Apuntes Personales y de Derecho de las Universidades Bernardo O Higgins y Santo Tomas.


1).-APUNTES SOBRE NUMISMÁTICA.

2).- ORDEN DEL TOISÓN DE ORO.

3).-LA ORATORIA.

4).-APUNTES DE DERECHO POLÍTICO.

5).-HERÁLDICA.

6).-LA VEXILOLOGÍA.

7).-EDUCACIÓN SUPERIOR.

8).-DEMÁS MATERIAS DE DERECHO.

9).-MISCELÁNEO


domingo, 22 de enero de 2012

10.-El peso español; y las onzas de ocho escudos.-a


Luis  Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Oyarse Reyes; Patricio  Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Ricardo Matias Heredia Sanchez; alamiro fernandez acevedo;  Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán; 

 


Columnas de Hércules en un real de a
 8, conocido como «columnario de plata»

(símbolos: $ y ₱ [solo para las Filipinas]) es el nombre de la moneda de curso legal en siete países de América y en las Filipinas, todas ellas tienen diferentes valores entre sí. Su origen se remonta a la reforma monetaria española de 1497, que creó entre varias monedas la pieza de ocho (real de a 8 o duro). En la América española, alrededor de 1535 en la Ciudad de México se acuñó por primera vez su equivalencia en una moneda de plata denominada inicialmente «peso fuerte», es decir, el real. Su peso era de 27 gramos y tenía una ley del 92 % de plata pura. Circuló ampliamente desde el siglo XVIII, no solo en la América española, sino también en las colonias europeas del continente.

En México, la Casa de Moneda hizo su arribo hacia 1535 con la llegada del virrey Antonio de Mendoza, el cual portaba consigo una cédula real, en la que la Corona española disponía la fundación de la primera Casa de Moneda en América, y acuñó pesos desde 1536.

Durante el período de la conquista había muy poca o ninguna moneda acuñada en las Indias españolas. En el Perú no había ninguna, a no ser los discos toscamente forjados por los conquistadores, hasta que se fundó en Lima una Casa de la Moneda en 1565. La moneda era escasa en la península donde a menudo se hacían pagos cortando eslabones de una cadena de oro. España no envió plata ni oro a las Indias. Así durante la Conquista se efectuaban los pagos al peso y a todas partes había que llevar la balanza. La unidad de peso era el castellano llamado más comúnmente peso de oro y a veces sólo peso, no debiendo confundirse con el posterior de plata "Peso de a ocho" que venía a tener la mitad del valor del de oro. El "castellano" o peso de oro era una moneda que tenía el peso de la centésima parte de una libra de oro fino. Cuando el "castellano" dejó de acuñarse en 1497, quedó como unidad de peso en el pago.

F. A. Kirkpatrick: Los conquistadores españoles, capítulo «El dinero»

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El peso español fue la moneda de curso legal en los Estados Unidos desde 1785, y junto al dólar estadounidense, desde 1792 hasta 1857. Su equivalencia entonces era de un peso español por un dólar estadounidense. Y precisamente del peso español procede el símbolo del dólar, $, que no es otra cosa que las columnas de Hércules y la banda con la inscripción «Plus Ultra» que figuraba en esa moneda (y siguió figurando en las monedas de 100 pesetas, formando parte del escudo real, hasta su desaparición con la entrada del euro).

Después de la independencia de la América española, se mantuvo como la moneda básica. Con la adopción del sistema decimal (es decir de un peso dividido en cien centavos, céntimos o centésimos), algunos países de América cambiaron su nombre:

Bolívar en Venezuela,
Boliviano en Bolivia,
Colón en Costa Rica,
Colón en El Salvador,
Córdoba en Nicaragua,
Guaraní en Paraguay,
Lempira en Honduras,
Quetzal en Guatemala,
Sucre en Ecuador.
Sol en Perú.

Moneda global. 

Mucho tiempo antes de que el dólar estadounidense adquiriera su característico color verde, fue pulido en plata mexicana, cuenta el sociólogo y profesor de la Universidad de Sídney Salvatore Babones en su artículo para The National Interest.

¿Qué pasará con el dólar en América Latina?

Con base en la investigación de Juan José Morales y Peter Gordon 'The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalization' ('El camino de la plata: China, América española y el nacimiento de la globalización'), el catedrático hace un recuento de la historia del dólar mexicano —o dólar español— y su importancia en la economía mundial antes de la hegemonía de la moneda estadounidense. 
Hong Kong fue colonia británica desde su fundación, en 1841, hasta su devolución a China, en 1997. Sin embargo, el dólar de esta región administrativa especial china no deriva de la libra esterlina británica. En realidad, el dólar de Hong Kong y el estadounidense provienen de la misma fuente: el dólar mexicano. Lo mismo sucedió con el yuan, el yen y la mayoría de las monedas de América Latina.

"Hubo una globalización antes de la globalización y América desempeñó un papel clave en ello, es decir, la América española. Mucho más antes de que el dólar fuera pintado de color verde esmeralda en Washington, fue pulido en plata mexicana", relata el sociólogo, citando el libro de Gordon y Morales.


El dólar mexicano se usó ampliamente desde el año 1500 hasta la primera mitad del siglo XIX. Si no es la primera moneda mundial, al menos es la primera del Pacífico. Fue acuñada en México en 1536 con plata extraída de Europa Central y del noroeste de México, si bien la mayoría de ella procedía de las minas del Potosí, territorio de la actual Bolivia. El dólar mexicano, "fue el lubricante que engrasó las ruedas del comercio mundial".

En el siglo XIX, cuando el dólar mexicano abandonó el escenario, su vacío lo ocupó el dólar estadounidense y no la libra esterlina. 

"La clave de todo era China (en aquel entonces y ahora). Entre 1540 y 1640 China fue una enorme cuenca a donde llegaba la plata de todo el mundo. (…) Los europeos, otomanos, indios y especialmente americanos, todos querían lo que China podía ofrecer: porcelana y seda. Pero los comerciantes chinos querían del resto del mundo solo una cosa: dinero, lo que en el siglo XVI significaba plata", indica Babones. 


Aquel período de la historia se destacó por los grandes descubrimientos geográficos, los viajes de exploración y, como consecuencia, el desarrollo del comercio. 

"La expansión del comercio mundial en el siglo XVI fue llamada la 'primera globalización'; hay una amplia evidencia de que la 'ruta de la plata' merece completamente ese nombre. Por primera vez en la historia, los precios se igualaron en los mercados de Europa, Asia y las Américas. Las guerras en Europa fueron financiadas con las ganancias del comercio con Asia. Los europeos establecieron centros comerciales asiáticos y decenas de miles de chinos emigraron a México a través del Pacífico", señala.



Como se puede ver, la América española ha tenido un gran impacto no solo en la cultura mundial, sino también en el proceso de globalización. 




Las onzas de ocho escudos, el inicio del dominio mundial del oro español
Juana I y Carlos I

La Historia nos ha transmitido que España dominó económicamente el mundo durante unos cuantos siglos, gracias a sus emisiones monetarias acuñadas en oro y plata: onzas de 8 escudos y reales de a 8.
Como inicio del proceso de este dominio monetario, pongamos alguna equivalencia o comparación del valor de la moneda de antaño con algunos aspectos del índice de la vida de esa época, así el lector podrá comprobar el gran valor económico que tenían estas acuñaciones áureas que cruzaron continentes y surcaron mares y océanos.
Sirva como ejemplo que, con una onza, a finales del siglo XVIII, se alquilaba un piso en el centro de Madrid por un año. Y era bastante más de lo que cobraba al año un maestro carpintero. Piensen que una onza de 8 escudos equivalía a 320 reales de vellón (40 monedas de real de a 8), un Potosí, un valor superior a varios de los primeros billetes que emitió el Banco Nacional de San Carlos. Pero eso irá en otro artículo. 
Como vimos en una entrega anterior, el origen de la onza se sitúa en la adopción del patrón áureo del escudo en los reinos de Castilla a partir de 1537, si bien se tardó más de medio siglo en comenzar sus acuñaciones. La emisión de múltiplos de las unidades monetarias fue común en estos reinos, e incluso en la Pragmática de Medina del Campo de 1497 los Reyes Católicos afirmaban en relación a los particulares que llevaban sus metales preciosos a acuñar a las Casas de Moneda que,
si alguno a este respecto quisiere labrar moneda de los dichos excelentes de la granada de cinco, e de diez, e de veynte, e de cincuenta por pieça que se pueda facere, poniendo al un cabo del escudo de las armas la suma de quantos excelentes ay en aquella pieça. 

8 Escudos 1637 Segovia R, sobre 1636

 Se conocen emisiones de este tipo de a diez, de a veinte e incluso una prueba en cobre dorado de cincuenta excelentes, como ha estudiado Anna María Balaguer.

En su obra clásica sobre la onza, Xavier Calicó recogía que un cronista había afirmado que en una visita que realizó al recién fundado Real Ingenio de Segovia en fecha 14 de junio de 1587 vio labrar moneda de oro en escudos sencillos, dobles, de a cuatro y de a ocho, si bien no se conservan ejemplares de estas emisiones. Este mismo autor recoge asimismo un ejemplar único batido bajo el reinado de este monarca en la Casa de Moneda de Sevilla de una pieza de módulo de cuatro escudos con el numeral VIII.
Las acuñaciones en moneda de este módulo, a pesar de la posibilidad apuntada en el párrafo anterior, comenzaron en época de su hijo, Felipe III, habiendo un único ejemplar conocido de esta moneda batido en el Ingenio de Segovia con fecha 1611 sobre 1610, lo que parece indicar que en esta última fecha se habrían abierto ya cuños para este tipo de emisiones. Podrían existir, aunque no se conservan, onzas batidas en las Casas de Moneda de Sevilla y Toledo durante su reinado.
La normativa monetaria de la época, vigente desde la Edad Media, permitía a los particulares llevar sus metales nobles, oro y plata, a las Casas de Monedas para convertirlos en moneda. El alto valor nominal de esta nueva moneda hace suponer que su emisión, que necesitaba de una licencia especial, era llevada a cabo por cuenta de importantes comerciantes y mercaderes como una moneda de ostentación o para el pago de sumas elevadas. En este sentido, no podemos olvidar que su aparición coincide cronológicamente con la de otras monedas de ostentación, los cincuentines de plata y los centenes de oro.
Los centenes eran monedas de unas doce onzas de peso, y los cincuentines de cerca de seis onzas. Según Beltrán, los centenes se acuñaron como piezas de ostentación, requiriéndose autorización específica para su labra y casi siempre en provecho de los contratistas y proveedores de metales. Así, por ejemplo, en 1633 se concedió a unos mercaderes labrar moneda y que habían solicitado acuñar 150 marcos de oro en doblones de a ocho, cien en centenes y cien marcos de plata en reales de a cincuenta o cincuentines.
Otro de los destinos de esta moneda de tan dilatada vida posterior y amplia distribución en muchos lugares de todo el orbe debió de ser la de servir para los pagos en especie de importantes cantidades por la propia Corona, como pone de manifiesto el hecho de que el Real Servicio encargase a la ceca segoviana en ese mismo año de 1633 la acuñación de ciento cincuenta a doscientos marcos de oro en doblones de a ocho y centenes.
La adopción por parte del pueblo del nombre de onza para esta nueva moneda vino motivada por la similitud de su peso teórico de 27,09 gramos, con el de la onza, medida de peso vigente en Castilla para la medida de los metales preciosos equivalente a una octava parte del marco del oro y la plata con 28,7558 gramos.
Rey Felipe IV de España.-8 escudos de navarra
A\ PHILIPPVS·VI·D·G·; el escudo del Reino de Navarra, VIII
R\ NAVARRE·REX·1652
Biografía:

Balaguer, A.M., «La moneda y su historia en el reinado de los Reyes Católicos», NVMISMA, nº 233, julio-diciembre 1993, pp. 93-154.

Calicó, F. X., «Reales de a cincuenta de Felipe IV, del Ingenio de la Moneda de Segovia», NVMISMA, nº 23, noviembre-diciembre 1956, pp. 147-165.

Calicó, X. y F., El gran libro de la onza, Cecas peninsulares, Provincias Españolas de América y Repúblicas Independiente. Resellos y Falsificaciones. 1611-1873, Barcelona, 1968, p. 24.


Beltrán Mártinez, A., «El centén de Felipe IV, de 1623, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre», NVMISMA, nº 108-113, enero-diciembre 1971, pp. 161-165 

 

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