El tálero. |
Tálero de María Teresa. |
Es una moneda de plata, que se ha utilizado en el comercio mundial continuamente desde que se acuñó por primera vez en 1741. Fue nombrada en homenaje a la emperatriz María Teresa, que gobernó sacro imperio romano germanico, Austria, Hungría y Bohemia, desde 1740 hasta 1780. En los países de habla alemana, a raíz de una reforma ortográfica de fecha 1901 que entró en vigor dos años después, “Thaler” pasó a escribirse “Taler” (aunque la ortografía del “Teresa” no se vio afectada por motivos del origen griego). Desde 1780, la moneda ha sido acuñada sin cambiar la fecha antes mencionada. El 19 de septiembre de 1857, el emperador Francisco José de Austria declaró al tálero de María Teresa como moneda de comercio oficial. Un poco más de un año después, el 31 de octubre de 1858, esta divisa perdió su estatus de moneda en Austria. Producción.
Las casas de la moneda que han acuñado esta moneda son las siguientes: Birmingham, Bombay, Bruselas, Londres, París, Roma y Utrecht, además de las casas de moneda de Habsburgo en Günzburg, Hall, Karlsburg, Kremnica, Milán, Praga y Viena. Entre 1751 y 2000, unos 389 millones de táleros fueron acuñados. Estas diferentes casas de moneda han tenido variantes en sus monedas producidas tales como alteraciones leves en la Cruz de San Andrés, o la flor, que parece como una X, en la parte superior izquierda del reverso de la moneda. En 1946, la Casa de Moneda de Viena rescindió todos los derechos a a los gobiernos extranjeros que les permitían emitir dichas monedas, posteriormente, la Casa de Moneda de Viena ha producido más de 49 millones táleros. Circulación. Fue una de las primeras monedas utilizadas en los Estados Unidos y probablemente contribuyó, junto con el dólar español, a la creación del dólar como unidad monetaria de los Estados Unidos. El Tálero de María Teresa llegó a ser usado como moneda en grandes partes de África hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Era más frecuente su uso en norte de África, en Somalia, Etiopía, Kenia, Tanzania y Mozambique. Su popularidad fue tal en la región del Mar Rojo, que los comerciantes llegaron al extemo de no aceptar otra moneda. El gobierno italiano presentó una moneda similar con la esperanza de sustituir el tálero de María Teresa, pero fue rechazada. También circuló mucho en la región árabe, especialmente en Arabia Saudita, Yemen y Omán. También el tálero circuló en la India. Historia. El tálero nació en el área alemana debido a la exigencia de la burguesía emergente de tener monedas más aptas a nivel de peso en los cambios comerciales sin recurrir a monedas de oro, a menudo extranjeras, demasiado pesadas e incómodas, cuando se trató de hacer referencia a grandes sumas, ni mucho menos a las preexistentes monedas de plata de intrínseco demasiado estrecho y que siguieron el modelo del "Gordo" Luis IX de Francia. Un primer paso adelante hacia el tálero real fue cumplido en el 1486 cuando el archiduque Sigismondo de Tirol, dándose cuenta de la gran escasez de las propias reservas de oro, estableció que la relación entre oro y plata fuera de 1/12 e inició la acuñación de monedas de plata de gran módulo: los Guldiner o florines de plata. El descubrimiento de grandes yacimientos de plata en numerosas áreas del imperio, facilitó a lo largo y a lo ancho la difusión y la imitación de las nuevas monedas, desde Renania hasta Hungría. En el 1520 el conde de Bassano del Grappa Steffan Schlick, explotando la concesión del derecho de acuñar monedas,obtenida en el 1517 por la Asamblea del Sacro Imperio Romano Germánico de Bohemia, acuñó en la Casa de la Moneda de Joachimsthal, Guldiner con la imagen de San Joaquín llamado antes Joachimsthaler, y luego abreviado en Thaler hasta alcanzar la forma actual de táler. El tálero se difundió de manera excepcional. La exigencia de los mercados y un poco también la vanidad de los señores alemanes, amantes de sus bonitas insignias heráldicas, dieron impulso a la acuñación de múltiplos de tálero, que con el tiempo hasta desarrollaron un papel de moneda de ostentación o moneda "mágica" y "sobrenatural". La Plata intrínseca se mantuvo prácticamente estable durante los casi dos siglos en que circuló la moneda y, gracias a tal prestigio y continuidad, superó también rápidamente las fronteras del Imperio de los Habsburgo. El éxito solo de la moneda fue también garantizado por el elegante aspecto de la moneda. A través de los Balcanes entró plenamente en el imperio Otomano y del Medio Oriente se introdujo en África. En África osciló desde Sudán hasta Angola y a Mozambique, invadiendo luego en el atlántico hacia el archipiélago de los Azores. Con la abertura del Canal de Suez (1869), el eje de los cambios comerciales pasò del Océano Atlántico al Océano Índico y la moneda se expandió en el Cuerno de África, en Tanganica y Zanzíbar. También pasó al Lejano Oriente llegando a los muelles de Macao y a las islas de Java y el archipiélago de Indonesia (las Indias Orientales Holandesas). El éxito del Tálero de la emperatriz también fue favorecido por Venecia, que tenía comercios con todo el Levante propagando cada vez más su empleo. Italia no fue inmune de esta circulación, hasta reacuñó e imitó los ejemplares austríacos. Antes fue Florencia, que con el Gran duque Fernando III de Lorena, entre el 1814 y el 1818 acuñó táleros con diámetro ligeramente inferior a la tipología original. La casa de la moneda de Milán entre el 1820 y el 1846 acuñó numerosos cuantitativos de Táleros de Maria Teresa. También Génova acuñó Táleros de la emperatriz, y aún más fueron acuñados en Venecia. La más abundante acuñación de Táleros de Maria Teresa en suelo italiano ocurrió en Roma. El gobierno italiano, ya en el 1918, ordenó la ejecución de un Tálero para la colonia eritrea imitante aquel de María Teresa, pero fue un gran fracaso, ya que el busto de "Italia" en el anverso no llevó una señal de reconocimiento fundamental para los indígenas: el broche, que sostenía el manto de Maria Teresa, índice del estado de consumo de la moneda. En el anverso de el Tálero está representado el busto de la emperatriz en edad madura y velo de viuda, mientras en el reverso esta representada el águila biceps coronada con escudo del imperio de los Habsburgo, (un escudo con cuatro brazos con las armas de Hungría, Bohemia, Borgoña, Burgau). |
María Teresa de Habsburgo. Maria Theresia Walburga Amalia Christina von Österreich. (Viena, 1717 - 1780) Emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico que ostentó asimismo los títulos de archiduquesa de Austria, reina de Bohemia y reina de Hungría. Era hija del emperador Carlos VI de Alemania, a quien sucedió al morir en 1740. La mayor parte de las monarquías europeas reconocieron esta sucesión y la Pragmática Sanción de 1713 que declaraba indivisibles los territorios de la Casa de Habsburgo; pero no así Federico II de Prusia, que aprovechó la circunstancia para atacar a Austria y arrebatarle Silesia. La debilidad militar de Austria en aquel momento llevó a intervenir contra ella también a Baviera (cuyo elector, Carlos VII, le arrebató a María Teresa la Corona imperial de Alemania en 1742-45) y una gran coalición formada por Francia, el Palatinado, Sajonia, España y las Dos Sicilias, desencadenando la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-48). María Teresa dirigió hábilmente la guerra, salvaguardando el grueso de sus estados (salvo la anexión prusiana de Silesia) y asegurando la Corona imperial para su esposo, Francisco I de Austria (1745-65); con ello consolidó la unidad del Imperio Austriaco y conservó para éste el rango de gran potencia. Durante los años de paz, María Teresa de Austria reorganizó sus reinos introduciendo reformas propias del «despotismo ilustrado»: saneó las finanzas, modernizó el ejército, impulsó las ciencias y las artes, extendió la educación, uniformizó la legislación, limitó la influencia política de la Iglesia, racionalizó la administración y sometió los poderes locales al gobierno central. Bohemia y Moravia fueron unificadas administrativamente con Austria, pero no así Hungría, donde María Teresa realizó concesiones al poder de la nobleza, a cambio de la ayuda crucial que le había prestado durante la guerra (quedaba así prefigurado el futuro dualismo austro-húngaro de la Monarquía). Luego aprovechó la preocupación francesa por el acercamiento entre Prusia e Inglaterra para salir del aislamiento diplomático, formando una alianza con Francia, orientada a la reconquista de Silesia. No consiguió recuperar aquella región, pero, al menos, la intervención austriaca en la Guerra de los Siete Años (1756-63) extendió sus dominios en Galitzia oriental y Bucovina, además de garantizar la sucesión en la Corona imperial para el hijo primogénito de María Teresa, José II (1765-90). Después volvió a defender una política exterior pacifista para concentrarse en las reformas internas, aceptando a regañadientes participar en el reparto de Polonia de 1772; igualmente renunció a luchar por la sucesión de Baviera firmando la Convención de Teschen (1778). Entre los dieciséis hijos que tuvo, además del sucesor José II, se cuentan María Antonieta (reina de Francia), María Carolina (reina de Nápoles), Leopoldo (gran duque de Toscana) y Fernando (duque de Módena). |
Tálero de Eritrea. |
En 1918, reinando en Italia Víctor Manuel III, se acuñaron en Roma para Eritrea algo más de medio millón de táleros, los cuales pretendían competir comercialmente en el área del Mar Rojo y el cuerno de África con el popular “thaler” austríaco de María Teresa, producido con asiduidad por varias cecas internacionales, y todavía hoy en día por Viena. Las monedas realizadas tras el fallecimiento de la emperatriz austriaca, acaecido en 1780, optaron por seguir consignando como fecha dicho año. Podemos ver en ello cierta trampa numismática orientada a que la supuesta antigüedad creciente de tales piezas reforzase la confianza en las mismas como instrumento comercial, sobre todo en ámbitos coloniales o para las transacciones entre estados. Esta medida dificulta a los estudiosos actuales averiguar el año exacto de producción, resintiéndose por tanto uno de los elementos que acrecentarían el valor de dichas monedas argénteas: su antigüedad real. Italia calcó en 1918 el peso del “thaler” de María Teresa, 28’0668 gramos, aumentó ligerísimamente su pureza (de 833 a 835 milésimas) e imitó a través del grabador Attilio Silvio Motti su iconografía. Este artista se valió en los anversos de una alegoría femenina del reino de Italia, con escote de encaje, manto de armiño, diadema, broche en el pelo y poblada cabellera de rizos, dando a la imagen un intencionado aspecto propio de fines del siglo XVIII. El reverso también se inspiró en algunos elementos del “thaler” de María Teresa, incluyendo por ejemplo una cinta decorativa para la corona y utilizando como recurso una larga inscripción latina con abuso de abreviaturas: “AD NEGOT. ERYTHR. COMMOD. ARG. SIGN.” Completa dicha inscripción sería: “Ad negotiorum Erythraeorum commoditatem argenteum signatum” (Moneda batida en plata para la comodidad de los negocios de los Eritreos). El elemento principal de los reversos era, como en el tálero de Humberto I, un águila imperial coronada, con las alas extendidas, luciendo las armas de la Casa de Saboya. A pesar de los esfuerzos realizados por las autoridades italianas, la moneda argéntea de 1918 generó recelos en el ámbito comercial del Oriente africano, de modo que se decidió no acuñarla nuevamente. Esta desconfianza entre los indígenas se debió en parte a que la nueva moneda no tenía ningún elemento de acusado relieve que permitiese valorar fácilmente su futuro desgaste. |
El tálero de 1918 llevaba inscrito por triplicado en el canto el “motto” de la Casa de Saboya, FERT, partícula de significado discutido adoptada en el siglo XIV, en tiempos del Conde Amadeo VI. La mayor parte de las interpretaciones consideran FERT como un acrónimo latino. Enumeramos aquí algunas hipótesis tradicionales: “Foedere Et Religione Tenemur” (Nos mantienen unidos el Pacto y la Religión); “Fides Est Regni Tutela” (La Fe es la Protección del Reino); “Fortitudo Et Robur Taurinensis” (Fuerza y Robustez turinesa); “Fortitudo Eius Rhodum Tenuit” (Su Fuerza preservó Rodas); “Fors Eius Romam Tenuabit” (Su Fuerza destruirá Roma); Entre las teorías que no consideran la partícula exaltadora FERT como un acrónimo está la que la traduce del latín tardío como “Soporta” y la que la relaciona con el acortamiento de un antiguo término italiano válido para “Fortaleza”. Se habla de un torneo celebrado en Chambéry al cual Amadeo VI acudió con varios de sus caballeros, portando como divisa identificativa un collar como los usados por los lebreles de caza, y en el que figuraba la leyenda FERT en letras de oro. Esta partícula fue incluida por Amadeo VI en el collar de la orden honorífica de la Santísima Anunciación, sin especificarse su significado concreto o diluyéndose el mismo a lo largo de las épocas posteriores. |
Reino Lombardo Veneto. |
El Reino lombardo-véneto, oficialmente llamado Reino de Lombardía-Venecia (en italiano: Regno Lombardo-Veneto; en alemán: Lombardo-Venezianisches Königreich) y también conocido como Lombardia-Venecia, es el nombre que recibieron las posesiones adjudicadas de acuerdo con las disposiciones del Congreso de Viena (9 de junio de 1815) al Imperio de Austria, después de la derrota de Napoleón y que constaban del Milanesado y de la parte italiana de la República de Venecia. El reino fue anexado en 1866 al Reino de Italia. Historia. Antecedentes Antes de las guerras napoleónicas, los territorios que formarían el reino eran, el Ducado de Milán bajo dominio Habsburgo y la República de Venecia. Durante las guerras napoleónicas se formaron en el área estados títeres de Francia. Surgió así la República Cisalpina (Lombardía), que pasó a llamarse en 1802 República Italiana, en 1805 trasformado en el Reino Napoleónico de Italia. Veneto formó parte de la monarquía de los Habsburgo desde 1797 hasta 1805, año en que fue incorporado al reino de Italia. El Reino de Italia, incluía el centro y el este de Italia y una gran parte del norte y tenía la capital en Milán. Napoleón nombró como virrey a Eugène de Beauharnais hijo de su primera esposa Josefina. El órgano central del Reino de Italia fue el Consejo de Estado, constituido con Real Decreto del 9 de mayo de 1805. Así mismo se creó una fuerza militar para proteger el reino y también para las campañas de Napoleón. El Reino de Italia dejó de existir en 1814 con el fin del período napoleónico: el 6 de abril de 1814, Napoleón estaba listo para abdicar, un acto que se formalizó el día 11. El 16 Beauharnais concluyó un acuerdo de armisticio con el mariscal de campo austriaco Bellegarde. Fundación del reino El congreso de Viena combinó los territorios de Lombardía (dominado por Austria desde 1713) y Venecia (bajo dominio austriaco desde 1797) bajo la monarquía de los Habsburgo, en compensación también por la pérdida de los Países Bajos austriacos. Por medio de la Imperial y Real patente de 7 de abril de 1815 que hacía de los estados austríacos en Italia, el Reino lombardo-véneto. Los sucesivos emperadores de Austria fueron dotando al reino de instituciones propias adaptadas a las características del mismo. En 1816 se crean las diversas provincias del reino, consolidándose la dicotomía entre Lombardía y el Véneto, al estar cada provincia sujeta a uno de los dos gobiernos, en los cuales habría un gobernador. La frontera entre Lombardía y el Véneto fue establecida en el río Mincio. El 1 de enero de 1816, como parte de esta política, Francisco I crea la Orden imperial de la Corona de Hierro con objeto de premiar de forma especial a los súbditos destacados en el ámbito del reino lombardo-véneto. Los idiomas oficiales eran el italiano y el alemán. El reino estaba en unión personal con Austria, por lo tanto el rey titular era el emperador austriaco, que estuvo representado entre 1815-1848 por un virrey y luego por un gobernador general. En 1818, Raniero José de Austria fue nombrado virrey como sucesor de su hermano, el archiduque Antonio Víctor, cargo que ocupó hasta la Revolución de 1848. El verdadero poder del gobierno se mantuvo en el sistema de gobierno austriaco-Metternich y los deberes de Raniero a menudo se limitaron a actividades representativas. Sin embargo, su influencia informal evitó los impuestos inflados que llevaron a la población rural a la pobreza y la emigración, a pesar del compromiso de su hermano en 1818 y, después de la hambruna, en 1833 se renovaron las discusiones, solo después de su mandato fueron abolidos por Daniele Manin. Al comienzo de su gobierno, encontró un país económicamente desfavorecido, que mejoró al reavivar el comercio (a Venecia se le otorgó el estatus de puerto libre) y mejorar la infraestructura. Raniero sentó las bases del tren de Venecia-Milán y mantuvo una pasión botánica en su residencia veraniega de Monza donde tenía un jardín botánico. En 1837 comienza a formarse la sociedad mercantil que llevará a cabo el proyecto de unir por ferrocarril las dos capitales del reino, Milán y Venecia, operación que será completada en 1857. Revolución de 1848 Después de una revolución popular el 22 de marzo de 1848 (Las cinco jornadas de Milán), los austríacos transfirieron el dominio del reino a la ciudad de Milán, que se convirtió en sede de un gobierno provisional conocido como: Governo Provvisorio della Lombardia (Gobierno Lombardo Temporal). El día siguiente Venecia también se alzó contra la dirección austriaca, formando el Governo Provvisorio di Venezia (Gobierno temporal de Venecia). Debido a las revueltas de Milán y Venecia, a partir del 23 de marzo de 1848, los austriacos tuvieron que retirarse a la fortaleza del cuadrilátero, que en lombardo-Veneto constituía el núcleo defensivo del ejército de Habsburgo. Al este, al oeste y al sur de este cuadrilátero, las fuerzas de los voluntarios y estados italianos comenzaron a reunirse, lo que gradualmente decidió la guerra contra Austria. Solo en el norte, a través de un corredor a lo largo de la costa este del lago de Garda, las fuerzas austriacas lograron mantener vínculos con el imperio. Tras el inicio de estas revueltas y después de algunas reconsideraciones, el rey Carlos Alberto de Cerdeña declaró la guerra a Austria. A pesar de la desconfianza de algunos demócratas intransigentes, entre ellos el milanés Carlo Cattaneo, la decisión de Piamonte de ingresar a la guerra despertó una ola de entusiasmo en toda Italia que empujó a miles de voluntarios de toda la península a llegar al Véneto y Lombardía para apoyar la causa italiana. Incluso la solidaridad de los otros estados italianos no tardó en llegar. El Gran Ducado de Toscana, dirigido por un gobierno moderadamente liberal presidido por Cosimo Ridolfi, envió un contingente de alrededor de 7000 hombres a Lombardía, incluidos muchos voluntarios. Incluso el Estado Pontificio aceptó el reclutamiento de voluntarios y envió un gran contingente al mando del General Giovanni Durando y una segunda división al mando del General Andrea Ferrari . Pero el rey de Nápoles, Fernando de Borbón, habría dado la ayuda más consistente enviando a unos 16.000 hombres al Veneto bajo el mando del General Guglielmo Pepe, además de un equipo naval en defensa de Venecia. Tras la derrota de los ejércitos Sardo-piamonteses en la batalla de Custoza (24-25 de julio de 1848), las tropas austriacas entraron en Milán (6 de agosto) y después de un gran asedio a Venecia el (24 de agosto de 1849), restaurando el dominio imperial sobre ambos territorios. En 1848 Francisco José I se convertiría en Emperador de Austria y gobernaría el reino hasta su disolución. En reemplazo del viejo mariscal de campo Radetzky, quien durante nueve años fue gobernador general, asumió como virrey de Lombardía-Veneto Fernando Maximiliano, hermano del emperador. Después de la transferencia, el 10 de marzo de 1857, el hermano del emperador llegó a Milán en el mes de septiembre siguiente. Como comandante general del reino fue nombrado Ferenc Gyulay. Maximiliano fue el portador de una nueva amnistía, del regreso a la administración civil y, sobre todo, ofreció un rostro menos despreciado que el de su antecesor. Pero Maximiliano, ciertamente bien intencionado, no trajo ni autonomía ni libertad, por lo que Austria perdió la oportunidad de una paz duradera. El archiduque intentó reanudar la iniciativa política, a través de renovadas inversiones públicas o con el establecimiento de comisiones consultivas en las que participaron parte de la intelectualidad del reino (Cantù, Pasini, Jacini y otros) que anunciaron una mayor autonomía administrativa. Por lo que se enfrentó (y perdió) contra la voluntad de Viena y de su hermano Francisco José. En 1859, el ejército austriaco, mandado por Ferenc Gyulay, se enfrentó en una guerra contra el Reino de Cerdeña, asistida, esta vez, por un nuevo y gran aliado, la Francia de Napoleón III, guerra en la cual el imperio fue derrotado. Tras esta derrota el imperio cedió Lombardia a Francia quien la cedió al Piamonte. Fin del Reino Después de 1859 el reino como tal ya no existía, solo el Véneto quedaba en manos austriacas. En 1866 el imperio se vio involucrado en la guerra austro-prusiana, en la que el recién formado Reino de Italia se uniría como aliado de Prusia. Después de cruzar la frontera, una parte del ejército italiano comandado por Alfonso La Marmora fue derrotado en la batalla de Custoza. Ninguno de estos fracasos fue equilibrado por los eventos posteriores, ya que las victorias de Giuseppe Garibaldi y su avance hacia Trento siguieron a otra derrota italiana en la batalla naval de Lissa. A pesar de esto, gracias a los acuerdos alcanzados anteriormente y la victoria de Prusia en el frente norte, así como a la intervención diplomática de Francia, al final de la guerra, Austria cedió formalmente a Francia el Véneto (así como Mantua y parte del Friul) quien lo cedió a Italia. Un plebiscito confirmó la anexión al Reino de Italia. Italia no pudo anexar los territorios conquistados en el sur del Tirol. Así se puso fin a lo que quedaba del Reino lombardo-véneto. La economía La economía del Reino Lombardo-Veneciano desde su fundación se ha basado en gran medida en la agricultura. Los cultivos esenciales, que permitían al estado mantenerse y exportar, consistían en trigo, cebada, centeno y, sobre todo, arroz. Además, en la propia ciudad de Milán, el comercio vinculado a las grandes industrias productivas y manufactureras, incluidas las fábricas de calzado y las fundiciones de metales, era muy activo. En Venecia, en cambio, la actividad pesquera y naval estaba muy extendida porque la ciudad, junto con Trieste, representaba el principal puerto del Imperio austríaco y la única gran salida al mar Mediterráneo. El mayor centro comercial del reino era la Bolsa de Milán, confirmada por decreto imperial en mayo de 1816, que era administrada por auditores de bolsa cuyos nombramientos eran hechos por la Cámara de Comercio. La actividad de la lonja comenzó a consolidarse a partir de 1830 cuando el comercio de la seda experimentó un gran crecimiento y tras el nacimiento de las modernas redes de transporte y comunicación. En 1832 se negociaron cuatro bonos del Estado, cifra que aumentó a siete en 1841. Finalmente, en 1858, además de ocho bonos del Estado, apareció el primer título bursátil, el de la compañía ferroviaria LVCI. Los productos nacionales más comercializados en la bolsa eran las sedas, seguidas por los hilos, los productos lácteos, los cereales y los metales. Los productos extranjeros, por otra parte, consistían en su mayoría en productos coloniales como azúcar, café y especias. |
Monedas del Reino. 1 Sovrano.
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Lombardo-Veneto ½ escudo, 1853
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Lombardo-Veneto 1 lira, 1852-1858
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Lombardo-Veneto ¼ liras, 1837-1844
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Lombardo-Veneto 3 centésimos, 1822-1834
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Lombardo-Veneto 5 centésimos, 1822-1834
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La lira estaba compuesta por 4,33 gramos de plata (con una pureza de 9/10). Seis liras equivalían a un escudo, que era equivalente al Conventionsthaler austríaco, por lo que no tenían relación con las monedas anteriores, la lira veneciana y el escudo milanés. La lira se dividía en 100 centesimi (céntimos). Las monedas se acuñaban en Milán, Venecia y Viena. Un escudo equivale 6 liras, y 600 centesimi. El Conventionstaler o Konventionstaler (" tálero de la convención "), fue una moneda de plata estándar en el Imperio austríaco y los estados alemanes del sur del Sacro Imperio Romano Germánico desde mediados del siglo XVIII hasta principios del XIX. |
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