Apuntes Personales y de Derecho de las Universidades Bernardo O Higgins y Santo Tomas.


1).-APUNTES SOBRE NUMISMÁTICA.

2).- ORDEN DEL TOISÓN DE ORO.

3).-LA ORATORIA.

4).-APUNTES DE DERECHO POLÍTICO.

5).-HERÁLDICA.

6).-LA VEXILOLOGÍA.

7).-EDUCACIÓN SUPERIOR.

8).-DEMÁS MATERIAS DE DERECHO.

9).-MISCELÁNEO


domingo, 9 de agosto de 2015

215.-Constitución de Francia de 1958.-Fotografías.-a

Luis Alberto Bustamante Robin;Paula Flores Vargas; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Ernesto Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson Gonzalez Urra  ; Ricardo Matias Heredia Sanchez; Alamiro Fernandez Acevedo;  Soledad García Nannig; 


 Constitución de Francia de 1958.-Fotografías




Un decreto del 8 de septiembre de 1848 define el sello de la Segunda República, que sigue en uso actualmente. El grabador de las monedas, Jean-Jacques Barré, ejecuta el nuevo sello del Estado, sin respetar exactamente los términos del decreto, y en particular la posición de las inscripciones. Una mujer sentada, emblema de la Libertad, lleva en su mano derecha un haz de los lictores, mientras empuña con su izquierda un timón, sobre el cual está encaramado un gallo (emblema galo) con una pata apoyada en un globo. Una urna con las iniciales SU recuerda la gran novedad que fue la adopción del sufragio universal directo en 1848. Al pie de la Libertad se ven atributos de las bellas artes y de la agricultura. El sello lleva en su anverso la inscripción "República Francesa democrática, una e indivisible", y en su reverso dos fórmulas: "En nombre del pueblo francés" e "Igualdad, fraternidad, libertad". El decreto de 1848 define también el tipo de sellos o de timbres que deben usar ordinariamente los tribunales y los notarios.
anllela hormazabal moya

anllela hormazabal moya



Soledad Garcia Nannig

Soledad Garcia Nannig

Soledad Garcia Nannig

Soledad Garcia Nannig

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18

19

20

21

22

23

24

25

26







La Quinta República francesa es el régimen republicano en vigor en Francia desde el 5 de octubre de 1958. La Quinta República sucedió a la Cuarta República instaurada en 1946.

Historia

En 1958, Charles de Gaulle encarga a su equipo preparar un proyecto de constitución, que fue aprobada en referéndum el 28 de septiembre de ese año: la Constitución del 4 de octubre de 1958, más conocida como Constitución de la Quinta República.

El texto de la Constitución recoge el preámbulo de la Constitución de la Cuarta República, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, los principios fundamentales reconocidos por las leyes de la República y la Carta del medio ambiente (2004), es lo que se conoce como bloque constitucional.

La Quinta República otorga un poder mayor que la Cuarta al Presidente de la República. Hasta el año 2000, el mandato del Presidente era de 7 años, desde entonces, es elegido por un periodo de 5 años. También se le confirió el poder ejecutivo, lo cual era un deseo expresado por el general de Gaulle para la redacción de la Constitución de la Cuarta República.

El texto votado en 1958 introdujo una novedad en el modo de elección del presidente de la República, antes elegido por sesión conjunta de la Asamblea Nacional y del Senado. El recuerdo de las tediosas elecciones presidenciales de Francia de 1953, en la que hicieron falta trece escrutinios para que los diputados y senadores se pusieran de acuerdo en elegir a René Coty, estaba todavía en la memoria. La nueva Constitución confió la misión de elegir Presidente a un Colegio de aproximadamente 80.000 grandes electores (diputados, senadores, consejeros generales, alcaldes y delegados de los consejos municipales). Este sistema solo fue usado una vez, el 21 de diciembre de 1958.

En 1962 se convocó un referéndum para modificar de nuevo el sistema de elección del Presidente de la República. Se introdujo el principio de elección por sufragio universal directo a dos vueltas; si en una primera convocatoria ningún candidato supera el 50% de los votos, hay una segunda 15 días después en la que solamente compiten los dos candidatos con mayor porcentaje de votos. Este sistema se usó por primera vez en 1965.

Esta elección por sufragio universal directo, acompañado de la aparición del concepto mayoritario, cambiará profundamente el funcionamiento de las instituciones: se verá aparecer los conceptos de «presidencialización del poder» y «cohabitación».

En mayo de 1968, el régimen se paralizó durante varias semanas por una insurrección sin precedentes. Por primera vez en ese siglo una huelga general paralizaba el país entero. El movimiento de mayo de 1968 estuvo fuertemente influido por diferentes corrientes de izquierda radical (maoísmo, trotskismo, consejismo, situacionismo, anarquismo, etc.) que marcaron los años 1970 y dejaron una profunda huella cultural. Estos hechos se inscriben en un movimiento revolucionario internacional que afectó a todos los países occidentales, inspirados por los sucesos en Francia, aunque dentro de esta el mayo de 1968 no llegó a generar una radical transformación política ni causó el fin del régimen gaullista.

En 1986, el presidente socialista, François Mitterrand, tiene que afrontar un Parlamento de derecha. Se niega a dimitir y prefiere constituir un gobierno de cohabitación, cuyo jefe era Jacques Chirac. Esa situación se repite en 1993, siendo esta vez el jefe de Gobierno Édouard Balladur, otro derechista. En 1997, el nuevo presidente Jacques Chirac, elegido en 1995, tiene también que afrontar una nueva cohabitación, esta vez de cinco años. El jefe del Gobierno socialista era Lionel Jospin.

Desde 1984, el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen empezó a señalarse en la política francesa. La extrema derecha obtuvo el 20% de los votos en la primera ronda de las elecciones presidenciales de 2002. Al mismo tiempo, el electorado del Partido Comunista obtiene alrededor de un 5% de los votos, siendo superado por los pequeños partidos trotskistas (Lucha Obrera, LCR, Partido de los Trabajadores) que reunieron conjuntamente el 10% de los votos en 2002, impidiendo así que el candidato del Partido Socialista, Lionel Jospin, llegara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. La reacción ante el ascenso del Frente Nacional fue la abrumadora mayoría que obtuvo Jacques Chirac en la segunda vuelta.

Desde 1995, la actualidad francesa ha estado marcada también por numerosos movimientos sociales. Ya en enero de 1987, la red de la SNCF estuvo paralizada durante un mes por una huelga de ferroviarios que incluso desbordó a los sindicatos. Otros gremios se movilizaron también desde 1981: las siderúrgicas (1982-1984), los fabricantes de automóviles (1983), los estudiantes (1983, 1986, 1990, 1994, 1995, 1999, 2005), los funcionarios (1995), los parados (1997-1998), los inmigrantes ilegales (desde 1996), los profesores (1995, 2003), etc.

Situación actual

Francia es una república democrática con un sistema semipresidencialista. Tras la reforma constitucional de 2000, el presidente de la República es elegido por cinco años mediante sufragio universal directo. El Presidente marca las grandes líneas de la política interior y exterior francesa. Puede disolver la Asamblea Nacional y utilizar, en caso de crisis, poderes excepcionales. También nombra al primer ministro y a los ministros del gabinete, los cuales son responsables políticamente ante la Asamblea Nacional.

El gobierno que estos constituyen define la política interior de Francia y, en caso de que el partido o la coalición que apoya al Presidente, cuente con mayoría parlamentaria, aplicará las orientaciones del jefe de Estado. En caso de cohabitación; es decir, de mayoría en la Asamblea de una formación política opuesta a la del Presidente en ejercicio, el Gobierno constituido tendrá el rol de definir la política general del país mientras que la Jefatura del Estado se encargará de la representación de Francia en el extranjero.

El Parlamento está formado por la Asamblea Nacional, constituida por 577 diputados, y por el Senado, compuesto actualmente por 331 senadores (346 en 2010) elegido por seis años por sufragio indirecto y siendo renovados la mitad cada tres años (a partir de 2010)



La grandeza y el fracaso: De Gaulle y la política

November 8, 2020 
Pablo Pérez López

Son bien conocidas las palabras con que Charles de Gaulle comienza sus Memorias: “Me he hecho siempre cierta idea de Francia”. La historia de su país le impresionaba tanto que su mayor sueño era prestarle algún día “señalados servicios”.

Eligió la carrera de las armas para hacerlo. La Gran Guerra de 1914 pareció ser su ocasión de oro. Le sorprendió como joven capitán, le causó repetidas heridas físicas de las que se restableció y una moral más difícil de sobrellevar: fue hecho prisionero en Verdún, y vivió encerrado los dos últimos años de la guerra. Sus repetidos intentos de fuga terminaron en otras tantas capturas. La manera como el mando francés dirigió la guerra le decepcionó enormemente… Había perdido su gran oportunidad. Rehizo como pudo su carrera, en buena parte a la sombra de Pétain, el héroe de Verdún, que debió defenderle de la mala acogida que los profesores de la Escuela Superior de Guerra depararon a ese oficial engreído que discrepaba de sus doctrinas estratégicas. Escribió historia militar de Francia y, a cuenta de ella, chocó con Pétain.

Convencido de que había que crear un ejército vertebrado por divisiones blindadas, publicó un libro sobre ello. Le hicieron caso en Alemania, pero no en Francia. Buscó influir en política para conseguir que se le escuchara. Hizo su apuesta y cultivó la amistad de Paul Reynaud.

Contaba ya cincuenta años cuando su país entró de nuevo en guerra con la Alemania de Hitler. Francia decidió entonces, tarde y mal, organizar divisiones blindadas y confiar su gobierno a Paul Reynaud que llamó a de Gaulle al gobierno para aplicar sus tesis. Convencido de que la guerra sería larga, cuando el gobierno estaba ya en Burdeos, negoció una estrecha alianza con el Reino Unido para continuar la guerra desde el Imperio. Reynaud lo propuso a su gobierno, que rechazó la medida. Había vuelto a fracasar. Se rebeló ante esa cesión encabezada por Pétain y marchó a Londres para continuar la guerra en nombre de la “Francia libre”.

De paria a héroe nacional

Convenció a Churchill de que era posible, pero no a las autoridades de su país que le privaron de la nacionalidad y le condenaron a muerte. No le importó: a través de un mar de dificultades consiguió que su farol tuviera éxito: Francia terminó la guerra combatiendo entre los vencedores y aspirando a recuperar su grandeza. De Gaulle, de ser un paria, pasó a simbolizar la Resistencia, la reconciliación del país por encima de las heridas de la colaboración, y el rechazo de Vichy.
De vuelta en Francia, al ponerse a hacer política, el héroe de la Liberación se enfrentó a unos partidos que practicaban lo contrario de lo que él entendía por buscar el interés nacional. Defraudado, dimitió esperando que pronto le llamaran de nuevo para remediar tal desastre. En vano: nadie le llamó. Para los políticos, era la vida real lejos de las ensoñaciones de aquel símbolo de la Resistencia, que no entendía la realidad política. Según él, era el triunfo de la mediocridad de unos politicastros, el prólogo de un desastre.
Y el desastre llegó. En 1958, Francia, a causa de Argelia, acabó viviendo una situación de quiebra política y rebelión. De Gaulle maniobró entre bambalinas con suma habilidad, y apareció como la solución a un problema sin salida. Volvió, rediseñó el sistema político y fundó la Vª República que cambió el modelo parlamentarista por uno presidencialista.

La grandeza francesa

La solución del problema argelino le costó el odio de ultranacionalistas que intentaron casi veinte veces terminar con su vida. Mientras tanto, él hacía política para recuperar la grandeza francesa. Esta vez sabía cómo moverse y, durante diez años, desplegó con habilidad todo su talento para convencer desde el poder.

No convenció a todos. En 1968 se enfrentó a una nueva rebelión que le puso en la diana de las críticas. Consiguió dominar la última la tormenta de su vida, y refrendar en las urnas el favor popular. Pero no le gustaba la situación. Convencido de la necesidad de reformas de calado, las propuso en un referéndum y, al perderlo, dimitió.

“No hay política que valga fuera de las realidades”

Nunca dejó de pensar que “no hay política que valga fuera de las realidades”, y también que “Francia no puede ser Francia sin grandeza”. Podría parecer una contradicción, pero no hay tal: “En la ladera sobre la que se encuentra Francia —escribió— todos la animan a que baje mientras yo no ceso de tirar de ella hacia arriba”.
Vale como resumen de qué entendió por hacer política con la grandeza como horizonte. Al final, ese fue el señalado servicio prestado a su país. Ese afán de aspirar a algo grande, de huir de la mediocridad, es la causa de que se le recuerde con asombro.

Como anotó de joven en su agenda: “Ta pathemata, mathemata”, aprendemos con nuestros sufrimientos. Y la política no es una excepción. Es necesario fracasar para hacer realidad un gran sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario