Apuntes Personales y de Derecho de las Universidades Bernardo O Higgins y Santo Tomas.


1).-APUNTES SOBRE NUMISMÁTICA.

2).- ORDEN DEL TOISÓN DE ORO.

3).-LA ORATORIA.

4).-APUNTES DE DERECHO POLÍTICO.

5).-HERÁLDICA.

6).-LA VEXILOLOGÍA.

7).-EDUCACIÓN SUPERIOR.

8).-DEMÁS MATERIAS DE DERECHO.

9).-MISCELÁNEO


viernes, 2 de mayo de 2014

120.-Discurso de Emilio Castelar (V) a.-


  
Discurso de Emilio Castelar

 

DISCURSO EN LA REUNIÓN ELECTORAL DEL PARTIDO LIBERAL, CELEBRADA EN EL TEATRO DE ORIENTE.

[22 de Septiembre de 1854]

Señores:
Voy a defender las ideas democráticas, si es que deseáis oírlas. Estas ideas no pertenecen ni a los partidos, ni a los hombres; pertenecen a la humanidad. Basadas en la razón, son, como la verdad, absolutas, y como las leyes de Dios, universales. Por eso la persecución no puede ahogarlas, ni la espada del tirano vencerlas; pues antes que el tiempo desplegara sus alas, fueron escritas en libros mas inmensos que el espacio, por la mano misma del Eterno. Así, los hombres que se pierden en el Océano de la vida, los poetas que adoran lo eternamente bello, los filósofos que leen la verdad absoluta en el puro cielo de la conciencia, no hacen más que arrojarlas en ondas de luz sobre la menta del pueblo.
Yo, señores, lleno de sentimientos, si desnudo de inteligencia, me propongo reseñar los dogmas del partido democrático, ya como principios eternos de su escuela, ya como principios de aplicación práctica en las actuales circunstancias. Convirtamos un instante nuestros ojos a lo pasado. ¡Qué espectáculo, señores, tan tremendo! ¡La imprenta, ese soldado de Dios que pelea como Ayax por la luz, encadenada al pié de los tiranos; la tribuna, providencia del pueblo, sujeta al carro del vencedor; las obras del ingenio humano proscritas porque dan generoso aliento al pecho de los oprimidos; la idea oculta en el fondo de la conciencia, estallando en el cerebro sin poder alzar su vuelo y perderse en lo infinito; la fe vendida por una cartera de ministro, y la razón y la libertad llorando en ignominioso calvario.
Todos hemos presenciado el martirio de la libertad. Bravo Murillo intentó matarla con el puñal del materialismo, sin parar mientes en que las ideas son invulnerables; Esteban Collantes la insultó con sus sarcasmos; Domenech fue su Judas, pues cuando la creyó vencida; no dudo un punto en venderla a los seides del absolutismo: Sartorius escribió su epitafio como antes Donoso había escrito el evangelio de la reacción, sosteniendo que la razón y el absurdo se aman con amor invencible, que fuera de las vías católicas nada hay tan despreciable como el hombre; que el Siglo XVI con su inquisición y sus frailes, es el ideal de la sociedad; que debíamos por nobleza amar la dictadura del sable: que la humanidad es la concentración de todos los deberes y la teocracia el mas perfecto de todos los gobiernos. ¡Insensatos! No sabían que negando la libertad negaban al hombre, cuya esencia no es sin la libertad; que negando la razón negaban a Dios, cuya existencia no se comprende sin la razón... Pero hacían bien. Negando al hombre, negaban: al eterno enemigo de sus conjuraciones; negando a: Dios, negaban al aterrador espectro de sus conciencias.
(Aquí el orador empezaba hablando de la libertad de cultos; pero nos hemos visto obligados a suprimir toda esta parte del discurso, por respeto a las leyes vigentes)
Enseñad a un hereje nuestras catedrales: mostradle sus arcos sosteniendo las bóvedas sembradas de lámparas como el cielo de estrellas; la cúpula que se lanza a lo infinito y se pierde en los arreboles del aire; el santuario irradiando divina luz; las vírgenes trazadas por el pincel de nuestros artistas, subiendo al empíreo en atas de los ángeles, cuyo pecho agita el soplo del amor divino; los doctores leyendo eternamente la verdad absoluta en sus libros de piedra; los héroes descansando en los sepulcros, sobre cuya losa se cierne la bienaventuranza: hacedle oír las notas del órgano que como rocío de vida anima estatuas y columnas; el cántico del sacerdote, que parece eco perdido de las armonías que forman las esferas: y bien pronto flaquearán sus rodillas, se estremecerá su conciencia, cayendo de hinojos ante la realidad de un Dios que se revela bajo los tres eternos atributos de la divinidad, que son la virtud, la ciencia y la hermosura. Condenarle a no ver tanta maravilla, es lo mismo que arrancar los ojos al ateo para que no mire al cielo.
Señores: Para hacer nuestra revolución verdaderamente popular, es necesario que consagremos de una manera absoluta los derechos del pueblo. Señores, no es mi propósito desencadenar las pasiones, ni mi objeto oponerme a la triunfal carrera del gobierno; pero si me lo permitís, hablaré con la prudencia que cumple a la libertad de mi sentir respecto a los gobiernos doctrinarios. Hace ya largos años que un hombre encerrado en el secreto santuario de su propia conciencia, se propuso regenerar el mundo científico, abriéndole horizontes infinitos. Este hombre se llamaba Descartes. El demostró que la humanidad era al mismo tiempo objeto y sujeto de la ciencia, y que debemos reconocer por único criterio científico la razón, cuyo destino es herir a la autoridad, como el rayo del cristianismo hirió los ídolos del Capitolio. Estas ideas descendieron bien pronto de la mente del filósofo a la conciencia del pueblo; porque la Providencia difunde con su divino soplo en los entendimientos los principios salvadores que han de regenerar a las naciones. Entonces, entre el principio basado en las leyes del tiempo y el principio basado en las leyes de la razón, se entabló una contienda que pone espanto en el ánimo; pero no olvidéis que se desencadenan en la historia tempestades necesarias, que agitan horriblemente la atmósfera, sin romper por eso la cadena que une a la tierra con los mundos. Entonces el pueblo pro¬nunció en su triunfo esta palabra, que no han podido borrar nunca los gobiernos: Per me Reges regnant. El antiguo principio de autoridad subió sin comprender su ruina del sólio del poder al sólio del cadalso; mas después, por razones que no es del momento referir, se firmó un pacto entre la autoridad vencida y el pueblo vencedor, pacto que ha sellado generosa y noble sangre. Pero este pacto ha sido mil veces rasgado, y no es parte a salvarlo la espada de la fuerza, pues lo aniquila hoy la espada de la justicia. Y si no, poned frente a frente dos principios antitéticos por naturaleza, y veréis como son contradictorios por consecuencia. El principio de autoridad solo luce el día de la reacción, como el principio de la libertad solo luce el día de las revoluciones. Cuando triunfa el primero, condena a su contrario al ostracismo, pone mordazas en sus labios, grillos en sus plantas, lo arrastra por el Iodo, fabrica para él sus cárceles y le asesina con la espada de la dictadura. Cuando triunfa el segundo, suele ser, como en la revolución de julio hemos visto, más generoso con su enemigo, porque es más fuerte. ¿Por qué, me diréis, el principio reaccionario es tan tenebroso, y el principio liberal tan sublime? Porque el primero es un principio muerto, que si respira, respira el mefítico aire de las tumbas: y el segundo es un principio lleno de vida, puesto en el trono de la humanidad por la inflexible lógica de Dios, que se manifiesta centellante en la historia.
Esto mismo explica cómo en algunas épocas instituciones sagradas, venerandas, caen en manos de ciertas personas que afrentan a los siglos y manchan a los pueblos. Los hombres no son mas que puras formas do las ideas. Cuando una idea generosa y levantada, como la idea liberal, agita la conciencia de la humanidad, y se presenta a recoger los trofeos de su victoria, tiene poder para sacar centellas de misteriosa luz de los abismos del tiempo y del seno de la conciencia, y Rousseau y Kant son sus profetas; Mirabeau, Verngiaud sus sacerdotes; Andrés Chernier y Byron sus cantores; madama de Stael y de Rollaud sus heroínas; y Hoche y Napoleón son sus soldados; pero cuando una idea condenada por Dios como la idea absolutista, se empeña en vivir entre los hombres, sus símbolos se llaman Carlos IV, Fernando VII, Fernando de Nápoles y Napoleón el chico.
Señores la revolución no puede ser popular si el sufragio no es amplio; mejor diré, si no es completo. Dicen que el pueblo no conoce sus derechos. ¡Ay! el jornalero que abandona su hogar, desoye el lloro de mujer y de sus hijos, únicos lazos que le atan a la tierra, se lanza a la calle ofreciendo desnudo pecho al plomo asolador del despotismo, lucha con denuedo y muere con gloria, el pueblo siempre esclavo, ¿se verá halagado el día tremendo de las contiendas sangrientas, y vilmente proscripto el día feliz de las contiendas legales?
¿Su voz no ha de resonar sino entre el estruendo de las fraticidas armas, y su majestuosa figura no ha de lucir sino al pálido resplandor de las hogueras? El pueblo da su vida por la libertad pero no puede dar por la libertad su voto; ¡qué sofisma!
Dicen que no es ilustrado; no lo creáis. Si no temiera cansaros, desenvolvería una teoría a mi entender lógica y razonable; pero renuncio a ello por el temor de seros inoportuno. El señor Castelar: No tengo derecho a distraer por tanto tiempo la atención del auditorio. Señores, la humanidad es como él hombre. Tres facultades intelectuales descubrimos en el hombre; la sensibilidad que le relaciona con el mundo exterior; la inteligencia, esfera donde se forman las nociones; y la razón, último extremo de nuestras facultades, hermoso templo de las ideas.
A estas tres facultades pertenecen tres periodos históricos. Cuando la sensibilidad predominó en los pueblos, el feudalismo los cautivó amedrentándolos con su tajante espada y deslumbrándolos con su colosal poder; pero cuando la inteligencia dominó a la sensibilidad, la tiranía perdió su fuerza, los magnates perdieron sus fueros, y el trono, institución veneranda, institución antiquísima, concentró en sí todos los derechos; hasta que la razón, soberana del mundo, levantó el pueblo al absoluto ejercicio de la soberanía que por derecho le corresponde. Señores: ¡el pueblo del siglo XIX no es ilustrado! Eso es mentira. Ese pueblo tiene por cetro el rayo, por mensajero el relámpago. Ese pueblo mandó un día en la Convención que la victoria le obedeciera, y le obedeció la victoria. Ese pueblo ha recibido la herencia de todos los siglos, y ha reconquistado con la fuerza de sus ideas la completa serie de todos sus derechos; ese pueblo, en fin, ha visto los fantasmas de lo pasado caer trémulos de espanto a sus pies pidiendo un ósculo de paz.
Necesita educación, ¡quién lo duda! He aquí, señores, el instante oportuno para hablar libremente de la libertad de enseñanza. Yo la admito como principio absoluto, yo la rechazo hoy como principio de aplicación. Señores, no dudareis que la Francia nos ha precedido en muchos periodos de civilización, aunque después haya abandonado vergonzosamente su gloriosa obra. ¿Sabéis, pues, quién defendía en Francia la libertad de enseñanza? La defendía Montalembert. ¿Sabéis quién atacaba en Francia la libertad de enseñanza? La atacaba Víctor Hugo. El mismo programa que estamos discutiendo ha comprendido esta verdad al pedir que la enseñanza sea gratuita, pues si es gratuita no puede ser libre, y si es libre no puede ser gratuita; porque ¿con qué derecho forzaríais al hombre que necesita del trabajo para vivir a que enseñase gratuitamente? Entonces el pobre pueblo, ese rey sin corona, caería en las tinieblas de la ignorancia, y de consiguiente en las cadenas de la esclavitud. Hoy las nuevas inteligencias que se despiertan a la triste lucha de la ida, deben ser educadas por el Estado y para el Estado. De otra suerte, la enseñanza vendría a parar a nuestros enemigos, y nuestros enemigos, de seguro, no le dirían al pueblo que son soldados de su inmortal cruzada el divino Homero, creador de los Dioses; Esquilo, que desafiaba a los tiranos en el campo y en la escena; Sófocles, que cantó las miserias de los reyes; el justo Sócrates; el angelical Platón; y el triste Lucrecio; no le recordarían, no, que la libertad cuenta entre sus cantores al Dante, entre sus apóstoles a Santo Tomás, y entre sus mártires a Dios.
Señores: Toda libertad no puede existir sin que tenga por límite otra libertad. Así es que la libertad de enseñanza podrá realizarse cuando la libertad de cultos sea completa, cuando la libertad de imprenta sea absoluta; y aquí, señores, llamo vuestra atención. La imprenta que, entre nosotros es una organización, un poder, debe perder esa forma, porque los poderes nos abruman. Sus ideas deben ser consideradas como ideas individuales; así, señores, la imprenta no tendrá fuerza para derribar a los gobiernos. Esto sucede en todos los pueblos libres. En Inglaterra la imprenta dice todo lo decible del gobierno sin que la sociedad se conmueva; en los Estados Unidos la imprenta sostiene todo lo sostenible contra el presidente, sin que el presidente caiga. Aquí, señores, mientras la imprenta tenga fuero propio, mientras preste un depósito, será, fuerza es decirlo, será una aristocracia; y tened entendido que siendo de esta forma, la aristocracia del capital representa por lo mismo a la mas temible y a la menos gloriosa de todas las aristocracias. Señores, yo, por ejemplo, puedo tener la cabeza llena de ideas levantadas, y el corazón rebosando en generosos sentimientos; pero como soy pobre, como no tengo dos mil duros para un depósito, me arrastraré en la impotencia y moriré en el olvido.
Señores: Solo el partido democrático puede llevar a su cima nuestra gloriosa revolución. Todos los principios que le han servido de bandera forman nuestros dogmas y nuestros principios. Yo le diría al partido progresista: ¿Qué quieres? ¿Soberanía del pueblo? Pues cédenos el puesto, porque nosotros queremos esa soberanía con todas sus lógicas consecuencias; porque nosotros damos al pueblo por corona el derecho, y por cetro la ley.
¿Economías'? Nadie sino el partido democrático puede salvaros de la bancarrota que os amenaza, porque el partido democrático, con su abnegación, realizará profundas economías sin lastimar, por eso el crédito del país, sin oponerse a todos los derechos, que son sagrados. ¿Libertad? Nosotros la alzaremos, en nuestros brazos, sin límites que la nieguen; sin barreras que la detengan, sin instituciones que la limiten. He aquí por qué la unión que proclamáis es viciosa: y esta es, la ocasión de hablar cuatro palabras sobre la encomiada unión liberal, que aquí se ha tratado de una manera lastimosa.
Las ideas no se unen, porque entre ideas opuestas no debe haber lógicamente armonía; los partidos no se unen, porque el partido que renuncia a sus ideas es apóstata. El antiguo partido liberal, por mas esfuerzos que haga, está ya muerto. Ha puesto en práctica toda la serie posible de sus ideas, y no ha podido después, señores, ni por breve espacio sostenerlas. Hoy dice que olvidemos el pasado. Un partido viejo, un partido decrépito, renuncia a la historia que debiera ser hoy su único título a la consideración de las gentes. Señores, tres Constituciones ha dado el partido liberal; la Constitución del 12, que enaltecía el principio de libertad; la Constitución del 45, que enaltecía el principio monárquico; y la Constitución del 37, término medio entre estos dos puntos extremos. Ahora bien: la Constitución del 12, que corrió azares de varia fortuna, fue rasgada por los hombres que la habían apoyado con sus ideas y defendido con su sangre: la Constitución del 37 ni fue respetada ni fue temida, y no la valió el instinto de prudencia que había presidido a su elaboración y nacimiento para libertarla, de los tremendos golpes, que ocasionaron su muerte; y la Constitución del 45, que la suprema inteligencia del partido moderado había compuesto, fue arrastrada sin piedad por sus prohombres, y conducida al abismo de su perdición por sus mismos autores. El partido liberal, está, pues, muerto; ya no hay ni puede haber en su corazón sentimientos; ya no hay ni puede haber en su cerebro nuevas ideas. Si avanza, es nuestro el triunfo; si retrocede, el triunfo es del absolutismo. ¡Qué elija! Señores: Todos dicen que nuestra patria camina a la retaguardia de la civilización. No lo creáis. España está destinada a ponerse a la cabeza del mundo. En su privilegiado suelo, bajo ese hermoso horizonte que sonríe como un ángel de paz, debe ensayar las grandes ideas que mas tarde han de realizarse en todos los pueblos de la tierra. ¿Quién puede poner en duda este privilegio, cuando Portugal nos tiende sus brazos, cuando estamos en el deber de realizar, no la unión de los partidos, sino la unión de los pueblos?
Hoy somos los soldados de la libertad, y, por consecuencia los soldados de Dios. Los individuos ensayan en sus conciencias ideas que aplican a los pueblos; los pueblos ensayan en su conciencia ideas que aplican a la humanidad. El sol, pues, el sol, sujeto en otro tiempo a iluminar eternamente nuestro suelo, bendice hoy con sus rayos de oro la bandera de nuestra victoriosa revolución, que hace estremecer de gozo a los oprimidos. Somos la nación salvadora. Si no, tended los ojos conmigo por Europa. Inglaterra ha comerciado con la libertad; Francia, levantando a los pueblos de su postración, los ha vendido en el amargo día que mas necesitaban de su espada; Alemania ¡parece imposible! Alemania, que ha pretendido la confederación universal de todos los pueblos; que ha elevado en alas de la libertad del pensamiento a todas las inteligencias a las últimas esferas de la filosofía; Alemania, patria de Schiller y de Hegel, es hoy esclava de Juliano el apóstata.
La democracia es antigua, muy antigua en nuestro suelo. Nuestros pueblos de la edad media entendían el derecho de petición mejor que lo entienden los liberales de nuestros días.
¿Sabéis donde está nuestro porvenir? Nuestro porvenir está en África. Allá deben ir nuestros ejércitos permanentes a ganar sus grados.
No olvidéis que fuimos un día pueblo civilizador. Nosotros llevamos la civilización a la América. Verdad es que América fue ingrata; pero los pueblos tienen que ser ingratos con los pueblos, para ser agradecidos con la humanidad. Un día recorrió España a la sombra del Trono, el espacio que separa Covadonga de Granada; se lanzó a lo infinito, y nuevos mundos le tributaron homenaje; pobló los mares con innumerables escuadras que merecieron tener por enemigo la cólera de Dios: que no otro pudiera vencer a la invencible. Levantó el Escorial, símbolo de nuestras instituciones, padrón de nuestras artes. ¿Pues por qué ahora con progresos mas grandes no hemos de alcanzar días mas felices?
Señores: voy a concluir, estoy muy fatigado y el auditorio lo estará también. Señores, algún día irán nuestros hijos a registrar en las páginas de la historia los colosales poderes que han vivido en apartados siglos, y les causará el espanto y la admiración que a nosotros nos causan las pirámides de Egipto; y en su espanto no sabrán que admirar mas, si la inmensa grandeza de esos poderes, o la afrentosa esclavitud de sus progenitores.
Señores: Pidamos que se realice la fraternidad entre todos los hombres, y la fraternidad entre todos los pueblos, porque todos nos encaminarnos a una patria que es el cielo. Pidamos que se realice en todas sus aplicaciones la verdad cristiana; que la Justicia sea el sol de nuestras esferas sociales; que las clases menesterosas reciban el pan de la inteligencia, no del Estado sino de la libertad de su trabajo. El trabajo, señores, que es a la propiedad lo que el cincel de Fidias es al mármol, debe recibir de la justicia la debida recompensa. En fin, señores, pidamos a Dios que Inglaterra sea verdaderamente aliada de la libertad; que Alemania, mente del mundo, nos revele nuevos misterios de la ciencia, nuevos secretos del arte; que Francia sacuda su letargo y vuelva a ser el tribuno de los pueblos; que Hungría y Polonia rasguen sus túnicas de esclavas, y que Italia, esa prodigiosa artista que regala con dulces armonías el sueño de sus señores, se levante herida de sus recuerdos y recoja del suelo la rota lanza de Bruto y Cincinnato; porque con ideas tan grandes, y con tan denodados guerreros, el triunfo de la libertad será, sí eterno.
He dicho.
EMILIO CASTELAR

[1] El más brillante orador de la España del siglo XIX. Político, periodista y literato, Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899) destacó sobre todo como orador parlamentario, llegando a ser uno de los más notables exponentes del discurso político decimonónico español y, como tal, uno de los prohombres españoles que en su época tuvieron una mayor proyección dentro y fuera de nuestras fronteras. Es decir, que participó activamente en la política de España, tomando como su compromiso político fundamental la democratización de la política española, y este discurso es prueba de ello. Así, su trayectoria estuvo marcada, a pesar de sus cambios y contradicciones, por la defensa del sufragio universal masculino y de las libertades individuales, en particular la libertad religiosa, de reunión y de expresión. En 1869 fue elegido Diputado a las Cortes por Zaragoza. Integró luego como Ministro el gobierno de la I República, ni bien fue proclamada, proyectó su Constitución Federal y posteriormente la presidió en el breve período comprendido entre septiembre de 1873 y enero de 1875.
[2] He aquí mi primer discurso. En él se ve toda la inexperiencia de los veintiún años. Además, el día mismo que pronuncié este discurso llegué de un viaje. Un amigo me anunció la reunión del Teatro Real, que yo ignoraba. Encaminé allí mis pasos, y para hablar, solo pedí inspiración a mi amor por la libertad. Las primeras palabras fueron recibidas con un rumor sordo de desaprobación y de disgusto, pues el público estaba cansado, y era ya muy avanzada la hora. Mas a los pocos minutos comenzó ese entusiasmo que se desahogaba en aplausos, en aclamaciones, y que me interrumpía a cada instante, no dejándome con la conmoción profunda que llevaba a mi animo tan inesperada felicidad, ni tiempo siquiera para coordinar mis ideas, Solo así se explica que cometiera yo la inconsecuencia de atacar la libertad de enseñanza, que es parte integrante de la libertad, una en esencia. Ese error doctrinario prueba que yo solo escuchaba mi propio corazón, y de ninguna suerte había hecho el trabajo de sistematizar mis ideas. Hoy cuento entre las primeras libertades la libertad de enseñanza, y quiero él derecho íntegro y único, el derecho que es la encarnación de nuestra alma en la sociedad. Además, como yo no había pensado nada, no había reunido mis ideas; y saltaba de flor en flor, de pensamiento en pensamiento, arrebatado en alas de la tempestad de entusiasmo que me cercaba por todas partes. En muchas ocasiones iba a concluir, el público no lo consentía. Por consiguiente, este discurso se resiente de las circunstancias en que fue pronunciado y de la falta de unidad y de sistema en mi pensamiento.
Pero no puedo menos de recordar con gratitud lo que fue para mí aquel público, y lo que fue para mi toda la prensa. En un día me crearon un nombre que suele ser el resultado de muchos afanes, de muchos dolores, de larguísimos esfuerzos. Los innumerables periódicos que se publicaban en España a la sazón, reprodujeron mi discurso; llevaron mi palabra a las aldeas mas humildes, dijeron de mi mucho más de lo que merecía, y me crearon un nombre, empeñándome en trabajos superiores a mis fuerzas para corresponder a sus favores. La única manera con que podré expresar lo que pasaba mi alma, será reproduciendo integra la carta que dirigí a casi toda la prensa de Madrid en aquellas graves y solemnes circunstancias, carta que no desmentido ni en un tilde. Puedo asegurar hoy a mis compañeros de la prensa, que en las polémicas diarias, en el ardor de los combates, no he olvidado nunca las promesas de cariño, de amistad, guardadas en esta carta.

«Señores redactores de La Europa, El Miliciano, La Época, El Tribuno, El Esparterista, Las Cortes, La España, La Nación, El Voto Nacional, La Iberia, El Siglo XIX, La Unión Liberal, El Clamor, El Diario Español, Las Novedades, etc. etc.»
Muy señores míos: Las pruebas innumerables de aprecio que recibo de la prensa periódica, me fuerzan a mostrar mi gratitud, que no puedo de manera alguna encarecer. Llamar por un instante la atención de la prensa, es un premio que apenas acierto a creer; pero llamarla de manera para mí tan grata, es felicidad que jamás soñó en sus ilusiones mi deseo.
Yo espero que, desimpresionado el ánimo de los que me oyeron, ya por el tiempo, ya por la publicación de mi discurso, volveré a perderme en el olvido. De todos modos, estimo de mi deber manifestar, en pro de la santa causa de la libertad, que jamás se vio abnegación mas admirable, cuya grandeza sube de punto cuando se considera que recae en un joven oscuro y desvalido. Los hombres de altos merecimientos y las nuevas inteligencias, llenas de sublimes aspiraciones, que han servido a la revolución con sus ideas y con su sangre, no dudan un momento en ceder un puesto entre ellos al joven que no encuentra en su conciencia ni en su conducta mérito alguno que le haga acreedor a tan grandes distinciones. Señores redactores, yo creo que vuestros aplausos son un tributo de justicia pagado a la idea regeneradora que se adelanta majestuosamente a recoger los trofeos de la victoria. He consagrado a la libertad mi vida, y nunca retrocederé en este mi propósito. No serán bastante a hacerme ceder ni la envidia, porque me estimo en tan poco que nunca creo pueda yo inspirarla, ni la malicia que no entiendo, ni el odio, porque, cristiano de corazón y educado en la desgracia, he aprendido a amar a mis enemigos.
Creo que la juventud debe, para alentar a las naciones, traer en su razón una idea mas progresiva que las ideas adoradas por los hombres de la generación que al presente se agita, y que a su vez lucharon ardorosos con lo pasado; porque de otra suerte no puedo entender a que nos ha Dios despertado del sueño de la nada. Recibí de Dios, como todos, mi pobre inteligencia, y la recibí, aunque pobre, para la humanidad. Pienso conservarla sin mancha, para que no se aparte de su origen, y consagrarla a la democracia, para que no falle a su objeto. He ahí explicada con lealtad, con franqueza mi conducta. Señores redactores, conservaré siempre vuestros nombres en mi memoria. Debo agradecer vuestros elogios, por lo mismo que no creo merecerlos. A los periódicos de mis ideas les ofrezco mi inteligencia; a todos mi corazón. Es en verdad muy corto tal presente; pero es infinita mi voluntad e inmensa mi gratitud. Adiós, señores redactores; recibid el afecto de este vuestro S. S. Q. B. V. M.
E.C.
Publicado por Dres. Juan O. Pons y N. Florencia Pons Belmonte 
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El cónclave.

  
Cappella Sistina

El cónclave es la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica para elegir a un nuevo papa (también conocido como sumo pontífice o romano pontífice), que es el obispo de Roma, y que lleva aparejado el cargo de soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. Según la doctrina católica, el papa, por ser obispo de Roma, es el sucesor de san Pedro y la cabeza terrenal de la Iglesia.
Escudo de armas del cardenal irlandés Kevin Farrell como Camarlengo.

El cónclave de 2025 se celebrará para elegir al nuevo papa, tras el fallecimiento de Francisco el lunes 21 de abril de dicho año. Tendrá su comienzo el miércoles 7 de mayo en la Capilla Sixtina.
Escudo del Cardenal Decano Giovanni Battista Re


El día del fallecimiento de Francisco, el Colegio Cardenalicio contaba con un total de 252 miembros, de los cuales 135 eran cardenales electores habilitados para participar en el cónclave, a pesar de que la constitución apostólica Universi Dominici gregis establece un límite máximo de 120 electores. Para la elección del nuevo pontífice, se requiere una mayoría de dos tercios de los votos, lo que equivale a 80 sufragios en caso de que el número de electores sea de 120.

Cinco de los cardenales electores pertenecen a Iglesias orientales católicas: Luis Rafael I Sako (caldea), Baselios Cleemis (siro-malankar), Berhaneyesus Demerew Souraphiel (etíope), Mykola Bychok (greco-católica ucraniana) y George Koovakad (siro-malabar).

De los 135 cardenales con derecho a voto, 134 participarán en el cónclave, tras confirmarse la presencia del cardenal Vinko Puljić, inicialmente ausente por razones de salud. El cardenal Antonio Cañizares, en cambio, ha declinado su participación por motivos médicos.

Estadísticas de los cardenales electores del cónclave de acuerdo a su origen geográfico.
     Italia17
     Resto de Europa36
     Asia23
     América del Norte20
     América del Sur17
     África18
     Oceanía4
Total de electores135
Del total de electores cinco ostentan el título de cardenal obispo, 110 son cardenales presbíteros y 20 son cardenales diáconos. Cinco fueron creados cardenales por el papa Juan Pablo II, 22 por Benedicto XVI y 108 por Francisco.

 En cuanto a sus funciones, 29 trabajan en la Curia Romana u otras instituciones de la Santa Sede, 79 ejercen el ministerio pastoral fuera de Roma y 28 se encuentran retirados. El cardenal elector de mayor edad es Carlos Osoro Sierra, mientras que el más joven es Mykola Bychok. Otros 116 cardenales son ineligibles para participar debido a su edad.

El Colegio de Cardenales se divide en tres órdenes: cardenales obispos (CB), cardenales presbíteros (CP) y cardenales diáconos (CD), con precedencia en ese orden. Esta jerarquía determina la secuencia en la que los cardenales electores ingresan al cónclave, prestan juramento y emiten sus votos. En el caso de los cardenales obispos —exceptuando a los patriarcas de las Iglesias orientales católicas—, la precedencia corresponde primero al decano, seguido por el vice-decano y luego por los demás, según la fecha en que fueron nombrados como cardenales obispos. Para los cardenales obispos que son patriarcas orientales, así como para los cardenales presbíteros y los cardenales diáconos, la precedencia se determina por la fecha del consistorio en el cual fueron creados cardenales y, en segundo término, por el orden en que fueron anunciados oficialmente.

Los cardenales a quienes se asignan roles específicos en el cónclave, como la presidencia del mismo o el anuncio de la elección del nuevo papa, son: Pietro Parolin (cardenal obispo de mayor rango), Vinko Puljić (cardenal presbítero de mayor antigüedad), Dominique Mamberti (cardenal diácono de mayor antigüedad) y George Koovakad (cardenal diácono más joven). Por su parte, el camarlengo de la Santa Iglesia Romana —encargado de la administración de la Sede Apostólica durante su vacancia— es Kevin Farrell.

Lista de los cardenales electores en el cónclave.

Escudo de cardenal indicado por el capelo (sombrero de ala) con quince borlas dispuestas en cinco órdenes a cada lado, todo de gules (el lema y las armas son propias de cada cardenal, así como el báculo con una o dos cruces según este sea obispo o arzobispo).



27 abril 2025

Estos son los cardenales menores de 80 años con derecho a voto, encargados de elegir al sucesor del pontífice:

– Cardenal José Fuerte Advincula

Arzobispo de Manila (Filipinas)

Edad: 73 años

Origen: Dumalag (Filipinas)

– Cardenal Américo Manuel Alves Aguiar

Obispo de Setúbal (Portugal)

Edad: 51 años

Origen: Leça do Balio (Portugal)

– Cardenal Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de México (México)

Edad: 75 años

Origen: Tepic (México)

– Cardenal Fridolin Ambongo Besungu

Arzobispo de Kinshasa (Rep. Democrática del Congo)

Edad: 65 años

Origen: Boto (Rep. Democrática del Congo)

– Cardenal Anders Arborelius

Obispo de Estocolmo (Suecia)

Edad: 75 años

Origen: Sorengo (Suiza)

– Cardenal Jean-Marc Aveline

Arzobispo Metropolitano de Marsella (Francia)

Edad: 66 años

Origen: Sidi Bel Abbès (Argelia)

– Cardenal João Braz de Aviz

Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica

Edad: 78 años

Origen: Mafra (Brasil)

– Cardenal Fabio Baggio

Subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

Edad: 60 años

Origen: Bassano del Grappa (Italia)

– Cardenal Philippe Barbarin

Arzobispo emérito de Lyon (Francia)

Edad: 74 años

Origen: Rabat (Marruecos)

– Cardenal Cleemis Baselios

Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankares (India)

Edad: 65 años

Origen: Nedungadappally (India)

– Cardenal Domenico Battaglia

Arzobispo de Nápoles (Italia)

Edad: 62 años

Origen: Satriano (Italia)

– Cardenal Ignace Bessi Dogbo

Arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil)

Edad: 63 años

Origen: Niangon-Adjamé (Costa de Marfil)

– Cardenal Giuseppe Betori

Arzobispo Metropolitano emérito de Florencia (Italia)

Edad: 78 años

Origen: Foligno (Italia)

– Cardenal Charles Maung Bo

Arzobispo de Yangon (Birmania)

Edad: 76 años

Origen: Mon Hla (Birmania)

– Cardenal Vicente Bokalic Iglic

Arzobispo de Santiago del Estero (Primado de Argentina)

Edad: 72 años

Origen: Lanús (Argentina)

– Cardenal Josip Bozanić

Arzobispo emérito de Zagreb (Croacia)

Edad: 76 años

Origen: Rijeka (Croacia)

– Cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano

Arzobispo Metropolitano de Managua (Nicaragua)

Edad: 76 años

Origen: Ticuantepe (Nicaragua)

– Cardenal Stephen Brislin

Arzobispo Metropolitano de Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

Edad: 68 años

Origen: Welkom (Sudáfrica)

– Cardenal Raymond Leo Burke

Patrono emérito de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta

Edad: 76 años

Origen: Richland Center (Wisconsin, EE.UU.)

– Cardenal François-Xavier Bustillo

Obispo de Ajaccio (Francia)

Edad: 56 años

Origen: Pamplona (España)

– Cardenal Mykola Bychok

Obispo Eparquial de San Pedro y San Pablo de Melbourne de los Ucranianos (Australia)

Edad: 45 años

Origen: Ternopil (Ucrania)

– Cardenal Luis Gerardo Cabrera Herrera

Arzobispo de Guayaquil (Ecuador)

Edad: 69 años

Origen: Azogues (Ecuador)

– Cardenal Oscar Cantoni

Obispo de Como (Italia)

Edad: 74 años

Origen: Lenno (Italia)

– Cardenal Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio

Arzobispo de Lima (Perú)

Edad: 75 años

Origen: Lima (Perú)

– Cardenal Fernando Natalio Chomalí Garib

Arzobispo de Santiago de Chile (Chile)

Edad: 68 años

Origen: Santiago de Chile (Chile)

– Cardenal Stephen Chow Sau-yan

Obispo de Hong Kong (China)

Edad: 65 años

Origen: Hong Kong Británico

– Cardenal Manuel (José Macário do Nascimento) Clemente

Patriarca emérito de Lisboa (Portugal)

Edad: 76 años

Origen: Torres Vedras (Portugal)

– Cardenal José Cobo Cano

Arzobispo de Madrid (España) y ordinario para los fieles de rito oriental en España

Edad: 59 años

Origen: Jaén (España)

– Cardenal Thomas Christopher Collins

Arzobispo metropolitano emérito de Toronto (Canadá)

Edad: 78 años

Origen: Guelph (Canadá)

– Cardenal Paulo Cezar Costa

Arzobispo metropolitano de Brasilia (Brasil)

Edad: 57 años

Origen: Valença (Brasil)

– Cardenal Joseph Coutts

Arzobispo metropolitano emérito de Karachi (Pakistán)

Edad: 79 años

Origen: Amritsar (India)

– Cardenal Blase Joseph Cupich

Arzobispo metropolitano de Chicago (EE.UU.)

Edad: 76 años

Origen: Omaha (EE.UU.)

– Cardenal Michael Czerny

Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

Edad: 78 años

Origen: Brno (República Checa)

– Cardenal Pablo Virgilio Siongco David

Obispo de Caloocan (Filipinas)

Edad: 66 años

Origen: Guagua de la Pampanga (Filipinas)

– Cardenal Angelo de Donatis

Penitenciario Mayor

Edad: 71

Origen: Casarano (Italia)

– Cardenal Jozef De Kesel

Arzobispo metropolitano emérito de Bruselas (Bélgica)

Edad: 77 años

Origen: Gante (Bélgica)

– Cardenal John Atcherley Dew

Arzobispo metropolitano emérito de Wellington (Nueva Zelanda), Ordinario Militar emérito para Nueva Zelanda

Edad: 76 años

Origen: Waipawa (Nueva Zelanda)

– Cardenal Daniel Nicholas DiNardo

Arzobispo emérito de Galveston-Houston (EE.UU)

Edad: 75 años

Origen: Steubenville (EE.UU.)

– Cardenal Virgilio do Carmo da Silva

Arzobispo de Díli (República Democrática de Timor-Leste)

Edad: 57 años

Origen: Venilale (República Democrática de Timor-Leste)

– Cardenal Timothy Michael Dolan

Arzobispo Metropolitano de Nueva York (EE.UU)

Edad: 75 años

Origen: Saint Louis, Missouri (EE.UU)

– Cardenal Willem Jacobus Eijk

Arzobispo Metropolitano de Utrecht (Países Bajos)

Edad: 71 años

Origen: Duivendrecht (Países Bajos)

– Cardenal Péter Erdő

Arzobispo Metropolitano de Esztergom-Budapest (Hungría)

Edad: 72 años

Origen: Budapest (Hungría)

– Cardenal Kevin Joseph Farrell

Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, Presidente de la Comisión de Materias Reservadas, Presidente del Comité para las Inversiones

Edad: 77 años

Origen: Dublín (Irlanda)

– Cardenal Víctor Manuel Fernández

Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina)

Edad: 62 años

Origen: Alcira Gigena (Argentina)

– Cardenal Ángel Fernández Artime

Pro-Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica

Edad: 64 años

Origen: Gozón-Luanco (España)

– Cardenal Filipe Neri António Sebastião do Rosário Ferrão

Arzobispo de Goa y Damão (India)

Edad: 72 años

Origen: Aldona (India)

– Cardenal Fernando Filoni

Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, Prefecto Emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Gran Canciller Emérito de la Pontificia Universidad Urbaniana

Edad: 79 años

Origen: Manduria (Italia)

– Cardenal Sebastian Francis

Obispo de Penang (Malasia)

Edad: 73 años

Origen: Johor Bahru (Malasia)

– Cardenal Arlindo Gomes Furtado

Obispo de Santiago de Cabo Verde (Cabo Verde)

Edad: 75 años

Origen: Figueira das Naus (Cabo Verde)

– Cardenal Mauro Gambetti

Arcipreste de la Basílica Papal de San Pedro (Vaticano), Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano y Presidente de la Fábrica de San Pedro

Edad: 59 años

Origen: Boloña (Italia)

– Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez

Arzobispo de San Cristóbal de La Habana (Cuba)

Edad: 76 años

Origen: Camagüey (Cuba)

– Cardenal William Seng Chye Goh

Arzobispo de Singapur (Singapur)

Edad: 67 años

Origen: Singapur (Singapur)

– Cardenal Mario Grech

Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, Obispo emérito de Gozo (Malta)

Edad: 68 años

Origen: Qala (Malta)

– Cardenal Wilton Daniel Gregory

Arzobispo emérito de Washington (EE.UU.)

Edad: 77 años

Origen: Chicago (EE.UU.)

– Cardenal Claudio Gugerotti

Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales

Edad: 69 años

Origen: Verona (Italia)

– Cardenal James Michael Harvey

Arcipreste de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros

Edad: 75 años

Origen: Milwaukee (EE.UU.)

– Cardenal Jean-Claude Hollerich

Arzobispo de Luxemburgo (Gran Ducado de Luxemburgo)

Edad: 66 años


Origen: Differdange (Luxemburgo)

– Cardenal Antoine Kambanda

Arzobispo de Kigali (Rwanda)

Edad: 66 años

Origen: Nyamata (Rwanda)

– Cardenal Tarcisio Isao Kikuchi

Arzobispo de Tokio (Japón)

Edad: 66 años

Origen: Iwate (Japón)

– Cardenal Kurt Koch

Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Edad: 75 años

Origen: Emmenbrücke (Suiza)

– Cardenal George Jacob Koovakad

Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso

Edad: 51 años

Origen: Chethipuzha (India)

– Cardenal Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij

Arzobispo Metropolitano emérito de Bangkok (Tailandia)

Edad: 75 años

Origen: Ban Rak (Tailandia)

– Cardenal Konrad Krajewski

Limosnero de Su Santidad

Edad: 61 años

Origen: Łódź (Polonia)

– Cardenal Jean-Pierre Kutwa

Arzobispo Metropolitano de Abidjan (Costa de Marfil)

Edad: 79 años

Origen: Abidjan (Costa de Marfil)

– Cardenal Gérald Cyprien Lacroix

Arzobispo Metropolitano de Quebec (Canadá)

Edad: 67 años

Origen: Saint-Hilaire de Dorset (Canadá)

– Cardenal Chibly Langlois

Obispo de Les Cayes (Haití)

Edad: 66 años

Origen: La Vallée (Haití)

– Cardenal Frank Leo

Arzobispo de Toronto (Canadá)

Edad: 53 años

Origen: Montréal (Canadá)

– Cardenal Augusto Paolo Lojudice

Arzobispo de Siena-Colle di Val d’Elsa-Montalcino (Italia) y Obispo de Montepulciano-Chiusi-Pienza (unión in persona episcopi de las Sedes)

Edad: 60 años

Origen: Roma (Italia)

– Cardenal Cristóbal López Romero

Arzobispo de Rabat (Marruecos)

Edad: 72 años

Origen: Vélez Rubio (España)

– Cardenal Thomas Aquino Manyo Maeda,

Arzobispo metropolitano de Osaka-Takamatsu (Japón)

Edad: 76 años

Origen: Nagasaki (Japón)

– Cardenal Soane Patita Paini Mafi

Obispo de Tonga (Reino de Tonga)

Edad: 63 años

Origen: Nuku’alofa (Tonga)

– Cardenal Rolandas Makrickas

Arcipreste coadjutor de la Basílica Papal de Santa María la Mayor

Edad: 53 años

Origen: Biržai (Lituania)

– Cardenal Dominique Mamberti

Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica

Edad: 73 años

Origen: Marrakech (Marruecos)

– Cardenal Giorgio Marengo

Prefecto apostólico de Ulán Bator (Mongolia)

Edad: 50 años

Origen: Cuneo (Italia)

– Cardenal Adalberto Martínez Flores

Arzobispo metropolitano de Asunción (Paraguay)

Edad: 73 años

Origen: Asunción (Paraguay)

– Cardenal António Augusto dos Santos Marto

Obispo emérito de Leiria-Fátima (Portugal)

Edad: 77 años

Origen: Chaves (Portugal)

– Cardenal Reinhard Marx

Arzobispo de Múnich y Freising (Alemania)

Edad: 71 años

Origen: Geseke (Alemania)

– Cardenal Dominique Joseph Mathieu

Arzobispo de Teherán-Isfahán de los latinos (Irán)

Edad: 61 años

Origen: Arlon (Bélgica)

– Cardenal Robert Walter McElroy

Arzobispo de Washington (EE.UU.)

Edad: 71 años

Origen: California (EE.UU.)

– Cardenal José Tolentino de Mendonça

Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación

Edad: 59 años

Origen: Funchal (Madeira, Portugal)

– Cardenal Francesco Montenegro

Arzobispo metropolitano emérito de Agrigento (Italia)

Edad: 78 años

Origen: Messina (Italia)

– Cardenal Stephen Ameyu Martin Mulla

Arzobispo de Yuba (Sudán del Sur)

Edad: 61 años

Origen: Equatoria (Sudán del Sur)

– Cardenal Gerhard Ludwig Müller

Arzobispo-obispo emérito de Ratisbona (Alemania)

Edad: 77 años

Origen: Mainz-Finthen (Alemania)

– Cardenal Ladislav Nemet

Arzobispo de Belgrado (Serbia)

Edad: 68 años

Origen: Odžaci (Serbia)

– Cardenal Vincent Gerard Nichols

Arzobispo metropolitano de Westminster (Inglaterra)

Edad: 79 años

Origen: Crosby (Reino Unido)

– Cardenal John Njue

Arzobispo metropolitano emérito de Nairobi (Kenia)

Edad: 79 años

Origen: Embu (Kenia)

– Cardenal Kazimierz Nycz

Arzobispo metropolitano de Varsovia (Polonia) y ordinario para los fieles de rito oriental en Polonia

Edad: 75 años

Origen: Stara Wieś (Polonia)

– Cardenal Dieudonné Nzapalainga

Arzobispo metropolitano de Bangui (República Centroafricana)

Edad: 58 años

Origen: Bangassou (República Centroafricana)

– Cardenal Peter Ebere Okpaleke

Obispo de Ekwulobia (Nigeria)

Edad: 62 años

Origen: Amesi (Nigeria)

– Cardenal Juan José Omella Omella

Arzobispo metropolitano de Barcelona (España)

Edad: 79 años

Origen: Cretas (España)

– Cardenal Carlos Osoro Sierra

Arzobispo metropolitano emérito de Madrid (España) y ordinario emérito para los fieles de rito oriental en España

Edad: 79 años

Origen: Castañeda (Santander, España)

– Cardenal Nakellentuba Philippe Ouedraogo

Arzobispo metropolitano emérito de Ouagadougou (Burkina Faso)

Edad: 79 años

Origen: Konéan (Burkina Faso)

– Cardenal Pietro Parolin

Secretario de Estado de la Santa Sede

Edad: 70 años

Origen: Schiavon (Italia)

– Cardenal Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don

Arzobispo metropolitano de Colombo (Sri Lanka)

Edad: 77 años

Origen: Polgahawela (Sri Lanka)

– Cardenal Giuseppe Petrocchi

Arzobispo de L’Aquila (Italia)

Edad: 76 años

Origen: Ascoli Piceno (Italia)

– Cardenal Christophe Louis Yves Georges Pierre

Nuncio apostólico en EE.UU.

Edad: 79 años

Origen: Rennes (Francia)

– Cardenal Pierbattista Pizzaballa

Patriarca latino de Jerusalén

Edad: 60 años

Origen: Cologno al Serio (Bergamo, Italia)

– Cardenal Mario Aurelio Poli

Arzobispo metropolitano emérito de Buenos Aires (Argentina), Ordinario emérito para los fieles orientales sin jerarquía propia sui iuris Iglesia en Argentina

Edad: 77 años

Origen: Buenos Aires (Argentina)

– Cardenal Anthony Poola

Arzobispo metropolitano de Hyderabad (India)

Edad: 63 años

Origen: Poluru (India)

– Cardenal Robert Francis Prevost

Prefecto del Dicasterio para los Obispos, arzobispo-obispo emérito de Chiclayo (Perú)

Edad: 79 años

Origen: Chicago (EE.UU.)

– Cardenal Timothy Peter Joseph Radcliffe

Teólogo

Edad: 79 años

Origen: Londres (Reino Unido)

– Cardenal Álvaro Leonel Ramazzini Imeri

Obispo de Huehuetenango (Guatemala)

Edad: 77 años

Origen: Ciudad de Guatemala (Guatemala)

– Cardenal Baldassare Reina

Vicario General de la diócesis de Roma y Arcipreste de la Basílica Papal de San Juan de Letrán

Edad: 54 años

Origen: San Giovanni Gemini (Italia)

– Cardenal Roberto Repole

Arzobispo de Turín (Italia)

Edad: 58 años

Origen: Turín (Italia)

– Cardenal John Ribat

Arzobispo metropolitano de Port Moresby (Papúa Nueva Guinea)

Edad: 68 años

Origen: Volavolo (Papúa Nueva Guinea)

– Cardenal Francisco Robles Ortega

Arzobispo metropolitano de Guadalajara (México)

Edad: 76 años

Origen: Mascota (México)

– Cardenal Sérgio da Rocha

Arzobispo metropolitano de São Salvador da Bahia (Brasil)

Edad: 65 años

Origen: Dobrada (Brasil)

– Cardenal Arthur Roche

Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, arzobispo-obispo emérito de Leeds (Inglaterra)

Edad: 75 años

Origen: Batley Carr (Reino Unido)

– Cardenal Ángel Sixto Rossi

Arzobispo metropolitano de Córdoba (Argentina)

Edad: 66 años

Origen: Córdoba (Argentina)

– Cardenal Luis José Rueda Aparicio

Arzobispo metropolitano de Bogotá (Colombia)

Edad: 63 años

Origen: San Gil (Colombia)

– Cardenal Protase Rugambwa

Arzobispo metropolitano de Tabora (Tanzania)

Edad: 64 años

Origen: Bunena (Tanzania)

– Cardenal Stanisław Ryłko

Arcipreste de la Basílica Papal de Santa María la Mayor y presidente emérito del Consejo Pontificio para los Laicos

Edad: 79 años

Origen: Andrychów (Polonia)

– Cardenal Grzegorz Ryś

Arzobispo de Łódź (Polonia)

Edad: 61 años

Origen: Cracovia (Polonia)

– Cardenal Louis Raphaël Sako

Patriarca de Babilonia de los caldeos

Edad: 76 años

Origen: Bagdad (Irak)

– Cardenal Robert Sarah

Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, arzobispo emérito de Conakry (Guinea)

Edad: 79 años

Origen: Ourous (Guinea)

– Cardenal Odilo Pedro Scherer

Arzobispo metropolitano de São Paulo (Brasil)

Edad: 75 años

Origen: São Francisco (Brasil)

– Cardenal Marcello Semeraro

Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, arzobispo-obispo emérito de Albano (Italia)

Edad: 77 años

Origen: Monteroni di Lecce (Italia)

– Cardenal Berhaneyesus Demerew Souraphiel

Arzobispo metropolitano de Addis Abeba (Etiopía)

Edad: 76 años

Origen: Tchela Claka (Etiopía)

– Cardenal Jaime Spengler

Arzobispo de Porto Alegre (Brasil)

Edad: 64 años

Origen: Gaspar (Santa Catarina, Brasil)

– Cardenal Leonardo Ulrich Steiner

Arzobispo metropolitano de Manaus (Brasil)

Edad: 74 años

Origen: Forquilhinha (Santa Catarina, Brasil)

– Cardenal Daniel Fernando Sturla Berhouet

Arzobispo metropolitano de Montevideo (Uruguay)

Edad: 65 años

Origen: Montevideo (Uruguay)

– Cardenal Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo

Arzobispo de Yakarta (Indonesia) y Ordinario Militar de Indonesia

Edad: 74 años

Origen: Sedayu (Indonesia)

– Cardenal Luis Antonio Tagle y Gokim

Pro-prefecto de la Sección para la primera evangelización y las nuevas iglesias particulares del Dicasterio para la Evangelización, Gran Canciller de la Pontificia Universidad Urbaniana, Arzobispo Metropolitano emérito de Manila (Filipinas)

Edad: 67 años

Origen: Manila (Filipinas)

– Cardenal Orani João Tempesta

Arzobispo metropolitano de São Sebastião, Río de Janeiro (Brasil)

Edad: 74 años

Origen: São José do Rio Pardo (Brasil)

– Cardenal Joseph William Tobin

Arzobispo de Newark (EE.UU.)

Edad: 72 años

Origen: Detroit (EE.UU.)

– Cardenal Désiré Tsarahazana

Arzobispo de Toamasina (Madagascar)

Edad: 69 años

Origen: Amboangibe (Madagascar)

– Cardenal Emil Paul Tscherrig

Antiguo nuncio apostólico en Italia y en San Marino

Edad: 78 años

Origen: Unterems (Suiza)

– Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson

Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, prefecto emérito del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, arzobispo emérito de Cape Coast (Ghana)

Edad: 76 años

Origen: Nsuta (Ghana)

– Cardenal Jean-Paul Vesco

Arzobispo de Argel (Argelia)

Edad: 63 años

Origen: Lyon (Francia)

– Cardenal Rainer Maria Woelki

Arzobispo metropolitano de Colonia (Alemania)

Edad: 68 años

Origen: Colonia (Alemania)

– Cardenal Lazzaro You Heung-sik

Prefecto del Dicasterio para el Clero y arzobispo-obispo emérito de Daejeon (Corea del Sur)

Edad: 73 años

Origen: Nonsan (Corea del Sur)

– Cardenal Mario Zenari

Nuncio apostólico en Siria

Edad: 79 años

Origen: Villafranca (Verona, Italia)

– Cardenal Matteo Maria Zuppi

Arzobispo de Boloña (Italia)

Edad: 69 años


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