidad, la teoría de la relatividad del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en constante desarrollo” (Lenin).

“Ahondando y desarrollando el materialismo filosófico, Marx lo llevó hasta su término e hizo extensivo su conocimiento de la Naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histórico de Marx es una conquista formidable del pensamiento científico. El caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que revela cómo de un sistema de vida social se desarrolla, al crecer las fuerzas productivas, otro más alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin).

 Por oposición a las teorías idealistas que reconocen la idea, la inteligencia, como el fundamento del desarrollo de la sociedad, Marx demostró que el régimen económico, las condiciones materiales de la producción y no las ideas, son el fundamento sobre el cual se erigen las superestructuras políticas, &c.; que la fuerza motriz del desarrollo en las sociedades divididas en clases antagónicas, es la lucha de clases. La obra principal de Marx, El Capital está consagrada al estudio del régimen económico de la sociedad capitalista.

“Allí donde los economistas burgueses veían una relación entre cosas (cambio de unas mercancías por otras), Marx puso de manifiesto una relación entre personas” (Lenin). 

En su teoría de la plusvalía, Marx descubrió la fuente de las ganancias y de la riqueza de la clase capitalista.
“La teoría de la plusvalía es la piedra angular de la teoría económica de Marx” (Lenin). 
Investigando las leyes que rigen el desarrollo del modo capitalista de producción, Marx fundamentó el carácter inevitable de su muerte y el triunfo del comunismo. En comparación con el feudalismo, el capitalismo que le sustituyó era un régimen más progresista. Pero una forma de explotación y de opresión de los trabajadores fue reemplazada por otra. Como reflejo de la opresión capitalista y de la protesta contra ella, comenzaron inmediatamente a surgir diversas doctrinas socialistas. El socialismo rudimentario era un socialismo utópico: criticaba acremente el régimen capitalista, lo condenaba, fantaseaba acerca de un régimen mejor en el que no hubiera explotación, pero no podía señalar una salida real. Marx y Engels fueron los primeros que transformaron el socialismo de un sueño en una ciencia. Pusieron de manifiesto el papel histórico-universal de la clase obrera como sepulturera del capitalismo y creadora de la sociedad socialista.
 Lo principal en el marxismo es la doctrina de la dictadura del proletariado. Marx escribía que "entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda”, que “el Estado de este período no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. 
Para la lucha contra la burguesía, el marxismo pertrechó a la clase obrera con una teoría revolucionaria, dando al movimiento obrero que hasta entonces se desarrollaba de una manera espontánea, una orientación socialista. Cuando se revelaron las primeras manifestaciones de la influencia de las ideas marxistas sobre las masas, “todas las fuerzas de la vieja Europa se unieron para la santa cruzada” contra el marxismo. La burguesía luchaba y sigue luchando contra el marxismo no sólo por la violencia.

 “La dialéctica de la historia hace que el triunfo teórico del marxismo obligue a sus enemigos a revestirse con el ropaje marxista. El liberalismo podrido interiormente, intenta revivir bajo la forma del oportunismo socialista” (Lenin).

 “El oportunismo no siempre consiste en renegar abiertamente de la teoría marxista o de algunas de sus tesis y conclusiones. A veces, el oportunismo se manifiesta en el intento de aferrarse a determinadas tesis aisladas del marxismo, que han comenzado ya a envejecer, y de convertirlas en dogmas, para contener de este modo el desarrollo ulterior del marxismo y con él, consiguientemente, el desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado” (Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., Compendio). 

El marxismo es una ciencia creadora. Los fundadores del marxismo consideraban siempre su teoría como una teoría revolucionaria, como guía para la acción. Muerto Engels, Lenin, el formidable teórico, y después de su muerte, sus discípulos con Stalin a la cabeza, son los únicos marxistas que no sólo desenmascararon implacablemente a los oportunistas de toda calaña y defendieron el marxismo contra su desnaturalización, sino que imprimieron nuevos impulsos gigantescos a la teoría marxista, enriqueciéndola con nuevas experiencias, bajo las nuevas condiciones de la lucha de clases del proletariado. Demostraron práctica y efectivamente la omnipotencia del marxismo creador.
 El marxismo-leninismo es la concepción del mundo única, indisoluble, armónica y científica de la clase obrera. Marx y Engels actuaron y batallaron en el período del capitalismo industrial que aún se desarrollaba en una línea ascendente, en el período en que el proletariado se preparaba para la revolución. Lenin y Stalin, los geniales discípulos de Marx y Engels, actuaron ya en el período del imperialismo, en el período del capitalismo agonizante, en el período de las revoluciones proletarias, en el período en que la revolución proletaria ya ha triunfado en un país y ha inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los Soviets, la era de la construcción del socialismo.

 "He aquí por qué el leninismo es un nuevo desarrollo del marxismo” (Stalin).

 El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. 

«…Lenin no “añadió” ningún “principio nuevo” al marxismo, ni tampoco suprimió ninguno de los “viejos” principios del marxismo» (Stalin). 
Basándose plena y enteramente en los principios del marxismo, Lenin lo continuó, teniendo en cuenta las nuevas condiciones, la nueva fase imperialista del capitalismo. Stalin, en su entrevista con la primera delegación de obreros norteamericanos, señaló lo nuevo aportado por Lenin al tesoro del marxismo. En primer lugar, Lenin elaboró el problema del imperialismo, nueva fase del capitalismo.
 “En esto, el mérito de Lenin, y por lo tanto lo que hay de nuevo en Lenin, es que basándose en los principios fundamentales de El Capital hizo un fundamentado análisis marxista del imperialismo, última fase del capitalismo, poniendo al desnudo sus lacras y las condiciones de su hundimiento inevitable. De este análisis surgió la tesis, bien conocida de Lenin, de que en las condiciones del imperialismo la victoria del socialismo es posible en algunos países capitalistas tomados por separado” (Stalin). 

Luego, Lenin desarrolló la idea de Marx sobre la dictadura del proletariado, descubriendo el Poder de los Soviets corno su forma estatal: definió la dictadura del proletariado como la forma específica de la alianza de clase del proletariado con las masas explotadas de las clases no proletarias (campesinos, &c.); demostró que en la sociedad de clases la dictadura del proletariado es el tipo más elevado de la democracia. Lo fundamental en el leninismo es la teoría de la dictadura del proletariado, lo que hace también del leninismo “la teoría internacional de los proletarios de todos los países y sirve y es obligatorio para todos los países sin excepción, incluyendo los países desarrollados desde el punto de vista capitalista” (Stalin).
Bajo las nuevas condiciones, en el periodo de transición del capitalismo al socialismo, en un país cercado por Estados capitalistas, Lenin planteó de una manera nueva el problema de las formas y los procedimientos de la construcción eficaz del socialismo, fundamentando la posibilidad de edificar una sociedad socialista en el país de la dictadura del proletariado cercado por Estados capitalistas, a condición de que este país no fuese estrangulado por una intervención militar. Lenin señaló las formas y caminos concretos de la construcción del socialismo, demostrando que en la U.R.S.S., existe todo lo necesario para su triunfo. 

Luego, Lenin desarrolló la idea de Marx sobre la hegemonía del proletariado, elaborando “un sistema armónico de la dirección de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo por el proletariado, no sólo para derrocar el zarismo y el capitalismo, sino también para edificar el socialismo bajo la dictadura del proletariado” (Stalin). 

Sobre el problema nacional-colonial, basándose en las ideas de Marx, Lenin las desarrolló, adaptándolas a la nueva época, reunió aquellas ideas en un todo único, en un sistema armónico de concepciones sobre las revoluciones nacional-coloniales en la época del imperialismo, demostrando que la solución del problema nacional-colonial está indisolublemente relacionada con el derrocamiento del imperialismo, “proclamó la cuestión nacional-colonial como parte integrante del problema general de la revolución proletaria internacional” (Stalin). 

Lenin dotó a la clase obrera rusa y a la clase obrera internacional de una teoría armónica sobre el Partido, sobre los fundamentos políticos, tácticos, orgánicos y teóricos de dicho partido, un partido de nuevo tipo, radicalmente distinto de los partidos de la Segunda Internacional infectados totalmente por el oportunismo. La teoría de Marx, Engels y Lenin obtuvo su ulterior desarrollo en los trabajos de Stalin, quien no sólo desenmascaró implacablemente a los enemigos del leninismo, no sólo defendió contra ellos la unidad, el carácter monolítico y la pureza del Partido bolchevique, sino que desarrolló e impulsó la teoría de Lenin sobre el Partido. Sobre la base de la teoría de Lenin, Stalin continuó desarrollando la teoría sobre la posibilidad del triunfo del socialismo primeramente en unos cuantos países y en un solo país por separado, y de la imposibilidad de su triunfo simultáneo en todos los países, bajo las condiciones del imperialismo. Stalin siguió desarrollando las grandes ideas de Lenin sobre la industrialización del país y la colectivización de la economía agraria, elaboró el problema de la vía de transformación socialista del campo y de la liquidación de los kulaks como clase sobre la base de la colectivización total.

 Stalin elaboró y siguió desarrollando la doctrina de Marx, Engels y Lenin sobre el Estado en las condiciones del socialismo, mientras durase el cerco capitalista. Dotó al Partido y al pueblo de la Unión Soviética del conocimiento de las leyes de la lucha de clases en las nuevas condiciones y señaló el papel que el Estado proletario desempeña en la defensa de las conquistas del comunismo. Los trabajos de Stalin sobre el problema nacional pertenecen a las mejores páginas de la literatura marxista mundial en este dominio. Stalin continuó desarrollando la teoría de Marx, Engels y Lenin sobre el socialismo y el comunismo, demostrando que el movimiento stajanovista prepara las condiciones para el tránsito del socialismo al comunismo. Bajo la dirección de Stalin, los principios fundamentales del comunismo científico están ya prácticamente realizados en la U.R.S.S., y sancionados por su Constitución, la Constitución del primer Estado socialista en el mundo. 

En la Constitución staliniana está sintetizada la gigantesca experiencia de la construcción de la sociedad socialista en la U.R.S.S. Los más difíciles problemas esbozados en sus líneas fundamentales por Marx, Engels y Lenin –los problemas del tránsito del socialismo al comunismo, de la supresión de los contrastes entre la ciudad y el campo, entre el trabajo manual y el trabajo intelectual–, fueron elaborados por Stalin y bajo su dirección están siendo prácticamente solucionados en la U.R.S.S. Stalin enseña que el eje de las tareas históricas en el período del socialismo es la tarea de la asimilación de la teoría marxista-leninista por los cuadros la intelectualidad soviética. Dominar el marxismo-leninismo significa aprender a distinguir su letra de su esencia, asimilarse su contenido, aprender a emplearlo en las diferentes condiciones de la lucha de clases, saberlo enriquecer, desarrollar e impulsar en consonancia con la nueva situación histórica y los nuevos objetivos. 

Un poderoso medio de asimilación del marxismo-leninismo es el Compendio de Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., creado por el Comité Central del Partido Bolchevique con la participación personal de Stalin. 

Diccionario filosófico marxista · 1946:192-195


 
Marxismo-leninismo.

Teoría del movimiento de liberación del proletariado, teoría y táctica de la dictadura del proletariado, teoría de la construcción de la sociedad comunista.

“La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social enseñan con toda claridad, que en el marxismo nada hay que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de ser una doctrina cerrada, petrificada, nacida al margen de la ruta principal del desarrollo de la civilización mundial.
 Por el contrario, toda la genialidad de Marx consiste, precisamente, en que él dio las respuestas a preguntas que ya se había planteado el pensamiento avanzado de la humanidad. Su doctrina surgió como una prolongación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, de la economía política y del socialismo” (Lenin).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:60-61


  
Marxismo-leninismo.

Ciencia relativa a las leyes del desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, a la revolución de las masas explotadas, a la victoria del socialismo, a la construcción de la sociedad comunista; ideología de la clase obrera y de su Partido Comunista.
Fueron fundadores del marxismo los geniales pensadores y jefes de la clase obrera Carlos Marx y Federico Engels. Habiendo sintetizado y reelaborado críticamente todo lo valioso y avanzado que fue creado por el pensamiento social a lo largo del desarrollo multisecular de la humanidad, armaron al proletariado con la teoría revolucionaria de la lucha por la construcción de la sociedad comunista sin clases. Al revelar las fuerzas motrices del desarrollo social, y descubrir las leyes objetivas que sirven de base para este desarrollo, el marxismo realizó una revolución en la historia del pensamiento social.
Marx y Engels vivieron y trabajaron en la época en que el capitalismo se desarrollaba aún en línea ascendente, cuando recién maduraban las premisas para la revolución proletaria. En el linde entre los siglos XIX y XX el capitalismo entró en su última etapa monopolista (ver Imperialismo). En la época, en que el centro del movimiento revolucionario mundial se trasladó a Rusia, el jefe del proletariado ruso Lenin defendió al marxismo de los atentados de parte del revisionismo y el oportunismo, desarrolló de manera creadora el marxismo, adaptándolo a las nuevas condiciones históricas. El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria, de la época de la victoria del socialismo.
Las partes integrantes del marxismo-leninismo son: la filosofía marxista, la economía política marxista y la teoría del comunismo científico. La filosofía del marxismo-leninismo, el materialismo dialéctico, representa la unidad del método dialéctico marxista y el materialismo filosófico marxista. La dialéctica marxista es la ciencia más profunda y multifacética sobre el desarrollo. El materialismo filosófico marxista es la forma superior del materialismo, que revela científicamente las leyes del desarrollo del mundo objetivo. El materialismo histórico es la aplicación del materialismo dialéctico al estudio de la vida de la sociedad. El materialismo dialéctico e histórico, fundamento teórico del comunismo, es el único método correcto de investigación científica y transformación revolucionaria del mundo en interés de las masas trabajadoras. Los problemas de la filosofía marxista son expuestos en forma más completa y amplia en las obras: El Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels, Crítica de la economía política de Marx, Anti-Dühring de Engels, Materialismo y Empiriocriticismo de Lenin.
La economía política marxista-leninista estudia las relaciones sociales de producción, es decir las relaciones económicas entre los hombres. La piedra angular de la teoría económica de Marx es la teoría de la plusvalía, que revela la naturaleza de la explotación capitalista, fuente de enriquecimiento de la clase burguesa. El marxismo-leninismo enseña que las relaciones de producción del capitalismo, que al principio contribuyeron al crecimiento de las fuerzas productivas, a la creación de la gran producción social, se transformaron posteriormente en grilletes para el desarrollo de las fuerzas productivas. Se agrava extremadamente la contradicción entre el carácter social de los bienes materiales existente bajo el capitalismo y la forma privada de su apropiación. Madura la necesidad de la liquidación revolucionaria de las relaciones de producción capitalistas. La teoría económica marxista fundamenta científicamente la inevitabilidad de la desaparición del capitalismo y de la victoria del comunismo. Las obras principales de la economía política marxista son El Capital de Marx e Imperialismo, etapa superior del capitalismo de Lenin.
También antes de Marx y Engels existían teorías que pregonaban la necesidad del establecimiento del socialismo, pero no eran científicas, sino utópicas. Criticando agudamente el orden de cosas capitalista, el socialismo utópico no podía sin embargo señalar el camino correcto hacia el socialismo, no vio la fuerza capaz de liquidar al régimen capitalista y construir la sociedad socialista. El marxismo-leninismo transformó el socialismo de utopía en ciencia, demostró que el capitalismo mismo crea las condiciones de su desaparición personificadas por el proletariado, la clase más revolucionaria de la historia, llamada a ser el sepulturero del capitalismo y el creador del comunismo.

 La teoría del comunismo científico está expuesta con mayor profundidad en las obras: Crítica del programa de Gotha de Marx, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, El Estado y la Revolución, La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado y El izquierdismo enfermedad infantil del comunismo de Lenin.
La fuerza motriz de toda sociedad antagónica, enseña el marxismo-leninismo, es la lucha de clases, la lucha entre los explotadores y los explotados. Para cumplir su misión histórica, el proletariado tiene que realizar, en alianza con el campesinado trabajador y otras capas explotadas de la población, la revolución socialista, expropiar a la burguesía los medios de producción y transformarlos en propiedad social. La doctrina marxista-leninista sobre el comunismo fundamenta científicamente la legitimidad de la revolución proletaria y de la dictadura del proletariado, señala los caminos concretos de la construcción de la sociedad comunista.
La producción social en gran escala, el crecimiento del proletariado y la elevación de su conciencia de clase y organización crean las condiciones objetivas para la transformación revolucionaria del régimen capitalista. En la solución del problema de la transformación socialista de la sociedad, el marxismo-leninismo es ajeno al esquematismo.

 Lenin señalaba que “todas las naciones llegarán al socialismo; esto es inevitable, pero no todas llegarán en forma idéntica, cada una de ellas aportará algo peculiar a tal o cual forma de la democracia, a tal o cual variedad de la dictadura del proletariado, a tal o cual ritmo de la transformación socialista de los diversos aspectos de la vida social”.

La revolución proletaria no se limita a la toma del poder por el proletariado. Después de tomar el poder, el proletariado lo utiliza para la construcción de la sociedad socialista. Por eso la teoría de la dictadura del proletariado, como contenido fundamental del período de transición del capitalismo, al comunismo, es lo principal en el marxismo-leninismo.
Muy importante para la solución exitosa de todas las tareas de la revolución socialista es la teoría marxista-leninista sobre el partido del proletariado como forma superior de organización de la clase obrera, como su destacamento de vanguardia. Los Partidos Comunistas y Obreros, que se apoyan en su actividad en la teoría marxista-leninista, son la fuerza dirigente y orientadora en la preparación y la realización de la revolución, en la construcción del socialismo y del comunismo.
El marxismo-leninismo es una ciencia creadora, que se desarrolla y enriquece constantemente en el proceso del desarrollo y la generalización de la experiencia del movimiento obrero internacional, de la construcción socialista y del desarrollo de la ciencia.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:322-325


  
Marxismo-leninismo.

Doctrina revolucionaria de Marx, Engels y Lenin; constituye un sistema íntegro y armónico de concepciones filosóficas, económicas y político-sociales. El marxismo surgió en la década de 1840, tuvo por cuna la lucha liberadora de la clase obrera y se convirtió en expresión teórica de los intereses fundamentales de dicha clase, en programa de su lucha por el socialismo y el comunismo. El nacimiento del marxismo representó un gran viraje revolucionario en la ciencia de la naturaleza y de la sociedad. Los fundadores del marxismo llevaron a cabo una hazaña científica sin par en la filosofía, la economía política, la teoría del socialismo y otras esferas del saber humano, crearon una auténtica ciencia revolucionaria, cuyo objetivo no se circunscribía a explicar acertadamente el mundo, sino que se incluía, además, el propósito de modificarlo. La doctrina de Marx, indicaba Lenin, es completa y armónica. Proporciona al hombre una concepción cabal del mundo. Es omnipotente porque es exacta. 

Lo principal, en el marxismo, estriba en la fundamentación del papel histórico-mundial de la clase obrera como creadora de la sociedad comunista, sin clases- El comunismo científico –importantísima parte componente del marxismo-leninismo– tiene su profunda fundamentación económica en la economía política creada por Marx, teoría que nos descubre las leyes del modo capitalista de producción y demuestra que el cambio de la sociedad capitalista en socialista es inevitable. La base filosófica del marxismo-leninismo está constituida por el materialismo dialéctico e histórico. El marxismo-leninismo se desarrolla como una doctrina viva y creadora, incompatible con todo dogmatismo. Extrae de la vida, de la práctica revolucionario, su fuerza creadora.

 Es característico del marxismo-leninismo, el estrecho vínculo entre la teoría y la práctica, y ello lo distingue de todo género de teorías reformistas y revisionistas. Marx y Engels prosiguieron infatigablemente las investigaciones acerca de su teoría, la fueron enriqueciendo con nuevas tesis y conclusiones cuya veracidad comprobaban en la experiencia revolucionaria de las masas, en los nuevos éxitos de la ciencia. La nueva etapa en el desarrollo creador del marxismo está indisolublemente unida al nombre de Vladimir Ilich Lenin, fiel continuador de la teoría de Marx. La aportación de Lenin a la doctrina marxista es tan grande que con razón esta teoría se llama, hoy, marxismo-leninismo.
La nueva época histórica que se inicia a fines del siglo XIX –la época del imperialismo y de las revoluciones socialistas– planteó al movimiento comunista internacional nuevos problemas acerca de la teoría y de la práctica de la lucha revolucionaria. Lenin aplicó con gran maestría la dialéctica marxista al análisis de los fenómenos de la época que se iniciaba, prosiguió el análisis que Marx había hecho del capitalismo, formuló una teoría científica acerca del estadio imperialista del modo capitalista de producción, hizo avanzar la teoría de la revolución socialista y llegó a la conclusión de que era posible la victoria del socialismo primero en un solo país. 
La victoria de la revolución socialista en la U.R.S.S. convirtió en realidad las ideas de Lenin. El Partido Comunista de la Unión Soviética elaboró un plan para construir la sociedad socialista e hizo posible que se llevara a cabo. El subsiguiente desarrollo creador del marxismo-leninismo se halla indisolublemente unido a la experiencia de la construcción socialista en la U.R.S.S. y en los países de democracia popular, a la formación del sistema socialista mundial, al paso de la U.R.S.S. al período de la edificación del comunismo en todo el frente.
 En las resoluciones y en los documentos de los Congresos XX y XXII del P.C.U.S. y de los partidos proletarios de otros países, de las Conferencias de representantes de partidos comunistas y obreros, la teoría marxista-leninista ha alcanzado desenvolvimiento ulterior en su aplicación a los problemas del desarrollo mundial en nuestro tiempo y de la lucha por la paz, por la democracia y por el socialismo. Una de las importantes condiciones para el desarrollo creador de la teoría marxista-leninista en este periodo, ha sido la superación de las nocivas consecuencias del culto a la personalidad de Stalin, el restablecimiento de las normas leninistas de la vida del Partido, del Estado y la sociedad. El programa del P.C.U.S., elaborado y aprobado por el XXII Congreso, representa un nuevo e importante hito en el desarrollo del marxismo-leninismo.
 En el programa se hace una síntesis de los conocimientos marxistas-leninistas acerca de todas las cuestiones esenciales de nuestro tiempo. Se parte del examen de los nuevos fenómenos del capitalismo moderno, se generaliza la experiencia de la lucha de clases y de la lucha de liberación nacional en la etapa presente, se resuelven con espíritu creador los problemas de la revolución socialista, de la guerra y de la paz, las cuestiones fundamentales de la edificación del comunismo. 
Todo el espíritu, todo el contenido del programa del P.C.U.S. son un reflejo de la unidad existente entre la teoría del marxismo-leninismo y la práctica de la edificación comunista. Cuestiones como la creación de la base material y técnica del comunismo, como la formación de relaciones sociales comunistas y la educación del hombre nuevo son problemas esenciales de la teoría marxista-leninista y, al mismo tiempo, de la práctica de la construcción comunista. Por primera vez en la historia del marxismo-leninismo, en el programa se determinan las vías concretas de la construcción del comunismo, las tareas en el dominio de la industria y de la agricultura, en el desenvolvimiento del Estado, de la ciencia, de la cultura y de la educación comunista. Actualmente, el marxismo-leninismo no es sólo la teoría, sino también la práctica de centenares de millones de personas que construyen el socialismo y el comunismo.
 Bajo el socialismo, y en la edificación del comunismo, el papel y la importancia de la teoría marxista-leninista crecen extraordinariamente, pues el socialismo y el comunismo se construyen de manera consciente y planificada. En el programa del P.C.U.S. se subraya que el Partido considera como importantísima obligación suya seguir impulsando el desarrollo de la teoría marxista-leninista a partir del estudio y de la generalización de los nuevos fenómenos de la vida de la sociedad soviética, así como de la experiencia del movimiento obrero y de liberación en todo el mundo, conjugar con espíritu creador la teoría y la práctica de la construcción comunista.
 Una de las condiciones importantes para el ulterior desarrollo del marxismo-leninismo sigue siendo, como antes, la lucha contra el revisionismo, el dogmatismo y el sectarismo, contra las tergiversaciones, cualesquiera que sean, de la teoría revolucionaria de Marx, Engels y Lenin, la lucha por llevar a la práctica, de modo creador, esta teoría.

Diccionario filosófico · 1965:295-297



  
Marxismo-leninismo.

Sistema científico de opiniones filosóficas, económicas y sociopolíticas, creado por Marx y Engels y desarrollado con espíritu creador en las nuevas condiciones por Lenin. El marxismo surgió a mediados del siglo 19, cuando se vislumbraron ya los límites históricos del capitalismo y salió a la palestra de la historia el futuro sepulturero del capitalismo: la clase obrera. Fue creado sobre la base de la reelaboración crítica de las realizaciones de la filosofía clásica alemana (Hegel, Feuerbach), la economía política de A. Smith y D. Ricardo y el socialismo utópico de Saint-Simon, Fourier y Owen, que Lenin llamó fuentes del marxismo. 

Las partes integrantes interiormente interconectadas del marxismo-leninismo son: la filosofía (materialismo dialéctico e histórico), la economía política y el comunismo científico. El marxismo-leninismo no sólo explicó científicamente el mundo, sino que determinó las condiciones, vías y medios de su transformación. La aplicación de los principios de la filosofía marxista, de la dialéctica materialista al análisis de la sociedad condujo al descubrimiento de las leyes de su funcionamiento y desarrollo. 
Por primera vez la sociedad fue concebida como un organismo íntegro en cuya estructura se pueden destacar las fuerzas productivas, las relaciones de producción y las esferas –determinadas por ellas– de la vida social: el Estado, la política, el Derecho, la moral, la filosofía, la ciencia, el arte y la religión. Marx y Engels crearon la economía política científica, que puso de relieve la naturaleza de la explotación capitalista, demostró el carácter históricamente pasajero del capitalismo y fundamentó la necesidad del tránsito al socialismo. Los principios y el programa de la edificación de la nueva sociedad constituyen una importantísima parte integrante del marxismo-leninismo: el comunismo científico. El marxismo mostró que la transición del capitalismo al socialismo se opera en virtud de la lucha de la clase obrera, cuya misión histórica consiste en la conquista revolucionaria del poder político, con el objetivo de suprimir toda explotación del hombre por el hombre y edificar el comunismo. El movimiento obrero sólo vence en caso de que se una a la teoría socialista, al marxismo. Esta unión la realiza el partido comunista, vanguardia de la clase obrera, su organizador y dirigente. 
marxismo-leninismo es una guía para la transformación de la sociedad y la naturaleza. No es una colección de dogmas y recetas preparadas, sino una doctrina en constante desarrollo. Una nueva etapa importantísima en el desarrollo del marxismo está ligada a la actividad de Lenin que enriqueció creadoramente todas sus partes integrantes en el período en que la revolución proletaria y la edificación del socialismo se convirtieron en una cuestión de práctica inmediata. Elevó a un peldaño cualitativamente nuevo la filosofía marxista al sintetizar las últimas realizaciones del pensamiento científico, y desarrolló en todos sus aspectos la dialéctica materialista, aplicándola a las nuevas condiciones de la vida social. Lenin formuló la doctrina del imperialismo como fase superior última del capitalismo, y enriqueció la teoría de la revolución socialista. En el proceso de dirección de la primera revolución socialista del mundo, Lenin determinó las vías concretas de edificación de la nueva sociedad. 

En el presente, el marxismo-leninismo se desarrolla con espíritu creador gracias a los esfuerzo colectivos del PCUS y de otros partidos comunistas y obreros, los cuales analizan el proceso de profundización de la crisis general del capitalismo, así como la contradicción fundamental de la época contemporánea –la existente entre el socialismo y el capitalismo– y su influencia sobre los procesos del desarrollo mundial. La experiencia histórica ha confirmado que las regularidades generales de la revolución socialista y la edificación de la nueva sociedad se manifiestan en diversas formas concretas en dependencia del grado de desarrollo de la sociedad y de la correlación de las fuerzas de clase en el país y en el ámbito internacional. Estas regularidades sirven de base objetiva a la solidaridad internacional de la clase obrera y de todas las fuerzas del movimiento liberador mundial. Tiene trascendental significado la conclusión de los partidos comunistas de que no existe la inevitabilidad fatal de una nueva guerra mundial, el análisis del nexo entre la coexistencia pacífica y la lucha de clases, así como la importancia de la lucha por la paz para el progreso social.
El PCUS y los partidos comunistas y obreros de otros países socialistas elaboraron la concepción sobre la sociedad socialista desarrollada, madura. Al ser construida en la URSS la sociedad socialista desarrollada, el Estado de la dictadura del proletariado se convirtió en Estado de todo el pueblo y se formó una nueva comunidad histórica: el pueblo soviético. Los partidos comunistas defienden el carácter creador del marxismo-leninismo en la lucha contra la ideología burguesa y contra las tergiversaciones revisionistas y dogmáticas del marxismo-leninismo. En nuestra época, la teoría marxista-leninista concede una atención primordial a los problemas de la edificación socialista y comunista, de la lucha de la clase obrera en los países capitalistas y del movimiento de liberación nacional. 
Toda la marcha del desarrollo social contemporáneo demuestra la fuerza y la vitalidad, la justeza de las conclusiones y tesis fundamentales del marxismo-leninismo y hace ver su creciente influencia sobre la orientación, las formas y el ritmo del progreso social. El marxismo-leninismo se apoderó de las mentes de la humanidad progresista y se materializa en la actividad de millones de personas que luchan por una vida mejor y construyen el socialismo y el comunismo.

Diccionario de filosofía · 1984:272-273


   
Lenin.





En las últimas décadas del siglo XIX, el abismo existente entre la clase cultivada y el zar Alejandro III de Rusia, defensor del absolutismo bizantino de sus antepasados, se había agravado hasta tal punto que la lucha contra el zarismo había llegado a ser, entre los rusos cultos, un deber y un honor. La oposición política y el movimiento revolucionario crecían bajo el empuje de una "intelligentsia" que hacía acólitos en las escuelas, en las fábricas, los periódicos y las oficinas. El 1 de marzo de 1887, un grupo de jóvenes nihilistas intentó acabar con la vida del zar.
El atentado fracasó y los terroristas fueron apresados. Entre los condenados a muerte figuraba Alexander Uliánov, el hermano mayor del futuro Lenin. Al enterarse por la prensa de que el grupo había sido ahorcado en San Petersburgo, el muchacho recibió una impresión indeleble, que con el tiempo se transformaría en la más firme y decidida oposición al zarismo. Pero ya entonces, con la lucidez de un visionario, resumía la situación en esta frase de condena a los métodos del terrorismo individual: «Nosotros no iremos por esta vía. No es la buena».

En el camino de la revolución

Vladímir Ilich Uliánov a los 17 años, en 1887, año en el que acabó sus estudios secundarios e ingresó brevemente en la universidad para estudiar derecho. Ese mismo año, su hermano Aleksandr fue ajusticiado por intentar asesinar al zar, muerte que lo afectó profundamente.


Vladímir llich Uliánov, conocido como Lenin, nació el 22 de abril de 1870, en el seno de una familia típica de la intelectualidad rusa de fines del siglo XIX. Era el cuarto de los seis hijos habidos por llia Uliánov y María Alexandrovna Blank, quienes se habían establecido el año anterior a su nacimiento en Simbirsk, una ciudad de provincias pobre y atrasada, a orillas del Volga.
El padre, un inspector de primera enseñanza, compartía las ideas de los demócratas revolucionarios de 1860 y se había consagrado a la educación popular, participando de la vida de los campesinos rusos confinados en la miseria y la ignorancia. La madre, de ascendencia alemana, amaba la música y seguía de cerca las actividades escolares de sus hijos. Por su carácter apacible y tierno -jamás imponía castigos ni levantaba la voz-, despertó en los suyos un amor rayano en la adoración.
El ambiente estudioso de la casa, donde no faltaba una buena biblioteca, propiciaba el desarrollo del sentido del deber y la disciplina. Vladímir llich Uliánov seguía el ejemplo de su hermano mayor; era un muchacho perseverante y tenaz, un alumno asiduo y metódico que obtenía las mejores notas y destacaba en el ajedrez. A los catorce años comenzó a leer libros «prohibidos». Rusia vivía entonces bajo la más negra represión y la lectura de los grandes demócratas era considerada un delito.
Cuando su hermano Alexander fue ahorcado, al año siguiente de que muriera el padre, la familia debió trasladarse a la fuerza a la aldea de Kokuchkino, cerca de Kazán. En esa época Vladímir abandonó la religión, pues, como diría más adelante, la suerte de su hermano le «había marcado el destino a seguir». En Kazán inició sus estudios de derecho en la universidad imperial, uno de los focos de mayor oposición al régimen autocrático. El mismo año de su ingreso, 1887, Vladímir fue detenido por participar en una manifestación de protesta contra el zar. Cuando uno de los policías que lo custodiaban le preguntó por qué se mezclaba en esas revueltas, por qué se daba cabezazos contra un muro, su respuesta fue: 
«Sí, es un muro, cierto, pero con un puntapié se vendrá abajo».

Expulsado de la universidad, se dedicó por entero a las teorías revolucionarias, comenzó a estudiar las obras de Marx y Engels directamente del alemán, y leyó por primera vez El capital, lectura decisiva para su adhesión al marxismo ortodoxo. Ya en sus primeros escritos defendió el marxismo frente a las teorías de los "naródniki", los populistas rusos. En mayo de 1889 la familia se trasladó a la provincia de Samara, donde, después de muchas peticiones, Lenin obtuvo la autorización para examinarse en leyes como alumno libre. Tres años después se graduó con las más altas calificaciones y comenzó a ejercer la abogacía entre artesanos y campesinos pobres.

Ya en esa época, en el grupo marxista del que formaba parte le decían «el Viejo» por su vasta erudición y su frente socrática, precozmente calva. El rostro de corte algo mongólico, con los pómulos anchos y los ojos de tártaro, entrecerrados e irónicos, el porte robusto y el poderoso cuello le daban el aspecto de un campesino. Abogado sin pleitos, Lenin se inscribió en las listas de instructores de círculos obreros, llamados «universidades democráticas». Organizó bibliotecas, programas de estudio y cajas de ayuda con el objetivo de enseñar los métodos de la lucha revolucionaria, para formar así cuadros obreros, propagandistas y organizadores de círculos socialdemócratas, con miras a la formación de un futuro partido.

Para ello necesitaba contar con el apoyo de los grupos marxistas emigrados, dirigidos por Georgi Plejánov, y en abril de 1895 viajó al extranjero, decidido a estudiar el movimiento obrero de Occidente. Pasó unas semanas en Suiza, y luego visitó Berlín y París, donde tuvo como interlocutores a Karl Liebknecht y Paul Lafargue. A su regreso fue detenido junto con su futuro rival, Julij Martov, por la Ochrana, la policía secreta del zar. En la cárcel, Lenin rápidamente se puso a trabajar. Se comunicaba con el exterior a través de su hermana Ana y de Nadezda Krupskáia, una estudiante adherida al círculo marxista, que, para poder visitarlo en la prisión, había declarado ser su novia.
Más tarde, en 1898, un año después de que fuera deportado a la Siberia meridional, cerca de la frontera con China, Lenin contrajo matrimonio con Nadezda en una ceremonia religiosa. En el destierro, la pareja llevó una vida ordenada, sin sobresaltos, que le permitió a Lenin terminar de redactar su primera obra fundamental, El desarrollo del capitalismo en Rusia, en la que sostenía que la revolución industrial y el capitalismo avanzaban decididamente pese al semifeudalismo imperante en el país.

En el exilio

Después de casi mil días en Siberia, a poco de comenzar el siglo y con treinta años de edad, Lenin comenzaba su primer exilio en Suiza. Allí, reunido con Martov, puso en marcha un proyecto largamente acariciado: la publicación de un periódico socialdemócrata de alcance nacional. El primer número de Iskra (La Chispa) vio la luz el 21 de diciembre de 1900, con un editorial de Lenin encabezando la primera página. En esta época de andanzas entre Munich y Ginebra fue cuando se convirtió en el líder de los marxistas rusos, sobre todo después de la publicación del libro ¿Qué hacer?, una de sus obras más importantes, en la que reclamaba la necesidad de una organización de revolucionarios profesionales y sintetizaba la idea del partido como vanguardia de la clase obrera.
Fue justamente la polémica desatada en torno a cómo estructurar el partido lo que provocó profundas divergencias en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso inaugurado por Plejánov en julio de 1903. En él se consumó la ruptura entre Martov y Lenin. Desde entonces los partidarios de este último se llamaron «bolcheviques», por mayoría frente al grupo de los «mencheviques», minoritarios. Y desde entonces el partido de cuadros profesionales, centralizado y disciplinado, fue el pilar básico del bolchevismo.

La revolución de 1905, que había estallado en San Petersburgo tras el «domingo sangriento» en que las tropas del zar dispararon sobre manifestantes indefensos, causando más de mil muertos y cinco mil heridos, sorprendió a Lenin en Suiza. La presión de las masas obligó al decadente régimen zarista a hacer algunas concesiones liberales: ahora los bolcheviques actuaban en la legalidad, y ello permitió a Lenin regresar a Rusia en octubre de ese año para ponerse al frente de sus partidarios.
Pero las esperanzas de que se produjeran nuevos levantamientos no se concretaron y, ante los intentos de la policía por detenerle, Lenin huyó a Finlandia a fines del verano siguiente. El proceso insurreccional había sido un fracaso y el gobierno de los zares volvía a endurecer sus métodos, hasta liquidar totalmente las conquistas logradas por la revolución. Sumida en el pesimismo y las rencillas internas, la fracción bolchevique se resintió con la derrota, hasta tal punto que viejos militantes la abandonaron.
V. I. Lenin, Moscú, 1900


Huyendo de la policía, Lenin pasó de Finlandia a Ginebra, donde comenzó su segundo exilio, que habría de prolongarse hasta 1917. En aquella época hicieron su aparición el insomnio y los dolores de cabeza que habrían de perseguirle por el resto de sus días. La vida errante de los exiliados lo llevó a París, donde él y Nadezda soportaron duras estrecheces económicas que les obligaban a dar clases o a escribir reseñas para ganar algo de dinero, en medio de una serie de dificultades. La dureza de aquellos días en la capital francesa se vio en parte aliviada por la presencia de Inés Armand, una militante parisiense, inteligente y feminista, a la que se dice le unió un profundo amor. Fruto de su segundo exilio es la obra publicada en 1909, Materialismo y empiriocriticismo, en la que Lenin expone sus reflexiones filosóficas fundamentales, en un intento de culminar la teoría del conocimiento marxista.
Pasada la etapa de la más dura reacción, que se extendió hasta 1911, comenzaron a llegar noticias alentadoras de San Petersburgo. Una huelga iniciada en los yacimientos del Lena fue bárbaramente reprimida con centenares de muertos, lo que originó un gran descontento y una huelga general. Lenin presentía que se acercaba una ola de efervescencia revolucionaria y abandonó París en junio de 1912 para instalarse más cerca de sus partidarios, en Cracovia. Allí le visitaban los diputados bolcheviques para informarle sobre la situación interna y pedirle instrucciones. En marzo de ese mismo año había aparecido el primer número de Pravda (La Verdad), diario obrero que Lenin dirigía desde el exterior y que pronto gozó de una gran difusión. Así, mientras las grandes potencias ultimaban sus preparativos para la primera conflagración mundial, entre los proletarios rusos crecía la influencia de Lenin.
El estallido de la Primera Guerra Mundial supuso un giro decisivo en la historia del socialismo. Lenin había confiado en la socialdemocracia alemana, pero cuando se enteró de que los diputados alemanes (y también franceses) votaban unánimemente a favor de los créditos de guerra para sus respectivos países, de inmediato denunció la traición. Para Lenin, la guerra no era más que una «conflagración burguesa, imperialista y dinástica... una lucha por los mercados y una rapiña de los países extranjeros». El socialismo occidental, acaudillado por los revisionistas alemanes, había pasado a una evidente colaboración con la democracia burguesa, y por ende, el movimiento internacional estaba roto. Era necesario preparar una conferencia de los socialistas que se oponían al conflicto bélico, para impugnar definitivamente al sector revisionista.
El encuentro se celebró en Zimmerwald, en septiembre de 1915, y en él Lenin intentó sin éxito convencer a los representantes de que adoptaran su consigna: «Transformar la guerra imperialista en guerra civil». Fue en este período de defección de los líderes políticos y de desconcierto para los obreros socialistas cuando el revolucionario ruso, que hasta entonces era poco conocido fuera de los círculos marxistas de su país, se convirtió en una primera figura internacional. En sus manos, la doctrina marxista recuperó su sentido transformador y su fuerza revolucionaria, como se ve en la obra escrita durante el período bélico, El imperialismo, fase superior del capitalismo, donde usa las herramientas del análisis económico marxista para probar que la revolución, a diferencia de lo que postulaban Marx y Engels, también es posible en países atrasados como Rusia.

La Revolución de Octubre

El cansancio y el derrotismo general en las naciones beligerantes a comienzos de 1917 desembocó en el imperio de los zares en un amplio movimiento revolucionario que, al grito de «¡Viva la libertad y el pueblo!», ganó las principales ciudades. Los trabajadores de Petrogrado se organizaron en soviets, o consejos de obreros, y la guarnición de la ciudad, encabezada por los mismos regimientos de la guardia imperial, se sumó en masa al movimiento. Sin que nadie se atreviera a defenderlo, en la semana del 8 al 15 de marzo el régimen zarista sucumbía para ser reemplazado por un gobierno provisional formado por partidos pertenecientes a la burguesía y apoyado por el soviet de Petrogrado.
A través de Pravda, Lenin publicaba sus «Cartas desde el exilio», con instrucciones para avanzar en la revolución, aniquilando de raíz la vieja maquinaria del Estado. Ejército, policía y burocracia debían ser sustituidos por «una organización emanada del conjunto del pueblo armado que comprenda sin excepción todos sus miembros». Un mes después de la abdicación del zar Nicolás II, en abril de 1917, Lenin llegaba a la estación Finlandia de Petrogrado, tras atravesar Alemania en un vagón blindado proporcionado por el estado mayor alemán. A pesar de las disputas políticas que originó su negociación con el gobierno del káiser, Lenin fue recibido en la capital rusa por una multitud entusiasta que le dio la bienvenida como a un héroe. Pero el jefe de los bolcheviques no se comprometió con el gobierno provisional y, por el contrario, terminó su discurso de la estación con un desafiante «¡Viva la revolución socialista internacional!».

Muchos de sus camaradas habían aceptado la autoridad de dicho gobierno, al que Lenin calificaba de «imperialista y burgués», acercándose así a las corrientes izquierdistas de la clase obrera, cada vez más radicalizadas, y con el apoyo de un importante aliado, Trotski. A pesar de que los bolcheviques aún constituían una minoría dentro de los soviets, Lenin lanzó entonces la consigna: «Todo el poder para los soviets», pese al evidente desinterés de los mencheviques y los socialistas revolucionarios por tomar tal poder.
Para hacer frente a la presunta amenaza de un golpe de estado por parte de los seguidores de Lenin, en el mes de julio la presidencia del gobierno provisional pasó a manos de un hombre fuerte, Alexander Kerenski, en sustitución del príncipe Gueorgui Lvov. Al cabo de unos días, Kerenski ordenó que le detuvieran y Lenin se vio obligado a huir a Finlandia: cruzó la frontera como fogonero de una locomotora, sin barba y con peluca, y se estableció en Helsingfors. Fue ésta su última etapa de clandestinidad, que habría de durar tres meses. En ellos escribió la obra que con el tiempo sería calificada de utopía leninista, El Estado y la revolución, por su concepción del Estado como aparato de dominación burguesa, destinado a desaparecer tras la etapa transitoria de la dictadura del proletariado y el advenimiento del comunismo.

A medida que la situación interna se agravaba, Lenin, desde el exterior, urgía al partido a preparar la sublevación armada: «El gobierno se tambalea, hay que asestarle el golpe de gracia cueste lo que cueste». Ya los bolcheviques controlaban el soviet de Moscú, y el de Petrogrado estaba bajo la presidencia de Trotski cuando, el 2 de octubre, Lenin volvió a entrar clandestinamente en la capital rusa. Cuatro días más tarde se presentaba disfrazado en el cuartel general del partido para dirigir el alzamiento.
El día 7 de octubre estallaba la insurrección y las masas asaltaban el palacio de Invierno. Según escribe Trotski, Lenin se dio cuenta entonces de que la revolución había vencido, y sonriendo le dijo: «El paso de la clandestinidad, con su eterno vagabundeo, al poder es demasiado brusco, te marea». Y ése fue su único comentario personal antes de volver a las tareas cotidianas. Al día siguiente era nombrado jefe de gobierno y lanzaba su famosa proclama a los ciudadanos de Rusia, a los obreros, soldados y campesinos, ratificando los grandes objetivos fijados por la revolución: construir el socialismo en el marco de la revolución mundial y superar el atraso de Rusia.
La revolución había llegado al poder, pero ahora había que salvarla, y la tarea más urgente para ello, según Lenin, era firmar la paz inmediata. El Tratado de Brest-Litovsk, signado por Trotski el 3 de marzo de 1918, concertó la paz unilateral de Rusia con Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y Turquía. El tratado ahondó aún más las divergencias con los socialistas revolucionarios -que en agosto atentaron contra la vida de Lenin-, y contribuyó a intensificar la decisión de las fuerzas contrarrevolucionarias para derribar al nuevo gobierno con el apoyo de los países aliados, especialmente Francia y Estados Unidos.

Durante dos años, entre 1918 y 1920, la guerra civil condujo al gobierno soviético al borde del desastre; por último, el ejército de los contrarrevolucionarios, los «blancos», conducido por antiguos generales zaristas, fue derrotado por el Ejército Rojo, formado por campesinos y obreros y dirigido por Trotski. Pero el país quedó devastado, la economía maltrecha y el hambre se enseñoreó de grandes regiones. El reto más grande de la revolución pasó a ser entonces la reconstrucción económica de Rusia, tarea que Lenin se propuso encarar a través de la NEP (nueva política económica), que detuvo las expropiaciones campesinas y supuso una apertura hacia una economía de mercado bajo control.
Pese a las dificultades de la guerra civil, Lenin concretó en 1919 su viejo sueño de fundar una nueva Internacional. En su opinión, el destino de Rusia dependía de la revolución mundial, y en especial del futuro del movimiento llevado adelante en Alemania por los espartaquistas. El 2 de marzo de 1919, en Moscú, inauguró el Primer Congreso de la III Internacional, invocando a los líderes del comunismo alemán asesinados: Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. La Comintern elevó el comunismo ruso a la categoría de modelo a imitar por todos los países comunistas del mundo y, al defender los movimientos de liberación nacional de los pueblos coloniales y semicoloniales de Asia, logró ampliar enormemente el número de aliados de la Revolución soviética.
A finales de 1921, la salud de Lenin se vio gravemente afectada: sufría de insomnios progresivamente acusados y sus dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes. En marzo del año siguiente asistió por última vez a un congreso del partido, en el que fue elegido Stalin secretario general de la organización. Al mes siguiente se le intervenía quirúrgicamente para extraerle las balas que continuaban alojadas en su cuerpo desde el atentado sufrido en 1918. Si bien se recuperó rápidamente de la operación, pocas semanas después sufrió un serio ataque que, por un tiempo, le impidió el habla y el movimiento de las extremidades derechas.
En junio su salud mejoró parcialmente, y dirigió la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero en diciembre sufrió un segundo ataque de apoplejía que le impidió cualquier posibilidad de influir en la política práctica. Aun así, tuvo fuerzas suficientes para dictar varias cartas, entre ellas su llamado «testamento», en el que expresa sus fuertes temores ante la lucha por el poder entablada entre Trotski y Stalin en el seno del partido. El 21 de enero de 1924 una hemorragia cerebral acabó con su vida. El hombre que detestaba el culto a la personalidad y abominaba de la religión fue embalsamado y depositado en un rico mausoleo de la plaza Roja.


 
Grandes discursos del siglo XX

El primer líder de la Unión Soviética reivindicó la dictadura del proletariado y condenó la socialdemocracia en el informe fundacional de la Internacional Comunista
Lenin y la primera escisión de la izquierda

Ramón Álvarez
14/02/2020

EL CONTEXTO

El tránsito del marxismo al leninismo –de la teoría socialista a la práctica comunista soviética– no fue convulso sólo por los procesos revolucionarios y la guerra civil que se libró en el Imperio Ruso antes de imponerse por las armas, sino que conllevó una guerra de ideas que acabó escindiendo definitivamente lo que hasta 1919, año de la fundación de la Tercera Internacional, era una suma de tendencias convergentes.
Las divergencias que acabarían con la ruptura definitiva se evidenciaron ya en el Congreso Internacional Socialista que se celebró en Stuttgart en 1907. La ya conocida como Segunda Internacional Socialista, heredera de la constituida por Karl Marx, Friedrich Engels y Mijaíl Bakunin en 1864 y disuelta en 1876, se posicionó por alcanzar el poder mediante las urnas e iniciar a partir de ahí el camino hacia el socialismo. Sin embargo, los representantes de la corriente revolucionaria, Vladímir Ilich Uliánov, Lenin y Rosa Luxemburg, consiguieron imponer una enmienda que llamaba a los partidos y organizaciones socialistas a desestabilizar a sus gobiernos en caso de guerra.
La guerra estalló en Europa , pero la Revolución sólo en Rusia , y la división se fue haciendo evidente mediante la publicación de libros y panfletos y se acentuó con las conferencias que los partidos y sindicatos revolucionarios celebraron ya en pleno conflicto en las ciudades suizas de Zimmerwald (septiembre de 1915) y Kienthal (abril de 1916). La ruptura definitiva llegó tras la Revolución de Octubre de 1917, que llevó a los bolcheviques rusos al poder.Una práctica condenada por la Conferencia Internacional Obrera y Socialista celebrada en Berna en febrero de 1919, convocada por una Internacional Socialista que insistió en la vía democrática.
La respuesta no se hizo esperar, y en el congreso fundacional de la Internacional Comunista –conocida como Tercera Internacional–, celebrado en Moscú, el propio Lenin respondió a la denominada despectivamente Internacional Amarilla con el argumentario que se convirtió en la base del marxismo-leninismo que a partir de entonces guiaría a la Unión Soviética y fijaría la doctrina del comunismo.

La ruptura llegó tras la Revolución de Octubre, que llevó a los bolcheviques al poder.Una práctica condenada por la Internacional Socialista

La defensa de la dictadura del proletariado ya fijada por Marx como la fase política inicial del socialismo y la condena a la “democracia burguesa” que perpetuaba el sistema de explotación hacia las clases trabajadoras y campesinas se convirtió en la principal tesis de las organizaciones que se adhirieron a esta Internacional. Un texto de obligada lectura tanto en la Unión Soviética como en los cursos de formación política comunista alrededor del mundo.
El discurso, que ofrecemos ligeramente extractado, quedó fijado bajo el título “Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado” en el libro Primer Congreso de la Internacional Comunista. Actas , publicado en Petrogrado –actual San Petersburgo– en 1921 por la Editorial Progreso en su versión en español.

EL DISCURSO

“El crecimiento del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha dado lugar a una serie de esfuerzos convulsivos por parte de la burguesía y de sus agentes en las organizaciones de trabajadores para hallar argumentos políticos válidos en defensa del predominio de los explotadores. Entre estos argumentos destaca en particular la condena de la dictadura y la defensa de la democracia. La falsedad y la hipocresía de dicho argumento, repetido en mil formas por la prensa capitalista y la conferencia de la Internacional amarilla de Berna, celebrada en febrero de 1919, son evidentes para todo aquel que no desee traicionar los principios fundamentales del socialismo.

”En primer lugar, dicho argumento se basa en ciertas nociones de ‘democracia en general’ y ‘dictadura en general’ sin mencionar de qué clase se está hablando. Este planteamiento, que no toma en cuenta la cuestión de la clase, como si se tratara de un asunto general de cada país, es una burla flagrante a la doctrina fundamental del socialismo, a saber, la doctrina de la lucha de clases, que los socialistas que se han pasado al bando de la burguesía mencionan en sus discursos pero olvidan en sus acciones.

”Puesto que en ningún país capitalista civilizado existe ‘democracia en general’, sino únicamente una democracia burguesa; y no se habla de ‘dictadura en general’, sino de dictadura de las clases oprimidas, es decir, del proletariado respecto a los opresores y a los explotadores, o sea, la burguesía, para vencer la resistencia opuesta por los explotadores en la lucha por conservar su dominio.

La historia nos enseña que ninguna clase oprimida ha llegado nunca al poder y que no puede hacerlo sin sufrir un periodo de dictadura”
Vladímir Ilich Uliánov, Lenin
”La historia nos enseña que ninguna clase oprimida ha llegado nunca al poder y que no puede hacerlo sin sufrir un periodo de dictadura; es decir, la conquista del poder y la aniquilación definitiva de la resistencia más desesperada y frenética que no duda en recurrir a cualquier crimen y que siempre han opuesto los explotadores.

”La burguesía, cuyo papel defienden los socialistas que arremeten contra la ‘dictadura en general’ y que defienden la causa de la ‘democracia en general’, ha ganado poder en los países progresistas al precio de insurrecciones, guerras civiles, aplastando reyes, señores feudales y esclavistas, así como sus intentos de restauración. Los socialistas de todos los países han explicado al pueblo millones de veces el carácter de clase de esas revoluciones burguesas y de esa dictadura de la burguesía en libros y panfletos, en las resoluciones de los congresos y en los discursos propagandísticos.

”Por consiguiente, la actual defensa de la democracia burguesa mediante discursos sobre la ‘democracia en general’ y los actuales lamentos y gritos contra la dictadura del proletariado encubiertos en lamentos sobre la ‘dictadura en general’ son una burla descarada del socialismo, y representan el paso efectivo a las filas de la burguesía, la negación del derecho del proletariado a su propia revolución proletaria y la defensa del reformismo burgués en el momento histórico en el que dicho reformismo provoca la destrucción del mundo; y en el que la guerra ha creado una situación revolucionaria.

La república burguesa más democrática es tan sólo una máquina para la opresión de la clase trabajadora por parte de la burguesía”
Vladímir Ilich Uliánov, Lenin
”Los socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, la democracia burguesa o el parlamentarismo burgués, expresan el pensamiento formulado por Marx y Engels con la máxima precisión científica al decir que la república burguesa más democrática es tan sólo una máquina para la opresión de la clase trabajadora por parte de la burguesía, para la opresión de la masa de trabajadores por un puñado de capitalistas.

”No existe ni un solo revolucionario, ni un solo marxista de todos esos que ahora vociferan contra la dictadura y a favor de la democracia que no hubiera jurado ante los trabajadores que reconocía esta verdad fundamental del socialismo. Y ahora, cuando el proletariado revolucionario comienza a actuar y a moverse para destruir esta maquinaria opresiva y conquistar la dictadura proletaria, esos traidores al socialismo exponen la situación como si la burguesía ofreciera a los trabajadores democracia pura, como si la burguesía hubiera abandonado la resistencia y estuviera dispuesta a someterse a la mayoría de los trabajadores, como si en una república democrática no existiera una maquinaria estatal ideada para la opresión del trabajo por el capital.

”Los obreros saben muy bien que la ‘libertad de reunión’, incluso en la república burguesa más democrática, no es más que una expresión vacía, pues los ricos cuentan con los mejores edificios públicos y privados a su disposición, y también con suficiente tiempo libre para reunirse y para proteger dichas reuniones por medio del aparato burgués de la autoridad. Los proletarios de la ciudad y del campo, así como los campesinos pobres, es decir, la aplastante mayoría de la población, no cuentan con ninguna de estas tres cosas. Mientras la situación siga siendo ésta, la ‘igualdad’, es decir, la ‘democracia pura’, es un engaño absoluto.

Los capitalistas siempre han llamado ' libertad ' a la libertad de los ricos para amasar fortunas y a la libertad de los trabajadores para morirse de hambre”
Vladímir Ilich Uliánov, Lenin
”Los capitalistas siempre han llamado ‘libertad’ a la libertad de los ricos para amasar fortunas y a la libertad de los trabajadores para morirse de hambre. Los capitalistas llaman ‘libertad’ a la libertad de los ricos, a la libertad de comprar la prensa, de utilizar la riqueza, de manipular y de apoyar la llamada ‘opinión pública’.

”En realidad, los defensores de la ‘democracia pura’ resultan ser los defensores del sistema más sucio y corrupto de dominio por parte de los ricos sobre los medios para la educación de las masas. Engañan al pueblo mediante frases atractivas, hermosas y biensonantes, aunque absolutamente falsas, tratando de disuadir a las masas del cometido histórico concreto de liberar a la prensa del sojuzgamiento por el capital.

”La libertad y la igualdad verdaderas sólo existirán en el orden establecido por los comunistas en el que será imposible hacerse rico a expensas de otro, en el que será imposible, tanto directa como indirectamente, someter a la prensa al poder del dinero, en el que no habrá obstáculo que impida a ningún trabajador disfrutar y llevar a la práctica el derecho igualitario al uso de las imprentas públicas y los fondos públicos de papel.

La dictadura del proletariado supone el verdadero ejercicio de la democracia por parte de las clases trabajadoras”
Vladímir Ilich Uliánov, Lenin
”La dictadura del proletariado se asemeja a la dictadura de otras clases en que está motivada por la necesidad de aplastar la rotunda resistencia de una clase que estaba perdiendo poder político. Sin embargo, lo que distingue de forma definitiva una dictadura del proletariado de una dictadura de las otras clases –de los terratenientes en la Edad Media, de la burguesía en todos los países capitalistas civilizados– es que la dictadura de los terratenientes y de la burguesía ha sido el aplastamiento de la resistencia ofrecida por la abrumadora mayoría de la población, es decir, por los trabajadores. Por el contrario, la dictadura del proletariado es el aplastamiento de la resistencia ofrecida por los explotadores, es decir, por una minoría insignificante de la población, los terratenientes y los capitalistas.

De esto se deduce que la dictadura del proletariado conlleva necesariamente no sólo cambios en la forma y las instituciones de la democracia, en términos generales, sino específicamente un cambio que asegure una extensión sin precedentes en la historia de la humanidad del verdadero ejercicio de la democracia por parte de las clases trabajadoras”.



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