España, seis meses de Guerra Civil 1937-01-21 - Manuel Azaña Señor Alcalde, señores todos: He oído con emoción que me ha costado trabajo reprimir, las palabras de bienvenida que la legítima representación de la democracia valenciana acaba de dirigirme. " Dice el Sr. Azaña, a continuación, que en otra ocasión y en cualquier lugar de España lo grabaría en su corazón, y tiene encendidas palabras para lo que Valencia representa en la historia del Republicanismo Español y de la Democracia. Con acento conmovido evoca el esfuerzo de Valencia en la Guerra y en la retaguardia. Habla de su corta vida política, pero dramática y tempestuosa, cuyo comienzo fue en Valencia; de su primer acta de Diputado se la dieron los Valencianos, y el del auditorio, clamoroso y entusiasta, de Mestalla, en el grandioso acto inaugural de la coalición política que en el pensamiento de quienes la forjaron y en la pura intención de quien fue su portavoz, prestó a la República la base de colaboración social del progreso y engrandecimiento de la sociedad española. "Y es justamente hoy, cuando evoco en Valencia y ante su Alcalde este recuerdo, cuando tenemos delante el problema de la Rebelión Militar para destruir aquella obra que en Valencia se inició." A los seis meses de guerra quiere decir unas cuantas palabras sacadas de la experiencia, palabras serenas que nos pertenecen a todos y a los problemas del porvenir. "Seis meses de guerra: largo plazo de sufrimiento, que nos hubiera parecido increíble en julio, cuando el porvenir estaba oculto detrás del telón del tiempo. Pero ahora nos parece leve, y encontramos en nuestra alma el vigor suficiente para duplicarlo y triplicarlo, si es menester, con tal de sacar adelante la causa de la República Española. En estos seis meses los datos principales de los problemas que tenemos delante no han variado en lo esencial. Lo que ocurre es que como de la semilla sale la planta, lo que llevaba contenido en sí el problema al estallar en el mes de julio (1936) ha ido manifestándose a la luz. ¿Qué fue para nosotros el hecho de la Rebelión? Para nosotros fue y hubiéramos querido que siguiera siendo un problema de carácter Nacional Español, un problema interno de la política Española. Gran parte de las Fuerzas Armadas de la Nación, como brazo ejecutor de Partidos Políticos adversos al Régimen, se sublevó contra el Gobierno republicano, con el propósito de derrocar por la fuerza el régimen que la nación libremente se habia dado. Este es el hecho, y delante de él el Estado y sus órganos representativos, en todas sus jerarquías, conocieron su deber, y cumplieron su deber sin vacilar un solo segundo. ¿Cuál era su deber? Oponerse como fuese a la Rebelión Militar. No se transige con la Rebeldía cuando se ocupa dignamente el Poder, y en la representación de un Estado no se puede ni se debe transigir jamás con la Rebelión." Habla de la Guerra, que siempre es un mal aborrecible en ésta incluso para quien la gana, y que los hechos que expone nos dan una justificación moral de primer orden, inatacable, tranquilizando nuestra conciencia para el porvenir de la Historia. "Hacemos la Guerra sobre el cuerpo de nuestra propia Patria, porque nos la hacen. Somos los agredidos nosotros, la República Española, el Estado, y tenemos la obligación de defendernos y combatir. La conciencia más exigente y la Historia más rigurosa no podrá culparnos de haber agredido a nadie. La dignidad, el deber, no lo permiten, por terribles que sean las consecuencias de la acción guerrera, y el Estado cumplió con su obligación. Pero ocurrió que la mayor parte de los elementos Defensivos del Estado o estaban en la Rebelión o habían sido secuestrados por ella. Y sobrevino lo maravilloso: la sorpresa española, que no habían quizá previsto los fautores de la Rebelión. Ocurrió el hecho maravilloso de que el Pueblo entero se puso a subsistir, a reemplazar a aquellos órganos del Estado que habían caído en inutilidad o en Rebelión; el Pueblo entero, en acuerdo estrecho con su Gobierno, con la representación del Estado, tomó las Armas para defender su Libertad y su República, y se nos planteó el problema de aprovechar el entusiasmo, la lealtad, la fidelidad, el espíritu de sacrificio del Pueblo para organizar y encauzar todos los valores morales en forma que constituyesen organismos nuevos que reemplazasen a los antiguos para que con el menor desgaste, esfuerzo y pérdida de tiempo y de energías, el Gobierno, el Estado republicano, cumpliese con su deber: restablecer la Paz en España y restaurar la República. Sépalo el mundo entero y sépanlo los Españoles Todos, los que combaten a un lado y los que combaten al otro: nosotros hacemos la Guerra por deber, y en el cumplimiento del deber estamos dispuestos a persistir con tanto tesón como sea necesario para conseguir nuestro fin." (Muy bien. Aplausos.) La Rebelión Militar Española es un gravísimo problema Internacional, "-añade- diciéndolo con una paradoja, añadiré que desde antes del primer momento; quiero decir antes de que saliese a la luz el hecho físico de la Rebeldía, porque estamos todos persuadidos de que si no hubiera precedido una intensa labor Internacional, la Rebelión Militar Española no habría estallado". (Muy bien.) La gravedad del problema está, en principio, por haber tomado la Zona Española de Marruecos como origen de la Rebelión y como base de operaciones de los rebeldes; de otra, por el auxilio en material y contingentes armados que ciertas potencias extranjeras han prestado y prestan a la Rebelión. El hecho es bien claro: los militares encargados de proteger la Zona y de auxiliar al Gobierno del Protectorado se rebelan contra el Gobierno legítimo de la nación protectora, y no vienen solos a pelear a la Península, sino que traen indígenas y reclutan soldados entre los Moros, y convierten la Zona que es expresión de un compromiso Internacional en base de operaciones contra la República. Este es el hecho. En Derecho, Marruecos es un Estado extranjero, cuya soberanía es del Sultán, y en nuestra Zona el Jalifa es delegado suyo en lo político y en lo religioso. Nuestro alto Comisario le asiste, y las Tropas que España costea allí están a las órdenes del Protectorado y no para otra cosa. "El hecho de que las Tropas, los súbditos marroquíes, que no son españoles, y el Jalifa, representante del Sultán, que no ha puesto en duda la legitimidad del Gobierno español, que sabe que este Gobierno es el Gobierno de la República; el hecho de que el Jalifa, en manos de los rebeldes, o prisionero de ellos, o traidor, consienta esto, es, no sólo contrario a las Leyes Españolas, sino a los Tratados y Pactos Internacionales en virtud de los cuales España está en Marruecos. España está en Marruecos en virtud del Acta de Algeciras y de los Tratados y Pactos complementarios. El que consienta, permita o disimule que las autoridades del Magzhen silencien aprobatoriamente todo esto, es una agresión a los Tratados y una violación a los Pactos, además de ser un ataque al Gobierno de la República." Sigue diciendo que los sacrificios de España por mantener su Protectorado con toda escrupulosidad no han sido agradecidos y no hemos recibido más que sinsabores. La opinión Pública Española podrá decir a sus Gobiernos un día si no ha llegado la hora de terminar una situación tan ultrajante y nociva. "El otro aspecto de la cuestión por donde la rebelión militar asciende al plano Internacional, es el auxilio prestado a los rebeldes por ciertos países europeos. Cuando las Fuerzas Marroquíes, que también son extranjeras, no fueron bastantes para los fines militares de la rebelión, o cuando perdieron su eficacia militar o por lo que fuese, han empezado a venir a España contingentes Armados de otros países. Y esto cambia en cierto modo la situación moral creada por la Rebelión; porque ya no se trata del peligro de la República, ya no se trata simplemente de una Guerra Civil entre españoles; digámoslo claro: estamos en presencia de una Invasión Extranjera en España, y lo que peligra no es solamente el régimen político, sino la Independencia auténtica de nuestro país." (Fuertes aplausos.) Recuerda que en el mes de julio (1936) dijo por primera vez a la Opinión Pública que esta guerra era una nueva guerra de la Independencia. "Y -puntualiza- ésta es la realidad: Guerra de Invasión, Ataque Directo a la Independencia de España." "Pero aparecen en primera línea otros valores más importantes y más graves que crean para todos los españoles, incluso para los rebeldes, un problema de conciencia. A mí no me cuesta ningún trabajo ser generoso con nuestros enemigos, y llego hasta a suponer que en las filas de los rebeldes habrá muchas gentes ofuscadas por la pasión política, por fanatismo de Partido, por obediencia mal entendida, por un compañerismo llevado a extremos abusivos y perniciosos; pero me cuesta mucho trabajo creer que entre las Tropas Rebeldes no haya muchos que hayan sentido el sonrojo de Españoles cuando de su rebeldía se ha hecho llave para abrir la puerta del Territorio Nacional a los Ejércitos Extranjeros." (Nutridos aplausos.) Dice que no se resigna a admitir que entre los Militares delincuentes contra el Estado -no vamos a disimular la gravedad de su delito- no haya muchos a quienes repugne y horrorice ser Delincuentes contra la esencia viva de nuestra Patria. Cree en la eficacia del sentimiento y del pundonor, aunque se extravíe hasta los extremos de la Rebelión actual. "Lo que es antinatural es facilitar la Invasión de la Patria. Este es problema moral, que se crea para los Rebeldes por el hecho mismo de su acción haciendo entrar en España a Ejércitos Extranjeros." Dirigiéndose a todos los Españoles que no toman parte en la contienda, que se consideran neutrales, por razones respetables o miserables, les dice: "Os permito, tolero, admito que no os importe la República; pero ¡que no os importe España!, ¡que no os importe la Independencia de España! ¡Que podáis creer que es licito seguir siendo neutrales cuando España está Invadida y en peligro de que pase al dominio de un País Extranjero! Eso no puede ser. Esa neutralidad equivale a la Traición. Hay que llamarles a todos, a todos, porque la Bandera Republicana ha adquirido el Valor de la Bandera de Independencia Española, y quien no se agrupe en torno suyo y no preste el auxilio que pueda, donde sea, falta a su deber; no ya a su deber de Republicano, sino a su deber de Español. (Muy bien. Aplausos.) El Gobierno,diputados, Cuerpo Diplomatico y personalidades invitadas, en el Salon de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia (foto Bondía Valls) enero 1937 Existe el peligro de que lleven los acontecimientos a un Choque Armado entre ciertos paises (II Guerra Mundial). Porque la Invasión de España y la disputa por su posesión es la ruptura del Sistema de Equilibrio en Europa, y esta ruptura se hace en contra de las potencias que, fiadas en nuestra amistad, han podido mirar sin perturbaciones ni preocupaciones la situación hasta ahora. El Pueblo Español tiene motivos para ser enemigo de las aventuras internacionales y de las guerras, siendo en lo único que hemos estado de acuerdo todos, en las últimas décadas, para mantener nuestra posición neutral. La debilidad militar de España y su voluntad de neutralidad han sido fundamentales en este sistema de equilibrio. Nosotros no somos el objetivo principal de la ruptura, ni la posesión de las riquezas y puertos españoles necesitan enarbolar una bandera extranjera, para ser dominadas ni repartirse el territorio nacional, para estar sometido a un yugo extranjero; la posesión de todo esto mira a otro objetivo superior, del cual nuestra situación pacífica y de desarme nos ha salvaguardado. Y esto es el peligro de guerra. Nos basta señalar el mapa, marcar los acontecimientos y que los demás saquen las consecuencias. Si el equilibrio se rompe en Europa, meditemos por que se rompa a favor nuestro, como quiera que sea, porque a un país no se le cierra todavía ninguna de las rutas que se abren ante él. Este sistema fue ventajoso para la paz y la guerra en el año 1914. ¿No podría jugar otra vez? Si España fuese una gran potencia militar, el equilibrio estaría roto. ¿Se puede romper de otra manera? Lo temo, y la sabiduría de quienes gobiernan los destinos de Europa se dará cuenta de que la lealtad, la fidelidad del desarme nuestro tiene un valor; pero puede tener otro, que es el rearmamento de la nación española. (Muy bien.) No pienso que nuestra guerra, al convertirse en guerra general, pueda sernos ventajosa, porque la guerra, de por sí, es una catástrofe, y la guerra general, si por Ventura llegara a estallar, dejaría sumidas las aspiraciones y la causa española por debajo de las grandes contiendas del mundo europeo y correríamos el peligro de que aun ganando la guerra, se resolviese por razones y motivos ajenos a nuestro corazón de españoles y republicanos. El valor justo de nuestra causa no debemos envolverlo como factor internacional en pleitos que al fin y al cabo no nos importan. La República y sus Gobiernos ni favorecen ni aconsejan llevar a una conflagración general, y han hecho lo posible por evitar un choque europeo. Se habla de limitar la guerra para que no traspase el conflicto armado las fronteras españolas. Limitarla y extinguirla es acabarla y restablecer la paz en España. Para esta limitación no tenemos acción ninguna. Si los peligros provienen de otros pueblos, trayendo sus ejércitos con miras superiores a la propia causa española, no tenemos medios naturales para evitarlo. Corresponde a otros limitar la guerra y restablecer el Derecho internacional, escandalosamente violado en nuestro suelo, y tomar las precauciones necesarias, para que los peligros de la guerra que perjudican nuestra causa, se suspendan. ¡Ah! Para extinguir la guerra no tenemos más procedimiento que continuarla: derrotar a los rebeldes y después veremos si los dudosos, realistas o reacios, acaban por reconocer que tenemos razón. (Risas.) Para limitar la guerra, el Gobierno de la República ha hecho sacrificios en su derecho, prestándose a inspecciones sobre importación de armas. Hemos transigido con reservas y condiciones; pero hemos transigido en principio; mas para limitar y extinguir la guerra no admitimos que se dude ni caiga la menor sombra sobre la autoridad de la República, sobre la legitimidad del régimen, sobre la autoridad del Gobierno, ni sobre las representaciones del Estado oficial español. Sobre eso, nada. Primero perecer. (Los asistentes, en pie, prorrumpen en prolongados aplausos.) Mi presencia en este sitio significa la continuidad del Estado legítimo Republicano. (Muy bien. Aplausos.) El Presidente de la República, el Gobierno responsable en funciones y las Cortes, son los órganos supremos y la representación de la República, y sobre estas entidades ni una mancha ha de caer. (Grandes aplausos.) Pero nosotros, es decir, el Estado y el pueblo español, no nos batimos sólo por el concepto formal del Derecho, del Estado, no; hay el contenido apasionante, patético, arrancado del corazón, que es el objeto de la contienda; nosotros nos batimos por la unidad esencial de España, por la integridad del territorio nacional, por la independencia de nuestra patria y por el derecho del pueblo español de disponer libremente de sus destinos. (Muy bien. Aplausos.) Oigo decir que nos estamos batiendo por el comunismo. Es una enorme tontería, si no fuese una maldad. Si nos batiésemos por el comunismo, se estarían batiendo solos los comunistas; si nos batiésemos por el sindicalismo, se estarían batiendo solos los sindicalistas; si nos batiésemos por el republicanismo de izquierda, de centro o de derechas, se estarían batiendo los republicanos. No es eso, nos batimos todos, el obrero y el intelectual, el profesor y el burgués —que también los burgueses se baten—, y los sindicatos y los partidos políticos, y todos los españoles que están agrupados bajo la bandera republicana; nos batimos por la independencia de España y por la libertad de los españoles, por la libertad de los españoles y de nuestra patria. (Grandes aplausos.) Nos difaman en una campaña en el orden político, fuera y dentro de España; nosotros, señores, no exportamos política, pero tampoco importamos política extranjera, ni la admitiríamos, ni nos la han pedido ni lo deseamos, y puedo declarar por mi función, que la República española no tiene compromiso político con ningún país del mundo. (Muy bien, grandes aplausos.) ¿Es que cuesta tanto trabajo comprender el impulso nacional de un pueblo que no quiere dejarse poner una argolla? Pero, y el sentimiento propio del hombre libre o el galardón de español, ¿no bastan para hacerse matar en las trincheras? Los rebeldes hablan de un movimiento nacional, ¿puede existir si empieza por secuestrar la libertad de la nación? Para que esto suceda tiene que haber nacionales libres para manifestarlo. No tienen más que someterse a la prucoa ae dejar a sus súbditos, esclavos o dominados que digan lo que quieren y piensan. El movimiento nacional está donde alienta el pueblo libre, asistiendo al Gobierno legitimo de la República en su tremenda empresa. Nadie desfallece ni a nadie se le ha obligado a combatir. Sobre la base de las libertades y de la independencia de la Patria se asienta la enorme coalición política y social y de gobierno en defensa de España. Esta unión debe continuar hasta la victoria, y yo quisiera que también después de ella, pues pasaremos momentos graves y dificiles para que la abnegación y el sacrificio tenga que reinar entre todos. Hay que hacer una política de guerra, que no tiene más que una expresión: disciplina y obediencia al Gobierno responsable de la República; todos los demás métodos son malos, menos uno: el que conduce a la victoria. La guerra se gana con un Ejército bien organizado; a pesar de todos los adelantos de la mecánica y de la industria, el factor decisivo es el hombre, el soldado, el combatiente. El factor que más nos importa es el factor moral. También en la retaguardia es necesario el espiritu de obediencia y disciplina, en ningún caso de irresponsabilidad en los que mandan, sino en el reconocimiento de las autoridades que, mientras gobiernen y funcionen, responden de la dirección del pais. "La paz no se puede conseguir sin sacrificios" Elogió a los combatientes que se hacen matar en las trincheras y que son los jueces de nuestra conducta. Rinde un homenaje a los combatientes de Madrid, que han asumido una representación excelsa, y tiene palabras de encendida emoción para evocar sus monumentos y tesoros de arte, arrasados en llamas. "Este martirio da una grandeza moral, que en España no se habia conocido hasta ahora. (Prolongados aplausos.) Alli pasa lo más grande de la Historia contemporánea de España. Madrid ha ganado la capitalidad moral de los españoles. Madrid es el símbolo del pueblo y de sus ruinas saldrá una nueva capital y de las ruinas del país saldrá una patria nueva." Habla del porvenir de España y cree que de esta tremenda conmoción saldrá el pueblo liberado y redimido de la tiranía. "Hay que combatir cualquier tiranía una. otra vez y siempre." Asegura que el pueblo tiene la grandeza moral para no someterse jamás a la sinrazón de la ametralladora ni a la dictadura de la pistola. "Vuestro actual Presidente —o simple vecino de Madrid—, en ese combate será un soldado de filas; cuando venga la paz y la alegría nos colme a todos, a mí, no. En el sitio que estoy no se cosechan en estas circunstancias más que sufrimientos y torturas, como español y como republicano. Hemos cumplido el terrible deber de ponernos a la altura de este destino. La paz y la victoria serán impersonales: victoria de la ley, del pueblo y de la República. No será el triunfo de un caudillo; la República no los tiene ni los quiere. La victoria será impersonal; no será el triunfo de los partidos y organizaciones. Será el triunfo de la libertad republicana, de los derechos del pueblo, de las entidades morales, ante las cuales nos inclinamos. No será un triunfo personal, porque cuando se tiene el valor de español que yo tengo en el alma, no se triunfa personalmente contra compatriotas. Y cuando vuestro primer magistrado erija el trofeo de la victoria, seguramente su corazón de español se romperá, y nunca se sabrá quién ha sufrido más por la libertad de España." (Grandes aplausos y vivas a la República. Todos los asistentes, en pie, ovacionan largo rato al señor Presidente de la República.) |
Entrevista Casanova: "Franco ascendió con la República y ofreció ayuda a Azaña contra los anarquistas" El historiador Julián Casanova publica 'Franco', una enorme biografía del dictador para contar quién fue a "quien no vivió el franquismo y que no lo estudió en las escuelas” Por Julio Martín Alarcón 19/02/2025 - ¿Por qué escribir una nueva biografía de Franco? En el año en el que se cumplirá medio siglo después de la muerte del dictador la producción editorial alrededor de su figura y sobre la época en la que sus acciones y personalidad resultaron decisivas para la historia de España no ha parado. En realidad ha habido más bien un cierto boom en los últimos años con constantes referencias al legado del franquismo, de la Guerra Civil, la Segunda República y la propia Transición. Pero ¿acaso hay algo que no se sepa ya sobre la vida del general? El veterano historiador Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, explica en Madrid a El Confidencial que su objetivo es dar a conocer a Franco a una generación “que no vivió el franquismo y que no lo estudió en las escuelas”. El lapso de tiempo se queda quizás un tanto largo, porque acaso sería una generación sin ideas preconcebidas sobre el dictador, lo cual es bastante difícil en torno a la que nació, por ejemplo, poco después de la muerte de Franco. Es decir, ¿es posible una nueva visión del general Francisco Franco sin tener en cuenta la ideología? Hace unos pocos años se publicó otra biografía de Franco por parte del veterano hispanista Stanley G. Payne, junto a Jesús Palacios, – Franco: una biografía personal y política (Planeta)–, están las reediciones también de Paul Preston en torno a aspectos concretos de la Guerra Civil y el Franquismo que beben en gran medida de su clásica biografía publicada en los años 90, además de La Revolución pasiva de Franco de José Luis Villacañas o Ni una, ni grande, ni libre de Nicolas Ses, por citar otros ejemplos, y la sensación que queda es que nadie compraría un libro sobre Franco, la Guerra Civil o la Segunda República, para aprender realmente nada, sino para reafirmar sus propias convicciones previas: “nadie defiende que la historiografía puede ser neutra, objetiva y no está contaminada por el presente, pero los historiadores que nos hemos dado muchas vueltas al mundo sabemos que solo la honradez intelectual”. Casanova es claro cuando dice “que no era ningún encargo”, sino más bien “una culminación de cuarenta años de trabajos sobre el periodo”, y que después de publicar en 2020 Una violencia indomitable (Crítica), pensó que merecía la pena. Interesaba al historiador, según explica a El Confidencial, la forma de narrar la vida de Franco y la conexión con lo que ha sido una parte importante de su estudio que era el lugar de España en el contexto mundial y europeo: "A mí me interesa siempre la conexión entre lo micro que es España y lo macro que es el mundo" Hay mucho de eso en esta nueva biografía que incide en los aspectos internacionales, con el foco en lo que significó EEUU para Franco al final de la guerra, pero también respecto la normalidad de España en el contexto europeo durante los años 20 y 30, que implican aspectos clave de la propia historia de Franco como fueron las guerras coloniales –en el caso de España la Guerra del Rif, crucial para la formación de Franco– o la aceptación de regímenes republicanos por parte de militares conservadores con ideas monárquicas. Julián Casanova defiende también que existieron esas varias transformaciones de Franco a lo largo de su jefatura del Estado que implicaron las mutaciones del nacionalsindicalismo al nacionalcatolicismo y de ahí al desarrollismo del final de la dictadura, con el trabajo del Opus Dei en la administración: “el Opus no sólo depura toda la tradición liberal, también hace una reforma de la administración para modernizar a un país tan importante que sin ella habría sido ingobernable con un PIB por los suelos” - PREGUNTA. Hay algunos aspectos incontrovertibles sobre la figura de Franco como que no es un político, sino un militar y esto lo recoge su biografía... RESPUESTA. Sí, y lo dice muchas veces. “Yo soy militar”. Su hija por ejemplo explica que adoraba la profesión. Él era por encima de todo militar pero un militar africanista, que no es lo mismo. Un militar que va a un territorio que acaba de detener España y que ellos confían, no en que se convierta en un territorio más, sino en que aquello sirviera de desagravio de la gran derrota del 98 causada por traidores liberales, en aquel tiempo liberales –más que socialistas y republicanos–, y que África tuviera una huella en él indeleble. Por supuesto, no hicieron la Primera Guerra Mundial. Son militares muy importantes, pero no están en el gran flujo del desastre que fue la Primera Guerra Mundial para la generación que había venido del mundo occidental burgués. El historiador Eric Hosbawm lo plantea muy bien cuando define el fin del siglo XIX en 1914 y no en 1900. No hay ninguna duda que Franco fue un militar que ascendió por méritos en una guerra colonial, brutalizada, tal y como la contaron de Arturo Barea a Ramón J. Sender...Él no tiene universidad, su universidad es África y su doctorado es la Guerra Civil. P. En esa forja de África, sin embargo, que es otra época incontrovertible de su vida, su fama en la prensa como héroe de guerra, sus ascensos, etc. chocan con la dictadura de Miguel Primo de Rivera que pone fin al conflicto ¿No quedó resentido con la resolución del conflicto del Rif, como otros africanistas, y con la propia dictadura? R. Bueno, Primo de Rivera da un golpe que triunfa y a Franco le gusta ya desde entonces todo lo que triunfa, porque cuando Sanjurjo fracasa, (en el fallido golpe de Estado de 1932) le dice: “Yo a usted no le voy a defender, porque es culpa suya el fracaso”. Luego el golpe de Estado de Primo de Rivera, que es con el rey, le parece bien porque ya está en los oropeles del triunfo. Es verdad que no comparte del todo la versión débil que tiene con África Primo de Rivera, porque se da cuenta que evidentemente hay dos Marruecos, el francés, que además ha luchado en la Primera Guerra Mundial, y el español, que tiene un ejército escasamente preparado. Pero Primo de Rivera le da la Academia General Militar, y la mayor influencia que le deja es la de no dimitir jamás, aunque en realidad está equivocado, porque el general es apartado realmente por el rey. Esa huella del “no me iré nunca” sí es potente. P. Hay una escena en el libro en esos “años felices de Zaragoza”, poco después de ser director de la Academia, que es la boda de Zita Polo, la cuñada de Franco, en la que están el novio Ramón Serrano Suñer y su padrino, José Antonio Primo de Rivera. Resulta un trío insólito, ya que ¿qué tienen que ver Franco, militar de El Ferrol, con Ramón Serrano Suñer o con José Antonio? R. El Serrano Suñer de 1931 es un abogado del Estado que está destinado en Zaragoza porque ha tenido que ir a hacer carrera allí aunque es de Madrid. Es un católico, pero todavía no ha sido diputado, mientras que José Antonio Primo de Rivera, en el 31, es el hijo de un dictador al que aún le quedan dos años para fundar la Falange. En el 36, Serrano Suñer es diputado por Zaragoza y aunque en las últimas elecciones sale elegido, lo ve como una derrota y piensa ya que al Frente Popular no se le puede aguantar. Sufre un proceso de radicalización que le lleva, evidentemente, a seguir en contacto con José Antonio Primo de Rivera, que han encarcelado antes. ¿Por qué se juntan Serrano y Franco en 1931? Bueno, está claro que cuando Franco y Carmen Polo se casan, y entran en esa buena sociedad de Zaragoza en la que está Serrano, todas esas familias de bien se conocen allí y luego se enamora de Zita, aunque eso no formaba parte del guion... "Serrano Súñer fue quien orientó completamente la forma del Estado de Franco, que pasó de militarista a inspiración fascista" P. Me refiero, a que de alguna forma serían claves en el desarrollo posterior de Franco, uno por ausente y otro por demasiado presente, aunque no tenían nada que ver y ninguno conspiraba contra la II República... R. Sí, lo que es interesante es que Serrano Suñer, que es muy joven entonces –ha nacido en 1901–, es muy sano y no ha entrado en la política todavía. Otra cosa es el Serrano Suñer que se radicaliza en la primavera del 36 y que está claramente movilizando a las juventudes de la CEDA para que pasen a la Falange. Pero la clave de Suñer es el asesinato de sus dos hermanos después de julio del 36, que como dijo él mismo, lo deshumanizó. Cuando llega a Salamanca (después de haber estado escondido en la embajada) explica que el inicio de la guerra le traumatiza y le deshumaniza y a partir de ahí comienza un odio que no tenía en el 31. Sí, claro, ese triunvirato es importante, pero muy pronto desaparece José Antonio Primo de Rivera, mientras que Serrano Suñer, hasta que lo echan después de los sucesos en Begoña (1942), demuestra que es el que orienta completamente la forma del Estado posterior de Franco. Cuando él llega a Salamanca tras evadirse de la zona republicana, es meramente campamental –por militar– y que con él pasa a ser un Estado de inspiración fascista. P. Lo comento porque es una escena que se desarrolla cuando Franco tampoco está en contra de la II República. En el capítulo 'El Hombre prudente' no queda muy claro. Protesta ampliamente por la cancelación de la Academia, según explica usted, pero no forma parte de ninguna conspiración entonces, es más, adquiere destinos importantes ¿Más que prudente esperando el momento de atacar a la República o sencillamente es que no está en contra? R. El hombre prudente significa que aunque la República le quita la Academia de Infantería y aprueba la ley de reforma del ejército de Manuel Azaña, que es muy importante porque le quita los méritos de guerra, no se va del Ejército como hacen otros africanistas. No sólo no se va, sino que sigue subiendo aunque no acepte esa situación. La República parece que desde el principio fue atea, laica, anticlerical, pero no es así. En el 33 Franco sube de General de Brigada a General de División. Y la CEDA está allí. Gil Robles está a punto de que le den el poder a finales del 35 después del escándalo del Estraperlo –que fue responsabilidad del Partido Radical–, pero el presidente de la República, Alcalá Zamora, dice porque no ha hecho todavía juramento de fidelidad a la República... Y Franco es nombrado Jefe del Estado Mayor en mayo de 1935. Y cuando el Frente Popular gana las elecciones y le destituyen, aún le pide a Manuel Azaña que le dejen en el cargo porque les puede ayudar con las posibles insurrecciones anarquistas. Paul Preston sugería, por ejemplo, que si no le hubieran quitado la jefatura de Estado Mayor, no habría estado en el golpe de Estado, aunque esa no es mi opinión, yo no sugiero eso. Tenemos a la República como un elemento sacralizado por parte de la izquierda y por la otra parte como un régimen que desde el principio era satánico, masón. Un poco de orden a todo esto. Y un poco de lo que estaba pasando en Europa. A ver si resulta que España fue tan diferente. España por ejemplo no vivió el trauma que fue la caída, la quiebra absoluta de 1918-19. "Cuando el Frente Popular gana las elecciones y le destituyen, le pide a Azaña que le dejen porque puede ayudar con las insurrecciones anarquistas" P. En ese sentido usted explica que Franco reescribe en sus apuntes en 1962 su propia versión de su periodo republicano en el que no aparece ya como ese hombre prudente. No hay notas sobre esos papeles en su libro. ¿Por qué? R. Los apuntes son muy claros. La reinvención es que la República vino desde el principio quemando conventos cuando escribe: “No soy el hombre prudente ese que dicen”. Está reconstruyendo la historia para que todo case. Eso está clarísimo en los apuntes. Respecto a lo segundo, mis libros hace muchísimo tiempo que no tienen esas notas por la forma de leer de la gente. Pero el comentario bibliográfico está ahí y además ordenado por capítulos y por apartados. Creo que hay una especie de confianza en que un libro de Historia no tiene por qué llevar notas a condición de que quien lo hace diga de dónde viene, y además sepa todo el mundo que tiene un principio ético. Y por cierto nunca ocultas lo que no te gusta. Ya sé que la gente que piensa que nosotros somos opinadores no acepta esto, pero yo nunca oculto lo que no me gusta. P. ¿Qué es lo que no le gusta? R. Por ejemplo, el anticlericalismo, que yo empecé a estudiar antes que la represión franquista y que la entiendo en el contexto histórico. He explicado muchas muchas veces que la única violencia peculiar en la historia de España es la anticlerical, porque las fotografías de los campos de concentración las tenemos ampliadas en Polonia y la fotografía de las violaciones sexuales y de los exterminios las tenemos en 50.000 sitios. El anticlericalismo no, pero es que tampoco tenemos la imagen de obispos levantando el brazo. "He explicado muchas muchas veces que la única violencia peculiar en España es la anticlerical" P. Explica en su biografía que a partir de 1945 es cuando se produce el cambio del nacionalsindicalismo al nacionalcatolicismo, a partir de figuras como Alberto Martín-Artajo, y también Luis Carrrero Blanco que es cuando empieza a aparecer en escena. ¿Franco cambia? R. Claro que Franco cambia, ahora, que se lo dijera Martin-Artajo eso es otro tema, pero claro que Franco cambia. ¿Por qué? Porque da mucha importancia a los católicos. Les da los ministerios de Asuntos Exteriores y, por supuesto, Educación: los ministerios claves, que son la ideologización. Falange no deja de recibir privilegios y por eso está feliz, porque tiene todo el entramado: alcaldes, ayuntamientos, etc. Lo de los católicos es importante y Franco lo único que está planteando es que hasta el 44 lo suyo es el fascismo. Lo de Alemania que él copiaba era compatible con el catolicismo. Pero en el 44, cuando ya pierde el Eje, le dice a United Press que la propia Historia de España hace que el catolicismo y el fascismo sean incompatibles: “Este es un Estado católico y un Estado y una democracia orgánica”. Ahí empieza la nueva elaboración que no es suya, porque el transmisor de todo esto es Carrero Blanco, que ya empieza a susurrar en su oído. P. Esto lleva a la clásica cuestión sobre si el franquismo fue un estado totalitario al haber presencia de católicos, de monárquicos... y no ser un estado clásico de partido único porque Falange no predomina R. La gente cree, y esto es después de Javier Tussell cuando todos empiezan a hablar de las familias franquistas, que eso limita el Estado totalitario. Franco en Salamanca en el 38 dice: vamos a construir un Estado totalitario. Y después viene Linz y explica que eso no puede ser porque hay otras tendencias, ya que había Iglesia y Falange. Si el fascismo es un Estado totalitario, el único ejemplo sería Alemania. En la Italia de Mussolini tienen al rey, la institución más antigua del mundo, y a la Iglesia Católica, que controla la educación. ¿Cómo puedes construir un Estado totalitario si no controlas la educación? Y si pensamos que el fascismo es determinismo biológico, racismo y al final Holocausto, Italia tampoco está en ese esquema. En España hemos reconstruido otra vez la historia, y algunos se empeñaron en pensar que diciendo que no era un Estado totalitario le estabas quitando fuego. Pero no tiene nada que ver ser totalitario con ser muy, muy, muy represor. Son cosas totalmente diferentes. Alguien se puede cabrear porque a Videla no se le llame fascista. ¿Eso le quita algo de fuego a que allí los cadáveres ni se encontraban, desaparecían? Creo que la gente está siempre adaptando, ajustando el pasado a la política presente. Y tenemos ese problema. Todo el mundo quiere saber de Historia, pero no porque le interese, no por conseguir lecciones, no por ver las rimas, no por ver en qué quiebra estamos ahora y si es verdad que nos aproximamos a alguna quiebra, sino para saber de qué forma se ajusta a mi idea política. Y una vez se ajuste le digo a Casanova que no tiene ni puta idea de Historia porque ya está ajustada la mía. |
Continuación
La ropa adaptada es ropa diseñada para personas con discapacidades físicas, ancianos o enfermos, que pueden experimentar dificultades para vestirse ellos mismos debido a una incapacidad para manipular cierres, del tipo de botones y cremalleras, o debido a la dificultad de realizar los movimientos requeridos para vestirse uno mismo. La ropa adaptada normalmente ofrece diseños de cierre trasero que hacen más sencillo que un individuo puede ser vestido por un cuidador. Por ejemplo, en lugar de botones y cremalleras suele utilizarse velcro para cierres de prendas de vestir.
Locking clothing are garments which prevent the person wearing the clothing from removing the clothing. One example would be clothing designed to prevent a person with dementia from inappropriate undressing. Las prendas con cierre son prendas que impiden que la persona que las lleva se las quite. Un ejemplo sería la ropa diseñada para evitar que una persona con demencia se desvista de forma inapropiada.
Designs Commonly, adaptive clothes that are made with this accommodation are one-piece jumpsuits that feature back zippers. In many cases, they are made with zippers that have one or more unusual features in order to make them unlike regular clothes, and therefore harder to remove. Often, they are designed to appear in front with classic designs, such as faux buttons and plackets, collars, or T-shirt-like prints, while the backs have closures that must be open to remove the garment. Some alternative closures on these jumpsuits include zippers that zip from top to bottom (they are separating zippers similar to those found on coats) and tuck into a small pocket found below waist level. Other zippers may be off-center in order to be in a location in which the patient is not used to finding it. Devices Sometimes, as an alternative to special clothes, which can be costly, devices at a lower price can be attached to regular clothes in order to prevent a person from removing the clothes. Though many names are used for these objects, they are sometimes referred to as "mousetraps." Many versions exist, some of which are also designed to have fashionability. Button cover A button cover is a cap applied over a button to make it too large to pass back through the buttonhole. Patients may be able to pull the button off, however. Some button covers, especially those that attach to neck-level buttons, are designed to look somewhat fashionable. Buttonhole blocks A buttonhole blocker holds the fabric at the two sides of the buttonhole together, thereby making the buttonhole too small for the button to pass through. While more secure than a button cover, it is much harder to apply, and does not have such a fashionable appearance. Zipper blocker A zipper blocker prevents the zipper from sliding down its shaft. One version is a locking safety pin in which a piece of the metal bar simply rests across the shaft, thereby blocking movement of the zipper's channel in that direction. Other versions, which are sewn onto the garment, involve two pieces of metal that hook together, and likewise block the zipper's movement. Other versions have been created that hold the pull tab on the zipper in place. In some healthcare facilities, common safety pins are used rather than special purchases of these devices. Thigh rings A less common device is a pair of thigh rings, which secure around the legs below the genital area. This allows the pants to be pulled down far enough for toileting, but prevents them from being removed, and does not reduce comfort. Waist belt Special waist belts have been developed that hold the shirt and pants together. This prevents patients from pulling up shirt or pulling down pants.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario